A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 29 de agosto de 2017

Oración de san Francisco ante el Crucifijo de San Damián: -Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.

HOY REZO DEL SANTO ROSARIO 13HS
CAPILLA DEL SANTISIMO
 // PARROQUIA SANTO TOMAS MORO

Evangelio
según san Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía:

"No está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano".
Por eso Herodes lo mandó encarcelar.
Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños la hija Herodías bailó durante la fiesta y su baile le gustó a mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven:
"Pídeme lo que quieras y yo te lo daré".
Y le juró varias veces:
"Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó:
"La cabeza de Juan el Bautista".
Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo:
"Quiero que me des ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue,
lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, lo discípulos de Juan fueron a buscar el cadáver y lo sepultaron.

Palabra del Señor



 

Salmo 70

Proclamaré, Señor, tu misericordia.

A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ayúdame y defiéndeme, escucha mi oración y ponme a salvo.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Sé para mí, refugio y salvación, pues eres tú mi roca y mi baluarte; del poder del inicuo y del violento, ven, Dios mío, a librarme.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Desde mi juventud, Señor, mi esperanza tú fuiste; desde antes de nacer me apoyé en ti y tú me protegiste.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia






Acudamos confiadamente a Cristo, que envió a su precursor delante de él a preparar sus caminos.

-Tú que hiciste que Juan saltara de gozo en el vientre de Isabel, haz que nos alegremos siempre de tu presencia en este mundo.

-Tú que, por las palabras y las obras del Bautista, nos has señalado el camino de la penitencia, convierte nuestros corazones a la observancia de los mandamientos de tu reino.

-Tú que quisiste ser anunciado por boca de hombre, envía al mundo entero heraldos de tu Evangelio.

-Tú que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para que se cumpliera todo lo que Dios quería, haz que nos esforcemos en el cumplimiento de tu voluntad.

-Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia, haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad



Oración: Señor Jesús, concédenos, por intercesión de san Juan Bautista, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros por la confesión de nuestra fe. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA. Celebramos hoy el martirio, por degollación, de san Juan, el precursor del Señor, que le preparó el camino, lo anunció y señaló, lo bautizó, y luego fue mártir de la verdad y la justicia. Los evangelios nos dicen que Herodes Antipas encarceló a Juan en la fortaleza de Maqueronte porque lo acusaba de vivir con Herodías, mujer de su hermano Felipe. En la fiesta de su cumpleaños, le gustó tanto a Herodes el baile de Salomé, hija de Herodías, que prometió darle lo que le pidiera. La joven, instigada por su madre, pidió la cabeza del Bautista, y Herodes, aunque a disgusto, mandó que lo decapitaran en la cárcel y le entregaran la cabeza en una bandeja a la joven, la cual se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.- Oración: Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén



SANTA MARÍA DE LA CRUZ (JUANA) JUGAN. Nació en Cancale (Bretaña, Francia) el año 1792. Aprendió a leer y a escribir gracias a las Terciarias Eudistas. De jovencita guardaba el ganado y ayudaba a su madre viuda en las tareas domésticas. Diversas circunstancias la acercaron al mundo de los pobres, enfermos y desamparados y, al ser ella misma pobre, percibía la humillación que sentían los pobres a los que «asistía». En 1841 alquiló un local en el que acogió a doce ancianas. En 1842 adquirió un antiguo convento en ruinas, donde muy pronto albergaría a cuarenta ancianos. Para hacer frente al problema económico salió a la calle a mendigar para los pobres. Con las compañeras que se le unieron fundó la Congregación de las Hermanitas de los Pobres. Por incomprensiones, en 1843 fue apartada del gobierno general y dedicada a buscar limosnas para el Instituto, y a partir de 1852 vivió retirada y hasta desconocida en la casa-madre, La Tour St. Joseph, cerca de Rennes, donde murió el 29 de agosto de 1879. Fue canonizada el año 2009



