A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1 Jn 4,16).



Evangelio según san Lucas 5, 1-11

Gloria a ti, Señor.

Jesús estaba en cierta ocasión a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Vio entonces dos barcas junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, que era de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra y, sentado, enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
"Lleva la barca lago adentro y echen las redes para pescar".
Simón replicó:
"Maestro, hemos intentado percar toda la noche y no hemos conseguido nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes".
Así lo hicieron y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
"Apártate de mí, Señor, que soy un pecador".
Porque tanto Pedro como sus compañeros estaban asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; lo mismo Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón:
"No temas: desde ahora serás pescador de hombres".
Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Salmo 23
El Señor bendice a los justos.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan; 

pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
El Señor bendice a los justos.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo?
 El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.
El Señor bendice a los justos.
Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia.
Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
El Señor bendice a los justos.



Salmo 95

Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Canten al Señor un cántico nuevo; cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.
Proclamen día tras día su victoria; cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor; aclamen la gloria y el poder del Señor.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Digan los pueblos: "El Señor es rey; él afianzó el orbe, y no se moverá ; él gobierna a los pueblos rectamente".
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.


SAN GREGORIO I MAGNO,
papa del año 590 al año 604, y doctor de la Iglesia
Nació en Roma hacia el año 540 de la familia senatorial de los Anici. Ya de joven desempeñó cargos públicos, y llegó a ser prefecto de la Urbe. Más tarde, distribuyó su patrimonio a los monasterios y se hizo monje en la abadía benedictina de San Andrés, de la que luego fue abad. El papa Pelagio II lo ordenó de diácono y lo nombró legado pontificio en Constantinopla. El 3 de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la reforma de la sagrada liturgia, en su actividad misionera y evangelizadora entre los pueblos bárbaros, en la consolidación de la fe del pueblo cristiano, en el fomento de la vida monástica. Elaboró el Sacramentario que lleva su nombre y constituye el núcleo fundamental del Misal Romano. Dejó escritas muchas obras de carácter moral y pastoral, homilético y espiritual. Murió el 12 de marzo del año 604. 
Oración: Oh Dios, que cuidas a tu pueblo con misericordia y lo gobiernas con amor, concede el don de sabiduría, por intercesión del papa san Gregorio Magno, a quienes confiaste la misión del gobierno en tu Iglesia, para que el progreso de los fieles sea el gozo eterno de sus pastores. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oremos a la Virgen María para que los pastores de la Iglesia y también los responsables de las instituciones civiles sigan el ejemplo y la enseñanza de san Gregorio Magno



Después de la Última Cena, «Jesús salió y se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: "Orad, para no caer en tentación". Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya"» (Lc 22,39-42)


Oremos a Cristo, nuestro Redentor, que viene cada día a dar la Buena Nueva a los pobres y a los humildes, a los pecadores y a los hombres de buena voluntad.

Manifiéstate, Señor Jesús, a todos los que no te conocen para que también ellos lleguen a gozar de tu salvación.

Que tu nombre, Señor, se manifieste hasta el confín de la tierra y que todos los hombres descubran el camino que conduce a ti.

Tú que viniste por primera vez para salvar al mundo, ven de nuevo para salvar a los que en ti creen y atraer a ti a los que todavía no creen.

Conserva, Señor, y defiende siempre aquella libertad de espíritu que tu venida trajo a los redimidos.

Oración: Dios todopoderoso, te pedimos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas de santa María Virgen, nos haga partícipes de su abundante misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén




SAN FRANCISCO Y LOS SACERDOTES
Del discurso de S. S. Benedicto XVIdurante el encuentro con los jóvenesante la Basílica de Santa María de los Ángeles (17-VI-2007)
A cada uno de nosotros, como a Francisco, nos dice el Crucifijo de San Damián: «Ve y repara mi casa».
Como sabemos, hay muchas maneras de reparar, de edificar, de construir la casa de Dios, la Iglesia. Se edifica con las diferentes vocaciones, desde la laical y familiar hasta la vida de especial consagración y la vocación sacerdotal.

En este punto, quiero decir algo precisamente sobre esta última vocación. San Francisco, que fue diácono, no sacerdote (cf. 1 Cel 86), sentía gran veneración por los sacerdotes. Aun sabiendo que incluso en los ministros de Dios hay mucha pobreza y fragilidad, los veía como ministros del Cuerpo de Cristo, y eso le bastaba para despertar en sí mismo un sentido de amor, de reverencia y de obediencia (cf. Test 6-10). Su amor a los sacerdotes es una invitación a redescubrir la belleza de esta vocación, vital para el pueblo de Dios.

