Evangelio según San Mateo 5,33-37.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor.
Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios,
ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor Jesús.
Impulsados por el Espíritu y unidos a Jesucristo, presentemos al Padre nuestra oración confiada.
-Por todos los creyentes, para que lleguemos a la unidad querida por Cristo en su santa y única Iglesia.
-Por todos los países del mundo, para que encuentren caminos de paz y justicia, venciendo toda tentación de egoísmo y violencia.
-Por los ancianos, los enfermos y los indigentes, para que no sean marginados de la sociedad, sino que se sientan acogidos y valorados.
-Por todos los hombres, para que el contemplar las grandezas de Dios nos lleve a respetar y amar toda vida humana.
-Por todos los bautizados, para que vivamos en plenitud la vida divina presente en nuestros corazones.
Oración: Señor y Padre de todos los hombres, concédenos amarnos los unos a los otros como tú nos amas y quieres que nos amemos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Nació en Madrid de familia noble el año 1809. Recibió una esmerada educación y tuvo que llevar una vida de sociedad acorde con su rango, que sabía armonizar con una intensa vida religiosa. El amor a Cristo en la Eucaristía y a la Virgen fue el alma de su vida y de su obra. Renunció a las grandezas nobiliarias y a su porvenir como Vizcondesa de Jorbalán, para consagrarse a la educación de la juventud inadaptada socialmente.
Fundó la Congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Realizó un bien inmenso a la juventud extraviada o en riesgo de extraviarse. Murió en Valencia, víctima de su caridad, al atender a los enfermos de cólera, el 24 de agosto de 1865. [Su memoria se celebra el 15 de junio, día de sus votos perpetuos]
Fue canonizada en 1934.-
Oración:Oh Dios, que amas a los hombres y concedes a todos tu perdón, suscita en nosotros un espíritu de generosidad y de amor que, alimentado y fortalecido por la eucaristía, a imitación de santa María Micaela, nos impulse a encontrarte en los más pobres y en los más necesitados de tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Nada hay comparable a la dicha de servir a Dios-
De los escritos de santa María Micaela
El día de Pentecostés sentí una luz interior y comprendí que era Dios tan grande, tan poderoso, tan bueno, tan amante, tan misericordioso, que resolví no servir más que a un Señor que todo lo reúne para llenar mi corazón. Yo no puedo querer más que lo que quieras de mí, Dios mío, para tu mayor gloria.
No deseo nada, ni me siento apegada más que a Jesús sacramentado. Pensar que el Señor se quedó con nosotros me infunde un deseo de no separarme de él en la vida, si ser pudiera, y que todos le viesen y amen. Seamos locos de amor divino, y no hay qué temer.
Yo no sé que haya en el mundo mayor dicha que servir a Dios y ser su esclava, pero servirle amando las cruces como él hizo, y lo demás es nada, llevado por su amor.
Dichosos nuestros pecados, que dan a un Dios motivo para que ejerza tanta virtud, como resalta en Dios con el pecador. Éste es tanto más desgraciado cuanto no conoce el valor tan grande de esta alma suya por la que el Señor derramó toda su sangre. ¿Y dudaremos nosotros arrostrar todos los trabajos del mundo por imitar en esto a Jesucristo? ¿Y se nos hará penoso y cuesta arriba dar la vida, crédito, fortuna y cuanto poseemos sobre la tierra, por salvar una que tanto le costó al Señor, toda su sangre sacratísima y divina?
Yo sé que ni el viaje, ni el frío, ni el mal camino, lluvias, jaquecas, gastos, todo, me parece nada si se salva una, si, una. Por un pecado que lleguemos a evitar, somos felices y le amaremos en pago.
El día de Pentecostés sentí una luz interior y comprendí que era Dios tan grande, tan poderoso, tan bueno, tan amante, tan misericordioso, que resolví no servir más que a un Señor que todo lo reúne para llenar mi corazón. Yo no puedo querer más que lo que quieras de mí, Dios mío, para tu mayor gloria.
No deseo nada, ni me siento apegada más que a Jesús sacramentado. Pensar que el Señor se quedó con nosotros me infunde un deseo de no separarme de él en la vida, si ser pudiera, y que todos le viesen y amen. Seamos locos de amor divino, y no hay qué temer.
Yo no sé que haya en el mundo mayor dicha que servir a Dios y ser su esclava, pero servirle amando las cruces como él hizo, y lo demás es nada, llevado por su amor.
Dichosos nuestros pecados, que dan a un Dios motivo para que ejerza tanta virtud, como resalta en Dios con el pecador. Éste es tanto más desgraciado cuanto no conoce el valor tan grande de esta alma suya por la que el Señor derramó toda su sangre. ¿Y dudaremos nosotros arrostrar todos los trabajos del mundo por imitar en esto a Jesucristo? ¿Y se nos hará penoso y cuesta arriba dar la vida, crédito, fortuna y cuanto poseemos sobre la tierra, por salvar una que tanto le costó al Señor, toda su sangre sacratísima y divina?
Yo sé que ni el viaje, ni el frío, ni el mal camino, lluvias, jaquecas, gastos, todo, me parece nada si se salva una, si, una. Por un pecado que lleguemos a evitar, somos felices y le amaremos en pago.
Noticias de Retiros y Talleres Espirituales
Buenos Aires- Argentina 2019
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