A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

sábado, 16 de febrero de 2019

Demos gracias a Dios, nuestro Padre, y roguémosle que purifique nuestros corazones y los llene del Espíritu Santo.



Oremos Unidos
Oh Espíritu Santo!, recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser.
Dígnate ser en adelante,en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas Y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo!, transfórmame, con María y en María, en Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.


† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 1-10

Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días se reunió de nuevo mucha gente y, como no tenían nada para comer, llamó Jesús a los discípulos y les dijo:
"Siento lástima de esta gente,
porque llevan ya tres días conmigo y no tienen nada para comer. Si los envío a sus casas en ayunas, se desmayarán por el camino, pues algunos han venido de lejos".
Sus discípulos le contestaron:
"¿Dónde podremos conseguir pan en este lugar deshabitado para dar de comer a todos éstos?"
Jesús les preguntó:
"¿Cuántos panes tienen?"
Ellos contestaron:
"Siete".
Mandó entonces a la gente que se sentara en el suelo. Tomó luego los siete panes, dio gracias, los partió y se los iba dando a sus discípulos para que los repartieran.
Ellos los repartieron a la gente. Tenían además unos pocos pescados. Jesús los bendijo y mandó también que los repartieran.
Comieron hasta hartarse, y con lo que sobró recogieron siete canastos; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, subió en seguida a la barca con sus discípulos y se fue hacia la región de Dalmanuta.

Palabra de Dios

Gloria a ti, Señor Jesús






Sal 89.

Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Antes que nacieran las montañas, o fuera engendrado el universo, desde siempre y para siempre tú eres Dios.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Tú haces que el hombre regrese al polvo, diciendo: "Regresen, hijos de Adán". Porque mil años son para ti como un día, un ayer que ya pasó, una hora de la noche.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Tú los haces desaparecer, son como un sueño: como la hierba que brota por la mañana; brota y florece por la mañana, y por la tarde ya está marchita y seca.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Enséñanos a calcular nuestros días, para que adquiramos un corazón sabio. ¿Cuánto tardarás, Señor, en atendernos? Ten compasión de tus siervos.
Tú eres, Señor, nuestro refugio



Demos gracias a Dios, nuestro Padre, y roguémosle que purifique nuestros corazones y los llene del Espíritu Santo.

-Danos vivir de toda palabra que sale de tu boca.

-Haz que busquemos la caridad no únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.

-Haznos observar el ayuno y la austeridad que te agradan, compartiendo nuestro pan con los hambrientos.

-Concédenos llevar en nuestros cuerpos la muerte de tu Hijo, tú que nos has vivificado en su cuerpo.

Oración: Señor, fortalécenos con tu auxilio para que nos mantengamos en espíritu de conversión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Oracion de San Juan XXIII al Espiritu Santo

Espíritu Santo: perfeccciona la obra que Jesús comenzó en mí. Mortifica en mí la presunción natural. Quiero ser sencillo,
lleno de amor a Dios y constantemente generoso.

Que ninguna fuerza humana me impida hacer honor a mi vocación cristiana. Que ningún interés, por descuido mío, vaya contra la justicia.

Que ningún egoísmo reduzca en mí los espacios infinitos del amor. Que la efusión de tu Espíritu de amor venga sobre mí, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero.


¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad


Oremos por los sacerdotes.


V/. Señor, aparta de tus sacerdotes la pereza y ociosidad
R/. Te rogamos, óyenos


Haz que vivan en la tierra mirando el Cielo
Haz que sean la luz de las almas
Haz que sean espejo de santidad
Haz que sean la sal de la tierra
Haz que practiquen el sacrificio y la abnegación
Haz que enamoren los corazones de María
Haz que salven muchas almas
Haz que sean otros Cristo
Haz que sean apóstoles de tu Corazón
Hazlos santos de cuerpo y alma

Oración
¡Oh Jesús, Eterno Sacerdote! guarda puros los corazones de tus sacerdotes, marcados con el sello sublime del Sacerdocio, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, que tu santo Amor los proteja de todo peligro. Bendice sus trabajos y que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas, que serán su consuelo aquí y su corona eterna. Amén


.
Hoy nos unimos a toda la Iglesia Purgante y Militante oremos por mas vocaciones el Santo Rosario

Jesús, Buen Pastor,
queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu,
para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,
entrega generosa, don de vida que se regala.
Queremos compartir tu sueño
de construir un mundo justo,
donde exista igualdad
y una fraternidad real,
donde haya pan para todos
y la libertad sea una luz
que ilumine a todas las personas.
Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,
para perseverar
en nuestra búsqueda,
para seguir en camino,
para animarnos a la esperanza activa
de hacer un Reino de paz
y de bondad para todos.
Jesús, Buen Pastor,
que pasaste haciendo el bien,
viviendo la misericordia
en la atención a los enfermos,
en la búsqueda de los marginados,
en la denuncia de las injusticias,
en la apertura al Dios de la vida,
en la enseñanza paciente de los discípulos,
en el anuncio del Reino para todos.
Danos tu Espíritu, Jesús,
para seguirte,
para imitar tu entrega,
para hacer el bien en nuestros días,
en el camino de cada uno,
para vivir en la bondad,
caminando hacia tu Reino. Amén.
Concluimos nuestra oracion del dia con esta meditacion
.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 16-17; 3,1-5

Hermanos: Que Jesucristo Señor nuestro y nuestro Padre Dios, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una feliz esperanza, conforte sus corazones y los disponga a toda clase de palabras y de buenas obras.
Por lo demás, hermanos, oren por nosotros, para que la palabra del Señor siga el avance glorioso que comenzó en ustedes, y para que nos libre de los hombres perversos y malvados que nos acosan, porque no todos aceptan la fe.
El Señor, que es fiel, les dará fuerzas y los librará del maligno.
Tengo confianza en el Señor de que ya hacen y continuarán haciendo cuanto les he mandado.
Que el Señor dirija su corazón para que amen a Dios y esperen pacientemente a Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.




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