Todos los Martes rezamos por los sacerdotes y las almas consagradas Desde aqui compartiremos nuestros encuentros.. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, Dadnos muchos y santos sacerdotes y haz de nuestras familias semilleros de vocaciones.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
viernes, 17 de julio de 2015
Que la Virgen María nos proteja siempre, tanto en la misión como en el merecido descanso, para que podamos realizar con alegría y con fruto nuestro trabajo en la viña del Señor. Benedicto XVI, Ángelus del día 8 de julio de 2007
Evangelio según San Mateo 12,1-8.
Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado".
Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,
cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo.
Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes.
Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado".
Palabra del Señor
En la mañana hazme escuchar tu gracia.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.
. Indícame el camino que he de seguir.
Hazme escuchar tu gracia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Lc 1, 68-79
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, confesando que todo bien procede de Él y confiando en su misericordia.
-Padre todopoderoso, haz que florezcan en la tierra la justicia y el amor, y que tu pueblo se alegre en la paz.
-Que todos los pueblos, Señor, por tu gracia y nuestra colaboración, entren a formar parte de tu reino.
-Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia y sean fieles a su mutuo amor.
-Acoge con amor a quienes han muerto víctimas del odio, de la violencia, del terrorismo, de la guerra, y dales el descanso eterno.
Salva, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Te bendecimos, Señor, a ti que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz:
mira con bondad a tu familia santa, redimida con tu sangre.
Tú que prometiste a los que en ti creyeran que manarían de su interior torrentes de agua viva,
derrama tu Espíritu sobre todos los hombres.
Tú que enviaste a los discípulos a predicar el Evangelio,
haz que los cristianos anuncien tu palabra con fidelidad.
A los enfermos y a todos los que has asociado a los sufrimientos de tu pasión,
concédeles fortaleza y paciencia. Oremos
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar al mundo un testimonio creíble de la misión de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Oremos por las intenciones de la Iglesia
Te pedimos Señor, que los jóvenes a quienes estás llamando al sacerdocio o a la vida religiosa sepan discernir correctamente los carismas que les concedes y el seminario o Congregación en el cual tú los quieres.
Te pedimos Señor, que los seminarios y casas de formación sean casas de Nazareth, ámbitos sanos y sanadores.
Te pedimos Señor, que les concedas a los padres de los jóvenes a quienes llamas, la generosidad para acompañar prudentemente a sus hijos en la decisión que tomen.
Te pedimos Señor, que les concedas a quienes estás llamando, un corazón generoso para entregarte todo aquello que aman y que está impidiendo tomar la decisión de entrar al seminario o a la vida religiosa.
Te pedimos Señor, que a semejanza de la Virgen María, les concedas el don del Sí, a quienes hoy estás llamando a tu seguimiento.
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
Ilumina, Señor, nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, reconociéndote como nuestro guía y maestro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Oremos a la Divina Misericordia
Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma; en ti toda mi esperanza.
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