Rezamos con La Liturgia de las Horas
Visperas
Oración de la tarde
Dios mío, ven en mi auxilio
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: Te Bendecimos, Cristo, en esta noche
Te bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor del Espíritu Paráclito;
te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria
y libras nuestras almas de tinieblas.
A la noche y al día has ordenado
que se releven siempre en paz fraterna;
la noche compasiva pone término
a nuestras aflicciones y tareas,
y, para comenzar el nuevo surco,
el día alegremente nos despierta.
Da un sueño muy ligero a nuestros párpados,
para que nuestra voz no permanezca
muda por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos se mantenga en vela
toda tu creación, cantando salmos
en compañía de la turba angélica.
Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu cante a su manera:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en el día sin noche donde reinan;
al Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por edades y edades sempiternas.» Amén
.
Salmo 138
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Todo fue creado por él y para él.
Lectura 1Jn 2, 3-6
Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo si guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, miente; y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra posee el perfecto amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que está siempre en él debe andar de continuo como él anduvo.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
A las sombras de tus alas escóndenos.
Como a las niñas de tus ojos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.
Cántico de María. Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes
.
Oremos
Invoquemos a Dios, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle:
Que se alegren los que se acogen a ti, Señor.
Acuérdate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo;
haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.
Tú que constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores de tus misterios,
concédeles un corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa.
Tú que desde el principio creaste hombre y mujer,
guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor.
Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos,
sigan con fidelidad a tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores,
Concede a todos los difuntos el perdón de sus faltas.
Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:
Padre nuestro...
Oracion
Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Amén.
Amigos el Arca de Oracion por los sacerdotes y las Almas Consagradas los invita a ser difusores y a unirse en oracion y Mision junto a La Santisima Virgen Maria Madre de las ALmas Consagradas.. en Argentina ya hace varios años la Madre Camina en especial con el Movimiento Mariano Arcas Sagrados Corazones y otros grupos de difusores en Tucuman, Rosario, y Capital Federal.
Ayudemos a La Madre a llegar a mas lugares,, desde aqui compartiremos sus mensajes y rezaremos por la Mision de Maria, que nos pide especialmente rezar por los sacerdotes y las almas consagradas del mundo entero. Gracias por visitar y rezar en este humilde sitio,, Dios te Bendiga!!!!
Octava aparición de la Santísima Virgen.
Individual para la H. Mary Carmen
Este mensaje llega al día siguiente 9 de septiembre de 1993 por intermedio de la hermana Mary Carmen. Su contenido es el que sigue:
Hijitos, hijitas: estoy entre vosotros como Madre de Mis Almas Consagradas.
Os digo: sed templos vivientes, abrid vuestros corazones, recibid a mi pueblo y enseñad a mis más pequeños. Renovad el amor a Dios. Sabed encender sus corazones y llenad su espíritu. Convertios en fieles soldados de Cristo, para que junto a vosotros sean testimonio vivo de su presencia.
HIJOS MIOS: Dios Padre os ha encomendado el tesoro más grande de vuestras vidas: compartir el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo Jesús. Sabed que está vivo y presente. Enseñad a adorar el Sacramento de la Eucaristía: su permanencia en el Sagrario es fuente de vida para quien lo ama, se entrega en oración y comparte con El toda su vida. Donde está el Hijo allí está la Madre.
Debéis continuar en la tierra la obra divina de salvar almas; obra que tendrá mayores frutos si vosotros seguís el camino de la fidelidad y del amor a mi Hijo Jesús.
Mi Hijo Jesús tiene sed de almas y de vuestra generosidad para su salvación.
Orad unidos... orad muy unidos y sed todos uno, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino, unidad indivisible. Orad para que la humanidad se convierta y vuelva su corazón a Dios. Entregaos a la oración. Es el tiempo de Dios y el vuestro, no permitáis que se os interrumpa.
Hijitos, hijitas: ¿por qué dais juicios y señaláis tan ligeramente? No os corresponde a vosotros juzgar a vuestros hermanos sino a Dios. Debéis rechazar de vuestros corazones toda amargura, mezquindad y tristeza.
Llenad este rinconcito con el amor de vuestra Madre y buscad en el prójimo la presencia viva de Dios.
El alma resplandeciente ha conocido la hermosura de Dios y al mismo tiempo que obra se entrega a las gracias, a los méritos y a las virtudes.
Os tengo en mi corazón.
Todos los Martes rezamos por los sacerdotes y las almas consagradas Desde aqui compartiremos nuestros encuentros.. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, Dadnos muchos y santos sacerdotes y haz de nuestras familias semilleros de vocaciones.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
miércoles, 12 de octubre de 2016
"Orad unidos... orad muy unidos y sed todos uno, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino, unidad indivisible. Orad para que la humanidad se convierta y vuelva su corazón a Dios. Entregaos a la oración. Es el tiempo de Dios y el vuestro, no permitáis que se os interrumpa. "
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