A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 29 de agosto de 2017

Oración de san Francisco ante el Crucifijo de San Damián: -Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.

HOY REZO DEL SANTO ROSARIO 13HS
CAPILLA DEL SANTISIMO
 // PARROQUIA SANTO TOMAS MORO

Evangelio
según san Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía:

"No está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano".
Por eso Herodes lo mandó encarcelar.
Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños la hija Herodías bailó durante la fiesta y su baile le gustó a mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven:
"Pídeme lo que quieras y yo te lo daré".
Y le juró varias veces:
"Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó:
"La cabeza de Juan el Bautista".
Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo:
"Quiero que me des ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue,
lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, lo discípulos de Juan fueron a buscar el cadáver y lo sepultaron.

Palabra del Señor



 

Salmo 70

Proclamaré, Señor, tu misericordia.

A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ayúdame y defiéndeme, escucha mi oración y ponme a salvo.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Sé para mí, refugio y salvación, pues eres tú mi roca y mi baluarte; del poder del inicuo y del violento, ven, Dios mío, a librarme.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Desde mi juventud, Señor, mi esperanza tú fuiste; desde antes de nacer me apoyé en ti y tú me protegiste.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia.

Yo proclamaré siempre tu justicia, y tu gran compasión, a todas horas. Me enseñaste a alabarte desde joven y no he dejado de anunciar tus obras.
Proclamaré, Señor, tu misericordia






Acudamos confiadamente a Cristo, que envió a su precursor delante de él a preparar sus caminos.

-Tú que hiciste que Juan saltara de gozo en el vientre de Isabel, haz que nos alegremos siempre de tu presencia en este mundo.

-Tú que, por las palabras y las obras del Bautista, nos has señalado el camino de la penitencia, convierte nuestros corazones a la observancia de los mandamientos de tu reino.

-Tú que quisiste ser anunciado por boca de hombre, envía al mundo entero heraldos de tu Evangelio.

-Tú que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para que se cumpliera todo lo que Dios quería, haz que nos esforcemos en el cumplimiento de tu voluntad.

-Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia, haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad



Oración: Señor Jesús, concédenos, por intercesión de san Juan Bautista, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros por la confesión de nuestra fe. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA. Celebramos hoy el martirio, por degollación, de san Juan, el precursor del Señor, que le preparó el camino, lo anunció y señaló, lo bautizó, y luego fue mártir de la verdad y la justicia. Los evangelios nos dicen que Herodes Antipas encarceló a Juan en la fortaleza de Maqueronte porque lo acusaba de vivir con Herodías, mujer de su hermano Felipe. En la fiesta de su cumpleaños, le gustó tanto a Herodes el baile de Salomé, hija de Herodías, que prometió darle lo que le pidiera. La joven, instigada por su madre, pidió la cabeza del Bautista, y Herodes, aunque a disgusto, mandó que lo decapitaran en la cárcel y le entregaran la cabeza en una bandeja a la joven, la cual se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.- Oración: Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén



SANTA MARÍA DE LA CRUZ (JUANA) JUGAN. Nació en Cancale (Bretaña, Francia) el año 1792. Aprendió a leer y a escribir gracias a las Terciarias Eudistas. De jovencita guardaba el ganado y ayudaba a su madre viuda en las tareas domésticas. Diversas circunstancias la acercaron al mundo de los pobres, enfermos y desamparados y, al ser ella misma pobre, percibía la humillación que sentían los pobres a los que «asistía». En 1841 alquiló un local en el que acogió a doce ancianas. En 1842 adquirió un antiguo convento en ruinas, donde muy pronto albergaría a cuarenta ancianos. Para hacer frente al problema económico salió a la calle a mendigar para los pobres. Con las compañeras que se le unieron fundó la Congregación de las Hermanitas de los Pobres. Por incomprensiones, en 1843 fue apartada del gobierno general y dedicada a buscar limosnas para el Instituto, y a partir de 1852 vivió retirada y hasta desconocida en la casa-madre, La Tour St. Joseph, cerca de Rennes, donde murió el 29 de agosto de 1879. Fue canonizada el año 2009



SANTA TERESA DE JESÚS JORNET IBARS. Fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, y Patrona de la Ancianidad. Nació en Aytona (Lérida, España) el año 1843 de familia labradora; era sobrina del beato Francisco Palau. Recibió una buena formación, estudió magisterio y lo ejerció en Argensola. Su tío la invitó a entrar en la congregación por él fundada, pero ella prefirió ingresar, en 1868, en las clarisas de Briviesca (Burgos); por falta de salud tuvo que dejar el noviciado y renunciar al magisterio. Colaboró en varias organizaciones de la Iglesia que atendían a los ancianos pobres, y en torno a ella se formó un grupo de jóvenes que con el tiempo se transformó en su Congregación, admirable por su dedicación a los ancianos desamparados. La obra empezó en Barbastro y la casa-madre está en Valencia. Tuvo que superar numerosas dificultades, pero consolidó su fundación, formó aspirantes y novicias, y las fundaciones se multiplican por España y América. Murió en Liria (Valencia) el 26 de agosto de 1897.- Oración: Oh Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos, concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo, para ser testimonios de su amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 


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