A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 15 de septiembre de 2020

Señor Jesús, te damos gracias porque nos has dado a María como madre; santifícanos por su intercesión.

            



Evangelio según san Juan 19, 25-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "
"Mujer, ahí está tu hijo".
Luego dijo al discípulo: "
"Ahí está tu madre".
Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Salmo 30

Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.

A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado; Señor, tú que eres justo, ponme a salvo.
Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.

Ven a rescatarme sin retardo, sé tú mi fortaleza y mi refugio. Pues eres mi refugio y fortaleza, por tu nombre, Señor, guía mis pasos.
Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.

Sácame de la red que me han tendido, pues eres tú mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu y tu lealtad me librará, Dios mío.
Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.

Pero yo en ti confío; "tú eres mi Dios", Señor, siempre te digo; mi suerte está en tus manos, líbrame del poder de mi enemigo que viene tras mis pasos.
Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.

Qué grande es la bondad que has reservado, Señor, para tus fieles. Con quien se acoge a ti, Señor, y a la vista de todos, ¡qué bueno eres!
Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.





Invoquemos a Dios Padre, por intercesión de María, imagen de lo que el hombre puede llegar a ser cuando se abre a la palabra de Dios.

Para que el pueblo santo de Dios sea testigo de la fe ante el mundo como María, que cooperó de modo especial a la obra de la redención.

Para que nuestros pastores, imitando a la Virgen fiel, precedan y guíen al pueblo en la fidelidad a Cristo y lleven a los pobres el Evangelio.

Para que todos los que se entregan al servicio de los demás sean imagen de la solicitud de Cristo y de María por los hermanos.

Para que los padres de familia, a ejemplo de María que acompañó a Jesús hasta la cruz, sepan vivir en la realidad cotidiana la luz y la esperanza de la fe.

Para que todos los creyentes, que invocamos a María como vida, dulzura y esperanza nuestra, recibamos de ella la perseverancia hasta el encuentro definitivo con su Hijo.

Oración:
Señor Dios, que has hecho de la Virgen María la colaboradora generosa del Redentor, concédenos también a nosotros adherirnos a Cristo para colaborar a la salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Después de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, la Iglesia ha venido celebrando la participación de María en la pasión de su Hijo. En la actualidad, lo que celebramos es sobre todo el dolor de María en sentido global al compartir tan de cerca la suerte de Cristo. Tiempo hubo en que la mirada se centraba principalmente en la compasión de María al pie de la cruz, la Dolorosa, la Piedad. Esta visión se fue ampliando hasta abarcar los siete dolores de la Virgen o las siete espadas clavadas en su corazón: la espada de dolor anunciada por el anciano Simeón, la huida a Egipto, la pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo, el camino del calvario, la crucifixión, el descendimiento de la cruz y la sepultura de Cristo y soledad de su Madre. Refiriéndose a esta celebración, escribía Pablo VI que es «ocasión propicia para revivir un momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar junto con el Hijo exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su dolor».
Oración: Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Decía san Francisco a los sacerdotes: -Oídme, hermanos míos: si la bienaventurada Virgen es tan honrada, como es digno, porque llevó al Señor en su santísimo seno; si el Bautista se estremeció y no se atrevía a tocar la cabeza santa de Dios; si el sepulcro, en el que yació por algún tiempo, es venerado, ¡cuán santo, justo y digno debe ser quien toca con sus manos, toma en su corazón y en su boca y da a los demás para que lo tomen, al que ya no ha de morir, sino que ha de vivir eternamente y ha sido glorificado! (CtaO 21-22).

franciscanos.org


Invoquemos a Dios Padre, que eligió a María para madre de su Hijo Unigénito.

-Señor Dios, tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo, otórganos por intercesión de la Virgen los frutos de este Espíritu.

-María meditaba tus palabras, guardándolas en su corazón; haz que también nosotros las acojamos, guardemos y meditemos.

-Señor Jesús, te damos gracias porque nos has dado a María como madre; santifícanos por su intercesión.

-Tú que diste a María fuerza para permanecer al pie de la cruz, confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza.

Oremos Junto a Maria por
Los Sacerdotes del mundo entero
por las almas consagradas
por las congregaciones religiosas
por las congregaciones de sacerdotes 
por abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas
por los enfermos y afligidos
por la union de todos 
por paz a las naciones
por misericordia para el mundo entero
por nuestra propia conversion
Oremos Unidos junto a Maria

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Oración: Acoge, Padre, nuestras súplicas y derrama sobre nosotros la fuerza de tu Espíritu para que, siguiendo el ejemplo de María, obedezcamos siempre la voz de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.







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