A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 22 de septiembre de 2020

A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor.




Evangelio según san Lucas 8, 19-21

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no pudieron llegar hasta él a causa del gentío. Entonces le avisaron:
"Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte".
El les respondió:
"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Lectura del libro de los Proverbios 21, 1-6.10-13

El corazón del rey es arroyo de agua en manos del Señor: él lo dirige a donde quiere. Al hombre le parece siempre bueno todo lo que hace, pero es el Señor quien juzga las intenciones. Proceder con rectitud y con justicia es más grato al Señor que los sacrificios. Ojos altaneros, corazón arrogante y luz del malvado, todo es pecado. Los proyectos del diligente traen ganancia, los del perezoso traen pobreza. Tesoros ganados con mentira se deshacen como el humo y llevan a la muerte. El malvado busca siempre el mal, nunca se apiada de su prójimo. Cuando se castiga al arrogante, el sencillo aprende; cuando se instruye al sabio, crece su ciencia. El justo observa el proceder de los malvados y ve cómo se precipitan en la desgracia. Quien cierra los oídos a las súplicas del pobre, no será escuchado cuando clame.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo 118

Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad.

Dichoso el hombre de conducta intachable que cumple la ley del Señor. Dame nueva luz para conocer tu ley y para meditar las maravillas de tu amor.
Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad.

He escogido el camino de la lealtad a tu voluntad y a tus mandamientos. Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón.
Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad.

Guíame por la senda de tu ley, que es lo que quiero. Cumpliré tu voluntad sin cesar y para siempre.
Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad.



Oremos a Dios Padre, que entregó a Jesucristo, su Hijo, el poder, el honor y el reino.

-Por la Iglesia: para que sea testigo de la verdad de Cristo y conciencia de la humanidad que camina hacia la plenitud del reino de Dios.

-Por todos los pueblos: para que no caigan en la tentación del endiosamiento, de la exclusión de los demás y de la prepotencia.

-Por los gobernantes de todas las naciones: para que, trabajando por la paz, fruto de la justicia, colaboren en la realización del reino de Dios.

-Por nosotros, que confesamos a Cristo, Señor: para que realicemos la verdad de Cristo en el amor fraterno.

Oración: Escucha, Señor, las súplicas que te dirigimos confiados en la mediación de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

SAN IGNACIO DE SANTHIÀ . Nació en Santhià, pueblo de la provincia de Vercelli en el Piamonte italiano, el año 1686. De joven entró en el seminario, cursó la carrera eclesiástica y recibió la ordenación sacerdotal en 1710. Más tarde se sintió llamado a la vida religiosa, e ingresó en la Orden Capuchina a la edad de 30 años con la intención de marchar a misiones. Destacó por su celo y asiduidad en la administración del sacramento de la penitencia y en la dirección de las almas, ministerios a los que se consagró durante 25 años, hasta que, por su sabiduría y prudencia, lo nombraron maestro de novicios, oficio que desempeñó 14 años. Además, atendió a los heridos en tiempo de guerra en los hospitales de Asti, Alessandria y Vinovo, y le preocupó siempre enseñar el catecismo a los niños. Murió en Turín, donde había estado muchos años atendiendo tanto a pobres como a grandes personajes, el 22 de septiembre de 1770, y lo canonizó Juan Pablo II el año 2002.

San Pablo, después de recordar a los Corintios la institución de la Eucaristía, les dice: «Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. De modo que quien coma del pan y beba del cáliz del Señor indignamente, es reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Así, pues, que cada cual se examine, y que entonces coma así del pan y beba del cáliz. Porque quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su condenación» (1 Cor 11,26-29).

Oremos


¡Oh Corazón Misericordioso! En tu llaga bendita nos escondemos, descubriendo allí nuestro refugio y descanso... nuestra paz. En el inmenso océano de tu Corazón, nos sumergimos hoy, nosotros pecadores, esperando con confianza el don más hermoso de tu amor por la humanidad: Tu Misericordia”.

“Oh Jesús, tu Corazón traspasado es el océano de infinita Misericordia de donde manan, copiosamente, tu Sangre y Agua. Sangre que libera nuestros pecados, y Agua que purifica y vivifica nuestros corazones. Tú eres la fuente abierta de salvación, en la cual deseamos sumergirnos para ser transformados con el poder redentor de tu Misericordia.

Oh Dios de gran misericordia, bondad infinita, hoy toda la humanidad pide, desde el abismo de su miseria, 
Tu misericordia, Tu compasión, oh Dios; 
y llama con la potente voz de la miseria.
Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. 
Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, 
Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente 
Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente
Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte.
Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida...” Diario, 1570

Oremos Unidos
Jesús misericordiosísimo, te pido por la intercesión de tus santos y, especialmente, por la intercesión de tu amadísima Madre que te crió desde la niñez, bendice a mi Patria. Te ruego, Jesús, no mires nuestros pecados, sino las lágrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que ellos sufren. Jesús, en nombre de estos inocentes, concédeme la gracia que te pido para mi Patria Santa Faustina (286).


Oracion

Por todo el género humano,
especialmente por los pecadores

Misericordiosísimo Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas que salgamos jamás de él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por los méritos de Su Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amen.


ORACIÓN POR LA IGLESIA Y LOS SACERDOTES
¡Oh Jesús! te suplico, concede a tu Iglesia el amor y la luz del Espíritu Santo. Da a tus sacerdotes el amor y la luz de tu Espíritu, que las palabras de los sacerdotes convenzan a los corazones más endurecidos, se arrepientan y vuelvan a ti, oh Señor.
Señor, danos sacerdotes santos; consérvalos tú mismo en la santidad. ¡Oh Divino Sumo Sacerdote, haz que tu Misericordia los asista en cualquier lugar y los defienda contra las insidias y tentaciones que el demonio tiende sin cesar al alma de cada Sacerdote!
Que el poder de la Divina Misericordia, ¡oh buen Salvador! aplaste y aniquile todo aquello que pudiera manchar la santidad de un sacerdote, porque tú lo puedes todo. Te suplico, Jesús que bendigas con una luz especial a los sacerdotes con los que me confesaré a lo largo de mi vida. Amén.
(Diario III, 11)



Salmo 22

El Señor es mi pastor, nada me faltará. El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto.

El Señor es mi pastor, nada me faltará. Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

El Señor es mi pastor, nada me faltará. Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.

El Señor es mi pastor, nada me faltará. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Oración para las almas del purgatorio

Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas animas del purgatorio por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amen.

Oremos por los sacerdotes

A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.

OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes (especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo.
Amen.

.



Oremos el Santo Rosario Hoy por los sacerdotes y las almas consagradas 


                                  .

Por las hermanas de Pro Ecclesia Sancta desde la fundación de Chiclayo.


Meditacion de los mensajes de Maria

Te pedimos Señor, que bendigas a los Arzobispos y Obispos Diocesanos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Cardenales.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos Coadjutores.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos Auxiliares.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos eméritos.
Bendícelos Señor.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Obispos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con los dones de Sabiduría y discernimiento, y con la docilidad a tu Santo Espíritu.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Dios te salve María….

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la Misericordia.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la Fortaleza.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Dios te salve María…

Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la alegría.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Dios te salve María…

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, amen.
 
Asi en Oracion con Jesus y Santa Maria sigamos Orando Juntos

“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”

“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados.
Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre.
El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”

Fuente; Santo Rosario por los sacerdotes





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