Evangelio según san Mateo 10, 16-23
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. No se fíen de la gente, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. Serán llevados por mi causa ante gobernadores y reyes, para que den testimonio ante ellos y ante los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de como hablarán, ni de qué dirán. Dios mismo les sugerirá en ese momento lo que tienen que decir, pues no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará a través de ustedes.
El hermano entregará a la muerte a su hermano y el padre a su hijo. Se levantarán hijos contra padres y los mataran. Todos los odiarán por mi causa, pero el que persevere hasta el final, ése se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra; les aseguro que no conseguirán recorrer todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Salmo 50
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Ten piedad de mí, oh Dios, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa; lava del todo mi maldad, limpia mi pecado.
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Tú amas al de corazón sincero, en mi interior me enseñas la sabiduría. Rocíame con agua purificadora, y quedaré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, renueva dentro de mí un espíritu firme; no me arrojes de tu presencia, no retires de mí tu santo espíritu.
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Devuélveme la alegría de tu salvación, fortaléceme con tu espíritu generoso. Abre, Señor, mis labios y mi boca proclamará tu alabanza.
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
De la Carta a los Efesios: «Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios... Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo» (Ef 4,29-32)
Bendigamos a Cristo, autor de nuestra salvación, que ha querido renovar en sí mismo todas las cosas, y digámosle:
-Renuévanos sin cesar por tu Espíritu Santo, para que lleguemos a poseer el cielo nuevo y la tierra nueva que nos has prometido.
-Que trabajemos, Señor, para que el mundo se impregne de tu Espíritu, y se logre así más eficazmente la justicia, el amor y la paz.
-Enséñanos a corregir nuestra pereza y nuestra desidia, para que, bajo el impulso de tu Espíritu, nos empeñemos en la construcción de tu reino.
-Oh buen Jesús, líbranos del mal, y presérvanos de la fascinación de la vanidad, que oscurece la mente y oculta el bien.
Oración: Ilumina, Señor Jesucristo, nuestra mente, infunde en nuestro corazón el deseo de servirte, y escucha piadoso nuestras súplicas. Tú que viven y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
EL 11 de Julio se recuerda a San Benito
.
Benito significa: "Bendecido".
En 1980 el Santo Padre Juan Pablo II nombró a San Benito como patrono de toda Europa, en el XV Centenario de su nacimiento, porque ha sido el santo que más in- fluencia ha tenido quizás en ese continente, por medio de la Comunidad religiosa que fundó, y por medio de sus maravillosos escritos y sabias enseñanzas.
San Benito, abad (480-547)
Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación y viendo que en esa ciudad se había propagado cierto relajamiento de las costumbres y de las antiguas virtudes cristianas, decidió retirarse y encontrar su verdadera vocación, eventualmente, como ermitaño en Subiaco, en Latium, Italia, donde reunió a algunos discípulos.
La Iglesia pasaba por una crisis fuerte que afectó también la vida monástica.
Benito descubrió que hay que evitar dos extremos para servir bien a Dios: el de una vida demasiado individualista y también el otro extremo: el de una vida comunitaria sin orden, sin votos y sin una disciplina aceptada libremente por amor a Cristo.
Más tarde se trasladó a Cassino y allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió aquella regla de la "milicia divina" que contiene 73 capítulos y que ordenan la convivencia familiar de los frailes bajo la autoridad del abad, como representante del Señor. También ésta menciona que la compenetración de contemplación y acción, desarrollan a lo máximo, en la persona consagrada, la imagen de Dios. La difusión de esta regla benedictina le valió el título de patriarca del monaquismo occidental.
San Benito se distinguió siempre por su disposición de servir a Dios con una entrega alegre y comunitaria. Dotado de una profunda sensibilidad humana, en su proyecto de reforma de la sociedad, miró sobre todo al hombre, siguiendo tres líneas directivas:
- el valor del hombre individual, como persona;
- la dignidad del trabajo, entendido como servicio a Dios y a los hermanos;
- la necesidad de la contemplación, o sea, de la oración habiendo comprendido que Dios es el Absoluto, y que vivimos en el absoluto; el alma de todo debe ser la oración.
