A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

sábado, 19 de abril de 2014

.."Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús..."















Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, dicho esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20,19-21).



Jesucristo, el Señor, nos acoge siempre con inmensa misericordia, e intercede por nosotros ante el Padre. Dirijámosle nuestra oración con confianza.

-Para que disipe todos los miedos de su Iglesia y le otorgue la valentía de predicar en todo el mundo la Buena Nueva.

-Para que ilumine a los gobernantes, y los empuje a buscar siempre soluciones que lleven a la paz y a la justicia.

-Para que los que buscan la luz de la fe, la encuentren en Jesús resucitado y en el testimonio de sus discípulos.

-Para que todos los que celebramos con gozo la Pascual del Señor, seamos testigos de su presencia, amor y misericordia, entre nosotros.



Oración: Acoge, Señor Jesús, las plegarias que te dirigimos quienes hemos recibido el don de la fe y hemos sido objeto de tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.





EL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS Y LA PAZ
Benedicto XVI, del Regina Caeli


Queridos hermanos y hermanas:


Este domingo concluye la semana o, más precisamente, la «octava» de Pascua, que la liturgia considera como un único día: «Este es el día en que actuó el Señor». No es un tiempo cronológico, sino espiritual, que Dios abrió en el entramado de los días cuando resucitó a Cristo de entre los muertos. El Espíritu Creador, al infundir la vida nueva y eterna en el cuerpo sepultado de Jesús de Nazaret, llevó a la perfección la obra de la creación, dando origen a una «primicia»: primicia de una humanidad nueva que es, al mismo tiempo, primicia de un nuevo mundo y de una nueva era.
Esta renovación del mundo se puede resumir en una frase: la que Jesús resucitado pronunció como saludo y sobre todo como anuncio de su victoria a los discípulos: «Paz a vosotros». La paz es el don que Cristo ha dejado a sus amigos como bendición destinada a todos los hombres y a todos los pueblos. No la paz según la mentalidad del «mundo», como equilibrio de fuerzas, sino una realidad nueva, fruto del amor de Dios, de su misericordia. Es la paz que Jesucristo adquirió al precio de su sangre y que comunica a los que confían en él. «Jesús, confío en ti»: en estas palabras se resume la fe del cristiano, que es fe en la omnipotencia del amor misericordioso de Dios.La comunión de los primeros cristianos tenía como verdadero centro y fundamento a Cristo resucitado. En efecto, el Evangelio narra que, en el momento de la Pasión, cuando el Maestro divino fue arrestado y condenado a muerte, los discípulos se dispersaron. 

Sólo María y las mujeres, con el apóstol san Juan, permanecieron juntos y lo siguieron hasta el Calvario. Una vez resucitado, Jesús dio a los suyos una nueva unidad, más fuerte que antes, invencible, porque no se fundaba en los recursos humanos sino en la misericordia divina, gracias a la cual todos se sentían amados y perdonados por él.
Como sucedió con la primera comunidad, María nos acompaña en la vida de cada día. Nosotros la invocamos como «Reina del cielo», sabiendo que su realeza es como la de su Hijo: toda amor, y amor misericordioso. Os pido que le encomendéis a ella mi servicio a la Iglesia, a la vez que con confianza le decimos: Mater misericordiae, ora pro nobis.:


Fuente: Franciscanos.org

Oremos

REGINA COELI


V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya.

R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.

V. Ha resucitado, según predijo; aleluya.

R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya.

V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.

R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.

Oración
Oh Dios que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

R. Amén


DEVOCIÓN A SAN JOSÉ, PATRONO DE LA MISERICORDIA

Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de Mi misericordia. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi misericordia. Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión (1209-1229).

Cuadro de
          Jesús Misericordioso

1. Dia Viernes Santo
 Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que Me sume la pérdida de las almas.

Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor, que Te une al Padre y al Espíritu Santo.

Oh omnipotencia de la Divina Misericordia, salvación del hombre pecador,
Tú eres la misericordia y un mar de compasión, ayudas a quien Te ruega con humildad.

Padre eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por Su dolorosa Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos su omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.

2. Dia Sabado de Gloria
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que quienes nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

La fuente del amor de Dios, vive en los corazones limpios, purificados en el mar de misericordia, resplandecientes como las estrellas, claros como la aurora.

Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

3.Dia Domingo de Pascua (Resurreccion del Señor)

Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de la amargura.

Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de Tu misericordia concedas a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial.

Son impenetrables las maravillas de la misericordia, no alcanza sondearlas ni el pecador ni el justo, Miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por Su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


Fuente: Iesvs.org

"El alma cristiana no deja pasar un solo día sin meditar la pasión de Jesucristo." (Santo Padre Pio de Pietrelcina)




domingo, 13 de abril de 2014

¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel! ¡Hosanna en el cielo!



 Desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con obras de penitencia y caridad. Hoy, cercana ya la noche de Pascua, en comunión con toda la Iglesia, nos reunimos para iniciar la celebración de los misterios de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. 
Acompañemos con fe y devoción a nuestro Salvador en su entrada a la ciudad santa, para que participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en la Resurrección.


Salmo 21

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme se burlan de mí, hacen muecas, mueven la cabeza: "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere".
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Me acorrala una jauría de perros, me rodea una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo; témanlo, linaje de Israel. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado



Evangelio

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 1-11

Gloria a ti, Señor.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles:
"Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolverá".
Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: "Díganle a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo".
Fueron, pues, los discípulos e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban:
"¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!"
Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían:
"¿Quién es éste?"
Y la gente respondía:
"Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Dios todopoderoso y eterno, que enviaste a tu Hijo al mundo, para que, con su pasión, destruyese el pecado y la muerte y, con su resurrección, nos devolviese la vida y la felicidad, escucha las oraciones de tu pueblo y haz que podamos gozar de los frutos de la cruz gloriosa de Jesucristo.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.



Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por nosotros.

-Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, derrama el fuego de tu Espíritu sobre los cristianos, llamados a ser testigos de tu resurrección.

-Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza, y toda la tierra se llene del conocimiento de tu gloria.

-Consérvanos, Señor Jesús, en la unidad y comunión de tu Iglesia para que el mundo crea que el Padre te ha enviado.

-Tú, que has vencido la muerte, destruye en nosotros el poder del mal, y sana las heridas que el enemigo o nosotros mismos nos hemos causado.

Oración: Señor Jesucristo, que has manifestado tu gloria a todas las naciones, vela solícito por la obra de tu amor, para que la Iglesia persevere en la confesión de tu nombre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.Amén.


Hoy es Domingo de Ramos porque celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Pero entra como un rey humilde, pacífico y manso.¡Éste es Jesús, nuestro Rey, el Rey de la paz y del amor verdadero, el que entra hoy triunfante a Jerusalén!
Pero también hoy es Domingo de "Pasión" porque iniciamos esta semana de dolor, que culminará en la Cruz. Por eso en el Evangelio de la Misa de este día se proclama toda la pasión del Señor. Sólo ocurre esto dos días en todo el año: hoy y el Viernes Santo. Pero la muerte de Cristo en el Calvario no es una derrota, sino el triunfo más rotundo y definitivo de Nuestro Señor sobre los poderes del mal, del pecado y de Satanás.

Estos días santos son, pues, para acompañar a Cristo en los sufrimientos de su Pasión y en su camino al Calvario: para unirnos a Él a través de la oración, los sacramentos, la caridad, el apostolado y las obras buenas.


En este tiempo acompañemos a Maria Santisima y meditemos los dolores uniendonos en oracion. Dios te Bendiga!