SANTA TERESA DE JESÚS JORNET IBARS. Fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, y Patrona de la Ancianidad. Nació en Aytona (Lérida, España) el año 1843 de familia labradora; era sobrina del beato Francisco Palau. Recibió una buena formación, estudió magisterio y lo ejerció en Argensola. Su tío la invitó a entrar en la congregación por él fundada, pero ella prefirió ingresar, en 1868, en las clarisas de Briviesca (Burgos); por falta de salud tuvo que dejar el noviciado y renunciar al magisterio. Colaboró en varias organizaciones de la Iglesia que atendían a los ancianos pobres, y en torno a ella se formó un grupo de jóvenes que con el tiempo se transformó en su Congregación, admirable por su dedicación a los ancianos desamparados. La obra empezó en Barbastro y la casa-madre está en Valencia. Tuvo que superar numerosas dificultades, pero consolidó su fundación, formó aspirantes y novicias, y las fundaciones se multiplican por España y América. Murió en Liria (Valencia) el 26 de agosto de 1897.- Oración: Oh Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos, concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo, para ser testimonios de su amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 


viernes, 25 de agosto de 2017

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Bendigo al Señor en todo momento.



Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió:
"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu próximo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".

Palabra del Señor.
Gloria, a ti señor.
 

salmo 145


Alabaré al Señor toda mi vida.

 
Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra.
Alabaré al Señor toda mi vida.


El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
Alabaré al Señor toda mi vida.


Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
Alabaré al Señor toda mi vida.


A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
Alabaré al Señor toda mi vida.

Oremos
Señor, tú elegiste entre tus fieles a san José Calasanz, para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo...Amén



Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31; 13, 1-13

Hermanos: Aspiren a los dones de Dios más excelente. Voy a mostrarles el camino mejor de todos. Aunque yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor; no soy más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque yo tuviera el don de profecía y penetrara todos los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque yo repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.
El amor dura por siempre; en cambio, el don de profecía se acabará; el don de lenguas desaparecerá, y el don de ciencia dejará de existir, porque nuestros dones de ciencia y de profecía son imperfectos. Pero, cuando llegue la consumación, todo lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, sentía como niño y pensaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, hice a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo y oscuramente, pero después será cara a cara. Ahora sólo conozco de una manera imperfecta, pero entonces conoceré a Dios como él me conoce a mí. Ahora tenemos estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero el amor es la mayor de las tres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.



Salmo 33

Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.
Bendigo al Señor en todo momento.

Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mi ansias.
Bendigo al Señor en todo momento.
Contémplenlo y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.
Bendigo al Señor en todo momento 

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gusten qué bueno es el Señor, dichoso el que acoge a él. 
 Bendigo al Señor en todo momento 

Todos sus santos teman al Señor, porque nada les falta a los que lo temen; los ricos empobrecen y pasan hombre, los que buscan al Señor no carecen de nada. 
Bendigo al Señor en todo momento.




Presentemos a Dios Padre nuestras oraciones y súplicas en favor de todos los hombres.

-Por cuantos en la Iglesia tienen la misión de enseñar y educar: para que sean colmados de la sabiduría y de la luz del Espíritu Santo.

-Por los educadores, los maestros, los profesores: para que den a sus alumnos una formación humana y cristiana integral.

-Por los escritores y por los que enseñan a través de los medios de comunicación social: para que sirvan a la verdad, la justicia, el bien y la dignidad de los hombres.

-Por todos los cristianos: para que seamos testigos de humanidad y fraternidad en nuestras relaciones y convivencia.

Oración: Escucha, Padre, nuestra oración y envía tu Espíritu a nuestras mentes y a nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén







SAN JOSÉ DE CALASANZ.
 Nació de familia noble en Peralta de la Sal, provincia de Huesca en España, el año 1557. Hizo estudios medios y superiores en varios centros y, madurada su vocación, se ordenó de sacerdote en 1583. Estuvo sucesivamente al servicio de los obispos de Barbastro y Lérida y del cabildo de Urgel. El año 1592 marchó a Roma, donde se dedicó a instruir a los niños pobres y abandonados del Trastévere. En 1617 fundó la Congregación Paulina de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que Gregorio XV elevó a Orden Religiosa en 1621 con el nombre actual de Orden de las Escuelas Pías (Escolapios), para la formación de los niños y de los jóvenes en el amor y la sabiduría del Evangelio. Proclamó el derecho a la educación de todos los niños y luchó por ella, siendo perseguido por este motivo y teniendo que sufrir mucho, hasta las calumnias de los envidiosos. Murió en Roma el 25 de agosto de 1648. En 1948 el papa Pío XII lo declaró «Patrono universal de todas las escuelas populares cristianas del mundo».-  
Oración: Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a san José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños, concédenos, te rogamos, imitar en su servicio a la verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén






PROCUREMOS VIVIR UNIDOS A CRISTO Y AGRADARLE SÓLO A ÉL
De los escritos de san José de Calasanz

Nadie ignora la gran dignidad y mérito que tiene el ministerio de instruir a los niños, principalmente a los pobres, ayudándolos así a conseguir la vida eterna. En efecto, la solicitud por instruirlos, principalmente en la piedad y en la doctrina cristiana, redunda en bien de sus cuerpos y de sus almas, y, por esto, los que a ello se dedican ejercen una función muy parecida a la de sus ángeles custodios.