Queridos jóvenes, rodead de amor y gratitud a vuestros sacerdotes. Si el Señor llamara a alguno de vosotros a este gran ministerio, o a alguna forma de vida consagrada, no dudéis en decirle «sí». No es fácil, pero es hermoso ser ministros del Señor, es hermoso gastar la vida por él.

El joven Francisco sintió un afecto realmente filial hacia su obispo, y en sus manos, despojándose de todo, hizo la profesión de una vida ya totalmente consagrada al Señor (cf. 1 Cel 15). Sintió de modo especial la misión del Vicario de Cristo, al que sometió su Regla y encomendó su Orden. En cierto sentido, el gran afecto que los Papas han manifestado a Asís a lo largo de la historia es una respuesta al afecto que san Francisco sintió por el Papa. Queridos jóvenes, a mí me alegra estar aquí, siguiendo las huellas de mis predecesores, y en particular del amigo, del amado Papa Juan Pablo II.

Como en círculos concéntricos, el amor de san Francisco a Jesús no sólo se extiende a la Iglesia sino también a todas las cosas, vistas en Cristo y por Cristo. De aquí nace el Cántico de las criaturas, en el que los ojos descansan en el esplendor de la creación: desde el hermano sol hasta la hermana luna, desde la hermana agua hasta el hermano fuego. Su mirada interior se hizo tan pura y penetrante, que descubrió la belleza del Creador en la hermosura de las criaturas. El Cántico del hermano sol, antes de ser una altísima página de poesía y una invitación implícita a respetar la creación, es una oración, una alabanza dirigida al Señor, al Creador de todo.

A la luz de la oración se ha de ver también el compromiso de san Francisco en favor de la paz. Este aspecto de su vida es de gran actualidad en un mundo que tiene tanta necesidad de paz y no logra encontrar el camino para alcanzarla. San Francisco fue un hombre de paz y un constructor de paz. Lo pone de manifiesto también mediante la bondad con que trató, aunque sin ocultar nunca su fe, con hombres de otras creencias, como lo atestigua su encuentro con el Sultán (cf. 1 Cel 57).

Si hoy el diálogo interreligioso, especialmente después del Concilio Vaticano II, ha llegado a ser patrimonio común e irrenunciable de la sensibilidad cristiana, san Francisco nos puede ayudar a dialogar auténticamente, sin caer en una actitud de indiferencia ante la verdad o en el debilitamiento de nuestro anuncio cristiano. Su actitud de hombre de paz, de tolerancia, de diálogo, nacía siempre de la experiencia de Dios-Amor. No es casualidad que su saludo de paz fuera una oración: «El Señor te dé la paz» (Test 23).

Queridos jóvenes, vuestra presencia aquí en tan gran número demuestra que la figura de san Francisco habla a vuestro corazón. De buen grado os vuelvo a presentar su mensaje, pero sobre todo su vida y su testimonio. Es tiempo de jóvenes que, como Francisco, se lo tomen en serio y sepan entrar en una relación personal con Jesús. Es tiempo de mirar a la historia de este tercer milenio, recién comenzado, como a una historia que necesita más que nunca ser fermentada por el Evangelio.

Hago mía, una vez más, la invitación que mi amado predecesor Juan Pablo II solía dirigir, especialmente a los jóvenes: «Abrid las puertas a Cristo». Abridlas como hizo san Francisco, sin miedo, sin cálculos, sin medida.


El Señor Jesucristo intercede por nosotros ante el Padre. Por eso le dirigimos confiados nuestra oración:

-Para que envíe al Espíritu Santo sobre la Iglesia, sobre el Papa y sobre cuantos tienen responsabilidades especiales en ella.

-Para que nos llene a todos de su Espíritu de sabiduría y entendimiento, de ciencia y piedad, de amor y temor de Dios.

-Para que ilumine las mentes de los gobernantes y mueva sus corazones con la luz y la fuerza del Espíritu.

-Para que bajo el impulso del Espíritu lleguemos a formar, según el deseo de Jesús, la familia única de los hijos del Padre.