Murió el 21 de marzo del año 547, pero es desde finales del siglo VIII en donde en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy. El Papa Pío XII lo proclamó oficialmente el patrono de Europa, en 1958.
Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación y viendo que en esa ciudad se había propagado cierto relajamiento de las costumbres y de las antiguas virtudes cristianas, decidió retirarse y encontrar su verdadera vocación, eventualmente, como ermitaño en Subiaco, en Latium, Italia, donde reunió a algunos discípulos.
La Iglesia pasaba por una crisis fuerte que afectó también la vida monástica.
Benito descubrió que hay que evitar dos extremos para servir bien a Dios: el de una vida demasiado individualista y también el otro extremo: el de una vida comunitaria sin orden, sin votos y sin una disciplina aceptada libremente por amor a Cristo.
Más tarde se trasladó a Cassino y allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió aquella regla de la "milicia divina" que contiene 73 capítulos y que ordenan la convivencia familiar de los frailes bajo la autoridad del abad, como representante del Señor. También ésta menciona que la compenetración de contemplación y acción, desarrollan a lo máximo, en la persona consagrada, la imagen de Dios. La difusión de esta regla benedictina le valió el título de patriarca del monaquismo occidental.
San Benito se distinguió siempre por su disposición de servir a Dios con una entrega alegre y comunitaria. Dotado de una profunda sensibilidad humana, en su proyecto de reforma de la sociedad, miró sobre todo al hombre, siguiendo tres líneas directivas:
- el valor del hombre individual, como persona;
- la dignidad del trabajo, entendido como servicio a Dios y a los hermanos;
- la necesidad de la contemplación, o sea, de la oración habiendo comprendido que Dios es el Absoluto, y que vivimos en el absoluto; el alma de todo debe ser la oración.
Murió el 21 de marzo del año 547, pero es desde finales del siglo VIII en donde en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy. El Papa Pío XII lo proclamó oficialmente el patrono de Europa, en 1958.
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas y horas rezando y meditando. Jamás comía carne.
Dedicaba bastantes horas al trabajo manual, y logró que sus seguidores se convencieran de que el trabajo no es un rebajarse, sino un ser útil para la sociedad y un modo de imitar a Jesucristo que fue un gran trabajador, y hasta un método muy bueno para alejar tentaciones.
Ayunaba cada día, y su desayuno lo tomaba en las horas de la tarde. La mañana la pasaba sin comer ni beber.
Atendía a todos los que le iban a hacer consultas espirituales, que eran muchos, y de vez en cuando se iba por los pueblos de los alrededores, con sus monjes a predicar y a tratar de convertir a los pecadores.
Su trato con todos era extremadamente amable y bien educado.
Su presencia era venerable.
San Benito Abad, patriarca de los monjes, en este noveno dia de la novena de tu santo, te pedimos que se multipliquen y santifiquen tus hijos.-Protege a cuantos nos ponemos bajo tu amparo y protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Danos una muerte tranquila y santa. Intercede para que obtengamos la gracia de la perseverancia final, tu asistencia e intercesión en nuestro último día .
- Aparta de nosotros en toda hora las asechanzas del enemigo y libranos de todos los males-.
Que tu ejemplo nos anime con un ardiente celo para asistir al prójimo en sus necesidades, instruir a los ignorantes, socorrer a los pobres, curar a los enfermos,librar a los cautivos,consolar a los afligidos,hospedar al peregrino,recibir al migrante, asistir al desvalido,sanar a los enfermos.-
Especialmente asistí en este tiempo a todos los que sufren por cualquier motivo que sea las secuelas de la Pandemia mundial.-
Danos las gracias que necesitamos.Amen
Benedictinos de Silos en Argentina
Especialmente asistí en este tiempo a todos los que sufren por cualquier motivo que sea las secuelas de la Pandemia mundial.-
Danos las gracias que necesitamos.Amen
Benedictinos de Silos en Argentina
Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas.
Amén. Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
Se rezan 3 Padres Nuestros, Ave Marías y Glorias.
Con licencia eclesiástica.
Especial de San Benito EWTN
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