Además, es una gran ayuda para que los adolescentes, de cualquier género o condición, se aparten del mal y se sientan suavemente atraídos e impulsados a la práctica del bien. La experiencia demuestra que, con esta ayuda, los adolescentes llegan a mejorar de tal modo su conducta, que ya no parecen los mismos de antes. Mientras son adolescentes, son como retoños de plantas que su educador puede inclinar en la dirección que le plazca, mientras que, si se espera a que endurezcan, ya sabemos la gran dificultad o, a veces, la total imposibilidad que supone el doblegarlos.

La adecuada educación de los niños, principalmente de los pobres, no sólo contribuye al aumento de su dignidad humana, sino que es algo que merece la aprobación de todos los miembros de la sociedad civil y cristiana: de los padres, que son los primeros en alegrarse de que sus hijos sean conducidos por el buen camino; de los gobernantes, que obtienen así unos súbditos honrados y unos buenos ciudadanos; y, sobre todo, de la Iglesia, ya que son introducidos de un modo más eficaz en su multiforme manera de vivir y de obrar, como seguidores de Cristo y testigos del Evangelio.

Los que se comprometen a ejercer con la máxima solicitud esta misión educadora han de estar dotados de una gran caridad, de una paciencia sin límites y, sobre todo, de una profunda humildad, para que así sean hallados dignos de que el Señor, si se lo piden con humilde afecto, los haga idóneos cooperadores de la verdad, los fortalezca en el cumplimiento de este nobilísimo oficio y les dé finalmente el premio celestial, según aquellas palabras de la Escritura: Los que enseñaron a muchos la justicia brillarán como tas estrellas, por toda la eternidad.

Todo esto conseguirán más fácilmente si, fieles a su compromiso perpetuo de servicio, procuran vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a él, ya que él ha dicho: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.


Fuente  www.franciscanos.org

BEATA MARÍA DEL TRÁNSITO CABANILLAS



Fundó en Argentina la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, para obras de misericordia y educación de niñas pobres. Nació en la actual Villa Carlos Paz (Córdoba, Argentina) el año 1821. De joven fue a Córdoba a estudiar, y allí desarrolló una gran actividad catequística y caritativa, ingresó en la Tercera Orden de San Francisco y llevó a cabo su fundación. Murió el 25 de agosto de 1885 en San Vicente de Córdoba. «La llama que ardía en su corazón llevó a María del Tránsito a buscar la intimidad con Cristo en la vida contemplativa. Y no se apagó cuando por enfermedad tuvo que abandonar los monasterios en que estuvo, sino que continuó en forma de confianza y abandono en la voluntad de Dios, que siguió buscando incesantemente. El ideal franciscano se manifestó entonces como el verdadero camino que Dios quería para ella y, con la ayuda de sabios directores, emprendió una vida de pobreza, humildad, paciencia y caridad, dando vida a una nueva familia religiosa» (Juan Pablo II).

 Dice san Francisco en su Regla: -Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras, ni juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene. 
En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa (2 R 3,10-13)




lunes, 7 de agosto de 2017



CRISTO HABITE POR LA FE EN NUESTROS CORAZONES
De la carta de san Cayetano a Elisabet Porto
Yo soy pecador y me tengo en muy poca cosa, pero me acojo a los que han servido al Señor con perfección, para que rueguen por ti a Cristo bendito y a su Madre; pero no olvides una cosa: todo lo que los santos hagan por ti de poco serviría sin tu cooperación; antes que nada es asunto tuyo, y, si quieres que Cristo te ame y te ayude, ámalo tú a él y procura someter siempre tu voluntad a la suya, y no tengas la menor duda de que, aunque todos los santos y criaturas te abandonasen, él siempre estará atento a tus necesidades.

