A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

domingo, 5 de mayo de 2013

En que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor, y mi Padre lo amará y vendremos a él. Aleluya.

 Imagen del sitio Ejercicios Espirituales.wordpress.com

 "A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Aparecida 12)

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con amor y alegría la victoria de Cristo resucitado, y que el misterio de su pascua transforme nuestra vida y se manifieste en nuestras obras.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.


Una Lectura..

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4, 7-10)
Queridos hijos:
Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.
El amor consiste en esto:  no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
 
Salmo

Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y rijes en la tierra a las naciones.


Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya. 


Que te alaben, Señor, todos los pueblos que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.

Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.


 En que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor, y mi Padre lo amará y vendremos a él.
Aleluya.



† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"El que me ama cumplirá mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada.
El que no me ama no cumplirá mis palabras, y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy, pero no se la doy como la dan los que son del mundo.
No pierdan la paz ni se acobarden, me han oído decir que me voy, pero volveré a su lado.
Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre:

Oremos a Dios Padre por el Papa, por nuestros obispos y por todos aquéllos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida, roguemos al Señor. Escuchanos, Señor.

Para que el Señor conceda el espíritu de consejo, fortaleza, ciencia y piedad a nuestros obispos y a todos los pastores de la Iglesia, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.


Para que el Señor infunda su Espíritu Santo en los misioneros y haga que su apostolado y testimonio sean verdaderamente evangélicos, y no de sabiduría meramente humana, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.


Para que los cristianos que viven en países de misión den un testimonio verdadero de amor a Jesucristo, se sientan ricos por el conocimiento del Evangelio y no se avergüencen nunca de su pobreza humana, roguemos al Señor. Escúchanos, Señor. 


Para que nosotros y los miembros de nuestra comunidad, consideremos como parte integrante de nuestra fe transmitir la solicitud apostólica de la luz y la alegría del Evangelio al mundo no cristiano, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.



Señor Jesucristo, que conoces lo que hay en el interior de cada mujer y cada hombre, y amas a todos, porque por todos te has entregado; escucha nuestra oración y haz que sean muchos los que tengan un amor tan grande que estén dispuestos, como tú, a entregar la propia vida por los hermanos y para anunciarles el Evangelio de salvación. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



Todo cristiano está llamado a extender el Reino de Cristo, y toda circunstancia es buena para llevarlo a cabo. “Dondequiera que Dios abre una puerta a la palabra para anunciar el misterio de Cristo a todos los hombres, confiada y constantemente hay que anunciar al Dios vivo y a Jesucristo, enviado por Él para salvar a todos”
Trataremos de enseñar, con todos los medios a nuestro alcance, que el motor que mueve nuestra vida es la caridad de Cristo. Todo apostolado llevado a cabo a la sombra de la Cruz es siempre fecundo. 
Sea cual fuere el modo apostólico al que el cristiano se sienta llamado y las circunstancias en las que haya de ejercerlo, la caridad ha de ir siempre por delante. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, había anunciado el Señor.

Del trato habitual con Jesucristo nace el deseo de encontrarnos con Él. La fe lima muchas asperezas de la muerte. El amor al Señor cambia por completo el sentido de ese momento final que llegará para todos. “Los que se quieren, procuran verse. Los enamorados solo tienen ojos para su amor. ¿No es lógico que sea así? El corazón humano siente esos imperativos. Mentiría si negase que me mueve tanto el afán de contemplar la faz de Jesucristo. Vultum tuum, Domine, requiram, buscaré, Señor, tu rostro”.San Josemaría Escrivá

Oracion
 
Oh Dios, que admites a los hombres al incomparable honor de asociarlos a Cristo en la obra de la salvación de las almas, dígnate, te suplicamos, multiplicar entre nosotros las vocaciones y las almas verdaderamente apostólicas. Ensancha tu mirada y dilata nuestros corazones, para que por encima de intereses y ambiciones terrenas, aspiremos a triunfos superiores a los de la fuerza, para contribuir todos de esta manera, según nuestros medios, a la extensión del Reino de Jesucristo. Amén.



Rezamos por los sacerdotes y almas consagradas el santo rosario


"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
de Tu Sagrado Corazón,
atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
Te pedimos que retomes en Tu Corazón
todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
que enciendas de nuevo el deseo de santidad
en los corazones de aquellos sacerdotes
que han caído en la tibieza,
y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
el deseo de una mayor santidad.
Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
en la unidad del Espíritu Santo. Amén." 


 

ORACION POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES
De Santa Teresita del Niño Jesús

OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén


A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.