A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

miércoles, 27 de abril de 2016

"..Llenad vuestras vidas de alegría, humildad y sencillez. Os pido fidelidad a Dios Padre y estad atentos a la gracia. .."



Evangelio
según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. El Padre corta todas las ramas unidas a mí que no dan fruto y poda las que dan fruto, para que den más fruto. Ustedes ya están limpios, gracias a las palabras que les he comunicado. Permanezcan unidos a mí, como yo lo estoy a ustedes. Ninguna rama puede producir fruto por sí misma, sin permanecer unida a la vid, y lo mismo les ocurrirá a ustedes, si no están unidos a mí.
Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto; porque sin mí no pueden hacer nada. El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como las ramas que se secan y luego son amontonadas y arrojadas al fuego para ser quemadas.
Si permanecen unidos a mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo tendrán. Mi Padre recibe gloria cuando producen fruto en abundancia, y se manifiestan como discípulos míos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Samo 121
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Me alegré cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor". Nuestros pies ya pisan tus umbrales, Jerusalén.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Jerusalén está construida como ciudad bien trazada; allá suben las tribus, las tribus del Señor.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

 Para dar gracias al nombre del Señor, según la costumbre de Israel. Porque allí están los tribunales de justicia, en el palacio de David.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.









Oremos a Dios Padre, autor de la vida, que resucitó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos.

-Por la Iglesia: para que, renovándose sin cesar, pueda anunciar al mundo la vida nueva en Cristo resucitado.

-Por los bautizados: para que, despojados del hombre viejo y revestidos del hombre nuevo a imagen de Cristo, aviven la gracia recibida en el bautismo.

-Por cuantos sufren: para que el Señor Jesús encienda en ellos la esperanza de la liberación de todo mal.

-Por todos los cristianos: para que muramos con Cristo y, resucitados, vivamos con él, a quien permanezcamos siempre fieles.

Oración: Protege, Padre, a tu Iglesia con amor paternal, para que, renovada en los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




 Beata Maria Antonia Bandres Y Elosegui
Nació en Tolosa (Guipúzcoa, España) el año 1898, siendo la segunda de los quince hijos que tuvieron el abogado Raimundo Bandrés y Teresa Elósogui. Estudió en el colegio de las Hijas de Jesús. Desde joven fue piadosa y caritativa. Unos ejercicios espirituales en Loyola la decidieron a consagrarse a Dios en la vida religiosa. El 8 de diciembre de 1915 ingresó en el noviciado de las Hijas de Jesús en Salamanca, donde se había educado desde niña. Cumplido el tiempo de prueba, hizo la profesión el 31 de mayo de 1918, y muy poco después se le declaró una grave enfermedad. Ofreció a Dios su vida por la conversión de un familiar suyo, que volvió al buen camino. El médico que la atendía, Dr. Villalobos, salía edificado cada vez que la visitaba, lo que comentaban con su amigo don Miguel de Unamuno. Ambos admiraban la serenidad de la enferma y la trasparencia de su fe en la inmortalidad y la vida eterna. Murió en Salamanca el 27 de abril de 1919. La beatificó Juan Pablo II en 1996.







"...Los pobres fueron sus predilectos: con ellos compartía ya de niña todo cuanto tenía. Lo había aprendido de sus padres, que le enseñaron que el amor a los otros era un deber, aunque ella supo llevar a cabo las obras de misericordia con sencillez y naturalidad para que nadie se sintiera herido. El desprendimiento de sí misma y de las cosas y el más completo abandono en la Providencia divina templaron su fortaleza y su esperanza. Así preparó su alma para ofrecer su vida por alguien a quien amaba y veía lejos de las prácticas de la fe. Su testimonio debe ayudar a las jóvenes y a los jóvenes a descubrir la belleza de la vida consagrada totalmente al Señor, a comprender mejor el sentido de la oración y la fecundidad del sufrimiento, ofrecido a Cristo por amor a los demás..."   DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS PARTICIPANTES EN LA CEREMONIA DE BEATIFICACIÓN
DE LA MADRE CÁNDIDA Y DE SOR MARÍA MARÍA ANTONIA
//Lunes 13 de mayo de 1996





Hoy especialmente oramos con Maria Madre de las Almas Consagradas

 

Mensaje de la Santísima Virgen. (14)

Poco a poco la Santísima Virgen va espaciando sus apariciones, pero no sus mensajes. En esta oportunidad escogió el mediodía, las 12:00 en punto, para que con el rezo del Ángelus hiciera llegar este mensaje el día 10 de abril de 1994, que constituye el número 14 de los que ha dirigido a las almas consagradas, aunque no deja de sugerir algún consejo que resulta válido para todo el que lo reciba.

Estos mensajes eran entregados por la receptora a la superiora, quien a su vez los hacía escribir de alguna manera (en máquina o en computadora) y luego se les sacaba copia y eran enviados, después de haber sido leídos en la casa de Carrizal, a las demás casas de la Congregación y a otras casas de Congregaciones que mantenían el interés por ellos.



El mensaje décimo cuarto









"Hijitos, hijitas:

Os traigo paz y alegría en el nombre de mi Hijo Jesús. Llenad vuestras vidas de alegría, humildad y sencillez. Os pido fidelidad a Dios Padre y estad atentos a la gracia.

Mi Hijo Jesús vive intensamente en vosotros. El Espíritu os guía y sostiene. Vivid en Dios plenamente vuestra consagración: sed obedientes y castos, con la mirada fija en mi amado Hijo Jesús.

HIJITOS, HIJITAS: ORAD, ORAD DE CORA­ZÓN. Hay que devolver a la Iglesia su carácter sagrado. La Iglesia debe acoger a las almas con la ternura y la indulgencia de una madre. Bajo ningún pretexto debe pertenecer al mundo. Lo que viene de Dios siguiendo de Dios; lo que viene del mundo sigue siendo del mundo.

Hijitos míos: pido respeto al sacerdote que es el Ministro de Dios. La falta de respeto al sacerdote es una falta de respeto a mi Hijo Jesús. Sí, hijitos, debéis enseñarlo a mis más pequeños: todos los hombres son iguales ante Dios pero el sacerdote sigue siendo el alma elegida; no la juzguéis, sea como sea, pertenece a Dios hacerlo.

Os pido: orad por ellos. Satanás los persigue de formas insospechadas. Sólo con la oración podréis vencerlo.

Hijitos, hijitas: la pasión de mi amado Hijo Jesús se renueva en vosotros; su dolor se derrite en vues­tros corazones. El amor es vuestra fuerza. Levantad los ojos al cielo, hacia vuestro Dios y vuestro Padre, pedid misericordia. La copa de la amargura rebosa y el amor no puede abrirse camino en este barro de pecado que constituye el mundo enloquecido.

Si pensáis en Dios con fe y le amáis de verdad el mal será vencido.

Os tengo en mi corazón.










Ofrecemos este Santo Rosario por:

- Por la santificación de todos los sacerdotes, diáconos y religiosos.
- Por un aumento en las vocaciones sacerdotes y religiosas.
- Para que siempre sean obedientes a la Madre Iglesia, amando a la Eucaristía, la Liturgia y propagadores de la devoción a María Santísima.



“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”

“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”

Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.” 



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