Ten por cierto que nosotros somos peregrinos y viajeros en este mundo: nuestra patria es el cielo; el que se engríe se desvía del camino y corre hacia la muerte. Mientras vivimos en este mundo, debemos ganarnos la vida eterna, cosa que no podemos hacer por nosotros solos, ya que la perdimos por el pecado, pero Jesucristo nos la recuperó. Por esto, debemos siempre darle gracias, amarlo, obedecerlo y hacer todo cuanto nos sea posible por estar siempre unidos a él.

Él se nos ha dado en alimento: desdichado el que ignora un don tan grande; se nos ha concedido el poseer a Cristo, Hijo de la Virgen María, y a veces no nos cuidamos de ello; ¡ay de aquel que no se preocupa por recibirlo! Hija mía, el bien que deseo para mí lo pido también para ti; mas para conseguirlo no hay otro camino que rogar con frecuencia a la Virgen María, para que te visite con su excelso Hijo; más aún, que te atrevas a pedirle que te dé a su Hijo, que es el verdadero alimento del alma en el santísimo sacramento del altar. Ella te lo dará de buena gana, y él vendrá a ti, de más buena gana aún, para fortalecerte, a fin de que puedas caminar segura por esta oscura selva, en la que hay muchos enemigos que nos acechan, pero que se mantienen a distancia si nos ven protegidos con semejante ayuda.

Hija mía, no recibas a Jesucristo con el fin de utilizarlo según tus criterios, sino que quiero que tú te entregues a él, y que él te reciba, y así él, tu Dios salvador, haga de ti y en ti lo que a él le plazca. Éste es mi deseo, y a esto te exhorto y, en cuanto me es dado, a ello te presiono





SAN CAYETANO DE THIENE.  
Nació en Vicenza (Italia) el año 1480. Estudió derecho en Padua y luego marchó a Roma, donde el papa Julio II lo empleó en la curia como protonotario. Muerto el Papa dejó la corte pontificia y se ordenó de sacerdote en 1516. Volvió a Vicenza, se entregó a las obras de religión y misericordia y reorganizó el Oratorio del Divino Amor. En 1520 pasó a Venecia, donde sirvió a los pobres en un hospital. Para remediar las carencias que observó en parte del clero, fundó en Roma la sociedad de los Clérigos Regulares llamados Teatinos, inspirada en la vida de los Apóstoles, para promover la formación del clero, la predicación, el confesonario, la atención a los pobres y enfermos, especialmente los incurables, la digna celebración del culto divino. La Orden no debía tener bienes ni pedir limosna, confiando en la Providencia. San Cayetano pasó el último período de su vida en Nápoles, donde desarrolló una extraordinaria labor de renovación en el clero, en los religiosos y en el pueblo. Murió 7 de agosto de 1547.- Oración: Señor, Dios nuestro, que concediste a san Cayetano imitar el modo de vivir de los apóstoles, concédenos, por su intercesión y ejemplo, poner en ti nuestra confianza y buscar siempre el reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Oremos a Dios nuestro Padre, en quien tenemos puesta nuestra esperanza.

-Por la Iglesia: para que sea como lámpara encendida en medio de las tinieblas y abra nuevos horizontes de esperanza.

-Por cuantos tienen autoridad en el mundo: para que frenen las ambiciones, pongan fin a las guerras y fomenten la paz y la justicia.

-Por los emigrantes, los enfermos, los marginados y cuantos sufren: para que Dios y los hermanos aviven sus esperanzas.

-Por todos los que hemos sido iluminados con el don de la fe: para que nos mantengamos firmes en la esperanza y ardientes en la caridad.

Oración: Te pedimos, Padre, que no abandones a tus hijos en su debilidad, sino que en su pobreza manifiestes la fuerza de tu poder. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración compuesta por San Cayetano.


"Mirad, oh Señor y Padre Santo, desde vuestro Santuario y lugar excelso donde habitáis en el cielo y fijad vuestra mirada en esta Hostia Santa que os ofrece nuestro gran Pontífice vuestro Hijo Santísimo y Señor nuestro Jesús por los pecados de sus hermanos, y perdonadnos nuestras muchas culpas. He aquí la voz de la sangre de nuestro Hermano Jesús que clame a Vos desde la Cruz. Escuchad, ¡oh Señor!, aplacaos, atended y enviad vuestro socorro; no lo retardéis, Dios mío, por vuestra gran bondad ya que vuestro nombre ha sido invocado sobre nosotros, sobre esta ciudad y sobre todo este pueblo y obrad con nosotros según vuestra misericordia".

