A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 1 de septiembre de 2020

"Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran"



Evangelio según san Lucas 4, 31-37


Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Salmo 144

El Señor es justo y bondadoso.
El Señor es compasivo y misericordioso,

lento para enojarse
y generoso para perdonar. 
Bueno es el Señor para con todos y su amor
se extiende a todas sus criaturas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan; 
que proclamen la gloria de tu reino
 y den a conocer tus maravillas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que muestren a los hombres tus proezas,
 el esplendor y la gloria de tu reino. 
Tu reino, Señor, es para siempre, 
y tu imperio por todas las generaciones.
El Señor es justo y bondadoso.
El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso
en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor 
al que tropieza y al agobiado alivia.
El Señor es justo y bondadoso.

De la Carta a los Romanos: «Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios. A nadie devolváis mal por mal. Procurad lo bueno a toda la gente. En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo» 
(Rm 12,14-18)

Alabemos a Dios uno y trino, y presentémosle nuestras peticiones confiados en la intercesión de Jesucristo.

-Dios de misericordia, concédenos el espíritu de oración y de penitencia, y danos un verdadero deseo de amarte a ti y de amar a nuestros hermanos.

-Concédenos también ser constructores de tu reino, para que abunde la justicia y la paz en la tierra.

-Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación, para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.

-Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los sencillos, los marginados.

-Perdona igualmente nuestros pecados de omisión por no haber atendido a tu Hijo en esos hermanos nuestros.

Oración: Señor, Padre santo, ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado, a amarte en nuestros hermanos y a bendecirte por tu creación. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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¿Qué quiere decir ser santos? ¿Quién está llamado a ser santo? 
A menudo se piensa todavía que la santidad es una meta reservada a unos pocos elegidos. San Pablo, en cambio, habla del gran designio de Dios y afirma: «Dios nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor» (Ef 1,4). Y habla de todos nosotros. En el centro del designio divino está Cristo, en el que Dios muestra su rostro: el Misterio escondido en los siglos se reveló en plenitud en el Verbo hecho carne. Y san Pablo dice después: «Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud» (Col 1,19).
En Cristo el Dios vivo se hizo cercano, visible, audible, tangible, de manera que todos puedan recibir de su plenitud de gracia y de verdad. Por esto, toda la existencia cristiana conoce una única ley suprema, la que san Pablo expresa en una fórmula que aparece en todos sus escritos: en Cristo Jesús.

La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en realizar empresas extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos. La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado en que, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la suya. Es ser semejantes a Jesús.
 El concilio Vaticano II habla con claridad de la llamada universal a la santidad, afirmando que nadie está excluido de ella: «En los diversos géneros de vida y ocupación, todos cultivan la misma santidad. En efecto, todos, por la acción del Espíritu de Dios, siguen a Cristo pobre, humilde y con la cruz a cuestas para merecer tener parte en su gloria» (LG 41).


Novena a Maria por los sacerdotes
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Por las Vocaciones a la Vida Consagrada para que el Señor ilumine, con la intercesion de Maria, Jóvenes que acepten este proyecto de vida como opción fundamental.
Por los sacerdotes del mundo entero
Por el Papa Francisco
Por el Obispo Oscar Ojea
Por Monseñor Cardenal Mario Aurelio Poli
Por el Padre Adrian
Por el Padre Jorge Luis
Por el Padre Dante
Por el Padre Gustavo
Por el Padre Eduardo
Por el Padre Enrique
Por los Palotinos
Por los teatinos y clerigos regulares
Por Toda la Diocesis de San Isidro
Por Todas las Diocesis de Argentina
Por La parroquia San Jose y el Noviciado de las pequeñas Hermanas de la Divina Providencia
Por las Orioninas y el Hogar San Justo de San Fernando
Por las Carmelitas del Carmelo de Santa Teresita de Lisieux
por la paz y la concordia en el mundo
Por la paz en medio oriente
Por la union de todas las religiones
Por el Seminarista Jose de la Parroquia Sagrada Familia
Por la Hermana Clara por su salud
Por Gladys y su salud
Por las Siervas de Maria de Mar del Plata, por mas vocaciones
Por los frutos de La Visita de Maria a estas comunidades
Por las intenciones de Maria Madre de las Almas Consagradas
y todo lo que hay en tu corazon.

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