Oración: Te lo pedimos, Padre, por la mediación de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén

Amigos el Arca de Oracion por los sacerdotes y las Almas Consagradas los invita a ser difusores y a unirse en oracion y Mision junto a La Santisima Virgen Maria Madre de las ALmas Consagradas.. en Argentina ya hace varios años la Madre Camina en especial con el Movimiento Mariano Arcas Sagrados Corazones y otros grupos de difusores en Tucuman, Rosario, y Capital Federal.
Ayudemos a La Madre a llegar a mas lugares,, desde aqui compartiremos sus mensajes y rezaremos por la Mision de Maria, que nos pide especialmente rezar por los sacerdotes y las almas consagradas del mundo entero. Gracias por visitar y rezar en este humilde sitio,, Dios te Bendiga!!!!


Novena a Maria por los sacerdotes en este tiempo de Covid




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Consagración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagracion perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.

Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén

Oremos por las intenciones de la Novena

Rezamos en esta Novena por las siguientes intenciones


Por la Congregación de las Siervas de Jesús ; y por todas las congregaciones del mundo entero, para que todos los integrantes se sientan discípulas del Maestro a ejemplo de Maria e hijas muy queridas, de la Santísima Virgen Madre de las Almas Consagradas propagando su devoción.

Rezamos por nuestras intenciones y la de la Iglesia
Por Nuestro Santo Padre Francisco I
Por las intenciones de Maria Madre de las Almas Consagradas
Por la Congregación de las Siervas de Jesús
Por la Congregación de las Siervas de Maria
Por las Congregaciones religiosas
Por los seminarios de todo el mundo
Por los sacerdotes del mundo entero
por el padre Dario
por el Padre Gustavo
Por el padre Juan Cruz
Por el padre Fray Alejandro
Por el Padre Jose de Jesus
Por el padre Dante
Por el Padre Fabi
Por los consagrados
Por la Hermana Raquel y sus intenciones
Por el Hogar Divino Rostro
por las congregaciones religiosas, mas vocaciones

Por los misioneros de la Palabra
Por las parroquias y sus párrocos
Por los ministros que visitan enfermos
Por los grupos de oración
por los grupos que difunden la devoción a Maria Madre de las Almas Consagradas
Por la misión de Maria en Argentina y el mundo
Por el movimiento Mariano Arcas Sagrados Corazones
Por todos los que rezan esta novena..
Por la Paz en Medio Oriente
Por la Paz en el Mundo
por todos los que rezan en capillas y parroquias
por la Legion de Maria
Por el movimiento ARCAS SAGRADOS CORAZONES
por los frutos del Camino de Maria Madre de las Almas Consagradas 2020

Oremos
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Te pedimos Señor, que bendigas a los Arzobispos y Obispos Diocesanos.Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Cardenales.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos Auxiliares.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos eméritos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Obispos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con los dones de Sabiduría y discernimiento, y con la docilidad a tu Santo Espíritu.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la Misericordia.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los párrocos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos capellanes, en la diversidad de tareas que realizan.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos, asesores de los diversos movimientos eclesiales.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que se encuentran sirviendo en zonas de riesgo.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en obediencia.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, para servirte en los más pobres.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los seminaristas de todas las diócesis del mundo.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los aspirantes y postulantes de todas las Órdenes y Congregaciones religiosas.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus seminaristas y formandos, concediéndoles la docilidad a tu Santo Espíritu, el fervor y la alegría.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que concedas tu fortaleza a quienes quieres hacer felices en la vocaciónsacerdotal y religiosa.

Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que los jóvenes a quienes estás llamando al sacerdocio o a la vida religiosa sepan discernir correctamente los carismas que les concedes y el seminario o Congregación en el cual tú los quieres.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Tomado del sitio Catolicos firmes en su fe

Meditacion con los Mensajes de Maria 

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Rezamos el Santo Rosario 
Dios mío, creo en ti, espero en ti, te amo sobre todas las cosas con toda mi alma, con todo mi corazón, con todas mis fuerzas; te amo porque eres infinitamente bueno y porque eres digno de ser amado; y, porque te amo, me pesa de todo corazón haberte ofendido: ten misericordia de mí, pecador. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.

Oh Señora nuestra, Mediadora nuestra, y Abogada nuestra: reconcílianos con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos á tu Hijo.
Haz, oh Bienaventurada, por la gracia que hallaste ante el Señor, por las prerrogativas que mereciste y por la misericordia que engendraste, que Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro, bendito por siempre y sobre todas las cosas, así como por tu medio se dignó hacerse participante de nuestra debilidad y miserias, así nos haga participantes también por tu intercesión de su gloria y felicidad. 
Oracion de  San Bernardo






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