Oh Dios!, Protector de los que en Vos confían sin cuyo poder y gracia nada existe de bueno y santo; derramad copiosamente sobre nosotros vuestra misericordia para que, a ejemplo de San Cayetano, usemos de tal modo de los bienes temporales que no perdamos los eternos de la gloria. Os lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo Amén.


Sitio de San Cayetano para rezar y meditar


 

Presentación Tierra de Maria - Juan Manuel Cotelo - Colegio Marin

San Cayetano Pan y Trabajo Hoy rezamos con San Cayetano!!!!

Arca San Juan Pablo II 2017

Gracias Señor!!

INVITACION ESPECIAL


domingo, 6 de agosto de 2017

Que la Virgen María nos ayude a vivir intensamente nuestros momentos de encuentro con el Señor para que podamos seguirlo cada día con alegría. A ella dirigimos nuestra mirada invocándola con la oración del Ángelus.




Evangelio
según san Mateo 17, 1-9


En aquel tiempo, Jesús tomó condigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
"Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía:
"Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puesta mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo:
"Levántense y no teman". Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó.
"No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Salmo 96

Reina el Señor, alégrese la tierra.

Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor que se asienta en la justicia y el derecho.
Reina el Señor, alégrese la tierra.
Los montes se derriten como era ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos.
Reina el Señor, alégrese la tierra.

Tú Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses.
Reina el Señor, alégrese la tierra.




Invoquemos, hermanos y hermanas, a Dios, nuestro Padre, que al revelarnos la gloria de su Hijo amado, nos muestra la esperanza a la que estamos llamados:

Para que Dios conceda a las Iglesias del Oriente que hoy celebran con gran solemnidad la Transfiguración de Jesucristo, encontrar su gozo en el hecho de que la luz de la gloria del Señor resplandezca sobre ellas, roguemos al Señor
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que quienes empiezan a sentirse atraídos por Jesús y su Evangelio, encuentren quién los ayude a transformar la simple admiración en una fe plena en Jesucristo, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios fortalezca a los enfermos, con la esperanza de que su frágil condición será transformada según el modelo de la condición gloriosa de Jesucristo, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Dios de la gloria, que nos llama a vivir en su presencia, nos conceda el espíritu de contemplación y oración, de manera que gustemos ya desde ahora el gozo que nos prepara en el cielo, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos




Escucha nuestra oración, Dios todopoderoso y eterno, e ilumínanos con tu gracia, para que vivamos siempre a la espera de la manifestación de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.Amén.



LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR. 

Esta fiesta celebra el misterio de la vida de Cristo en el que su gloria y divinidad se asoman al tiempo y al mundo, permitiéndonos adivinar su identidad: Dios a la vez que hombre. El hecho nos lo refieren los evangelios. Camino de Jerusalén para sufrir la pasión, Jesús se retiró a un monte alto, el Tabor, con sus discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan, para orar. Allí se transfiguró, y aparecieron Moisés y Elías, personificación de la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento, que hablaban con Jesús de su muerte. Los apóstoles quedaron atónitos. Y oyeron una voz que salía de la nube que los envolvía: «Éste es mi Hijo, el amado, el predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». La gloria de la divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles para que lo escuchen.- 
Oración: Oh Dios, que en la gloriosa transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


  
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN. 

Murió el 6 de agosto y su memoria se celebra el 8 del mismo mes. Nació en Caleruega (Burgos, España) hacia el año 1171. Estudió teología en Palencia. Como sacerdote y canónigo de la diócesis de Osma, acompañó a su obispo al norte de Europa, y en aquellos viajes conoció los graves problemas de la Iglesia, los estragos que hacían las herejías, en particular la albigense en el sur de Francia, la deficiente preparación del clero, la vida poco ejemplar de clérigos y laicos. Consciente de la situación, se entregó a la predicación, y para dar mayor alcance a su tarea evangelizadora fundó, con los compañeros que se le adhirieron, la Orden de Predicadores o de los Dominicos, cuya influencia fue enorme en el siglo XIII y lo ha seguido siendo. Adoptó la Regla de San Agustín a la que se añadieron las Constituciones propias. La tradición ha unido en fraterno abrazo a santo Domingo y a san Francisco, símbolo de la comunión de sus dos familias al servicio de la Iglesia. Murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221 y fue canonizado en 1234.- 
 Oración : Te pedimos, Señor, que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu palabra, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda también con bondad por nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén




Señor Jesús, tú guías sabiamente
la historia de tu Iglesia y de las naciones,
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén.

Autor: Padre Ignacio Larrañaga


TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Benedicto XVI, Ángelus del 6-VIII-06 y del 28-II-10

Queridos hermanos y hermanas:

El evangelista san Marcos refiere que Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, «como no puede dejarlos ningún batanero del mundo»
(cf. Mc 9,2-10). La liturgia nos invita hoy a fijar nuestra mirada en este misterio de luz. En el rostro transfigurado de Jesús brilla un rayo de la luz divina que él tenía en su interior. Esta misma luz resplandecerá en el rostro de Cristo el día de la Resurrección. En este sentido, la Transfiguración es como una anticipación del misterio pascual.

La Transfiguración nos invita a abrir los ojos del corazón al misterio de la luz de Dios presente en toda la historia de la salvación. Ya al inicio de la creación el Todopoderoso dice: «Fiat lux», «Haya luz»
(Gn 1,3), y la luz se separó de la oscuridad. Al igual que las demás criaturas, la luz es un signo que revela algo de Dios: es como el reflejo de su gloria, que acompaña sus manifestaciones. Cuando Dios se presenta, «su fulgor es como la luz, salen rayos de sus manos» (Ha 3,4). La luz -se dice en los Salmos- es el manto con que Dios se envuelve (cf. Sal 104,2). En el libro de la Sabiduría el simbolismo de la luz se utiliza para describir la esencia misma de Dios: la sabiduría, efusión de la gloria de Dios, es «un reflejo de la luz eterna», superior a toda luz creada (cf. Sb 7,27.29s). En el Nuevo Testamento es Cristo quien constituye la plena manifestación de la luz de Dios. Su resurrección ha derrotado para siempre el poder de las tinieblas del mal. Con Cristo resucitado triunfan la verdad y el amor sobre la mentira y el pecado. En él la luz de Dios ilumina ya definitivamente la vida de los hombres y el camino de la historia. «Yo soy la luz del mundo -afirma en el Evangelio-; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12).

San Lucas no habla de Transfiguración, pero describe todo lo que pasó a través de dos elementos: el rostro de Jesús que cambia y su vestido que se vuelve blanco y resplandeciente, en presencia de Moisés y Elías, símbolo de la Ley y los Profetas. A los tres discípulos que asisten a la escena les dominaba el sueño: es la actitud de quien, aun siendo espectador de los prodigios divinos, no comprende. Sólo la lucha contra el sopor que los asalta permite a Pedro, Santiago y Juan «ver» la gloria de Jesús. Entonces el ritmo se acelera: mientras Moisés y Elías se separan del Maestro, Pedro habla y, mientras está hablando, una nube lo cubre a él y a los otros discípulos con su sombra; es una nube, que, mientras cubre, revela la gloria de Dios, como sucedió para el pueblo que peregrinaba en el desierto. Los ojos ya no pueden ver, pero los oídos pueden oír la voz que sale de la nube: «Este es mi Hijo, el elegido; escuchadle»
(Lc 9,35).

Los discípulos ya no están frente a un rostro transfigurado, ni ante un vestido blanco, ni ante una nube que revela la presencia divina. Ante sus ojos está «Jesús solo»
(Lc 9,36). Jesús está solo ante su Padre, mientras reza, pero, al mismo tiempo, «Jesús solo» es todo lo que se les da a los discípulos y a la Iglesia de todos los tiempos: es lo que debe bastar en el camino. Él es la única voz que se debe escuchar, el único a quien es preciso seguir, él, que subiendo hacia Jerusalén, dará la vida y un día «transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo» (Flp 3,21).
«Maestro, qué bien se está aquí»
(Lc 9,33): es la expresión de éxtasis de Pedro, que a menudo se parece a nuestro deseo respecto de los consuelos del Señor. Pero la Transfiguración nos recuerda que las alegrías sembradas por Dios en la vida no son puntos de llegada, sino luces que él nos da en la peregrinación terrena, para que «Jesús solo» sea nuestra ley y su Palabra sea el criterio que guíe nuestra existencia.

Que la Virgen María nos ayude a vivir intensamente nuestros momentos de encuentro con el Señor para que podamos seguirlo cada día con alegría. A ella dirigimos nuestra mirada invocándola con la oración del Ángelus.
Franciscanos.org



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