A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.



Evangelio
según san Mateo 2, 13-18  Después que los Magos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
"Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó de noche, tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por el profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se enfureció tanto que mandó matar a todos los niños de Belén y de todos sus alrededores que tuvieran menos de dos años, conforme a la información que había recibido de los Magos. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías:
Se ha escuchado en Ramá un clamor, un gran llanto y lamento: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Dios nuestro, que concediste a los santos inocentes dar testimonio de Cristo, no de palabra, sino con su sangre; concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra.
Por nuestro Señor Jesucristo...Amén.




Sal 123

Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

Si el Señor no hubiera estado a nuestro favor cuando nos atacaron los hombres, nos habrían devorado vivos en el volcán de su ira.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

Nos habrían tragado las aguas, un torrente habría pasado sobre nosotros; habrían pasado sobre nosotros las aguas turbulentas.


Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.


La red se rompió y pudimos escapar. Nuestro auxilio es el Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.



Imploremos, hermanos y hermanas, la misericordia del Señor en este día en que recordamos la entrega generosa de la vida de los santos inocentes, y, confiados en su intercesión, te pedimos por las necesidades de todos los seres humanos:
Por la Iglesia, para que siempre proclame con valentía el derecho humano a la vida, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por todos los que sufren violencia y persecución por causa del Evangelio y de la justicia, para que, por intercesión de los santos Inocentes, sean fortalecidos en la lucha contra toda forma de mal, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por todos los que detentan alguna forma de autoridad y poder, para que sepan ejercerlo al servicio de los seres humanos, sobre todo de los más débiles e indefensos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por todos nosotros, para que, a semejanza de los niños, consigamos acercarnos a Dios con las actitudes de sencillez y disponibilidad requeridas por Cristo para entrar en el Reino de los cielos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.


Recibe, Señor, la oración de tu Iglesia, y, por la Encarnación de tu Hijo, que quiso asumir la condición de niño desvalido y necesitado, a semejanza de los mártires inocentes, recíbenos en tu reino de luz y de amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.






Los Santos Inocentes
mártires. 
Son los niños a quienes asesinó el rey Herodes persiguiendo al Niño Jesús. El hecho nos lo refiere san Mateo. Nacido Jesús en Belén, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?». El rey Herodes se sobresaltó, llamó aparte a los magos y averiguó el tiempo de la aparición de la estrella que los guiaba. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad, y cuando encontréis al niño, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle». Ellos llegaron a Belén, entraron en la casa, vieron al niño y, postrándose, le adoraron. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino. Después el Ángel del Señor se apareció a José y le dijo que huyera a Egipto. El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto. Herodes, al ver que había sido burlado, se enfureció y envió a matar a todos los niños de Belén y de su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos.-

 Oración: Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de palabra, sino con su muerte; concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Oremos

Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según tu voluntad.



Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.


Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.




Al Señor Jesús, a quien los santos Inocentes de Belén confesaron dando por él su vida, dirijamos nuestras oraciones.
-Para que Cristo ayude a la Iglesia a perseverar en la lucha contra el mal.
-Para que Jesús, que invita a los niños a que se acerquen a él, los proteja de toda maldad de los mayores.
-Para que Cristo, que sufrió en su infancia el destierro en Egipto, custodie y alivie a los niños víctimas del hambre, de la guerra, de las injusticias de los adultos.
-Para que el Señor Jesús, que padeció la persecución de Herodes, interceda ante el Padre para que cese toda injusta opresión de los pobres e indefensos.

Oración: Padre de bondad, protege a los niños y concédenos confesar con nuestra vida la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


SAN FRANCISCO DE SALES. 
Obispo y doctor de la Iglesia, patrono de los periodistas. [Murió el 28 de diciembre y su memoria se celebra el 24 de enero, aniversario de su sepultura en Annecy]. 
Hijo del marqués de Sales, nació en el castillo de Thorens (Saboya, Francia) el año 1566. Recibió una educación esmerada y se doctoró «in utroque iure» en Padua. Ordenado de sacerdote, trabajó intensamente por la renovación de la fe católica en su patria. Nombrado obispo de Ginebra, actuó como un verdadero pastor para con el clero y los fieles, tratando a todos con su proverbial dulzura, instruyéndolos en la fe con su palabra y sus escritos. Recondujo a la comunión católica a muchos, calvinistas y otros, que se habían separado de ella. En sus obras ascético-místicas propone una santidad fundada por entero en el amor de Dios, y accesible a todas las condiciones sociales. Fundó con santa Juana de Chantal la Orden de la Visitación. Murió en Lyón el 28 de diciembre de 1622, y el 24 de enero siguiente fue definitivamente sepultado en Annecy (Saboya).- 

Oración: Señor, Dios nuestro, tú has querido que el santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Glorioso San Francisco de Sales,
vuestro nombre porta la dulzura del corazon mas afligido;
vuestras obras destilan la selecta miel de la piedad;
vuestra vida fue un continuo holocausto de amor perfecto
lleno del verdadero gusto por las cosas espirituales,
y del generoso abandono en la amorosa divina voluntad.
Enseñame la humildad interior,
la dulzura de nuestro exterior,
y la imitacion de todas las virtudes que has sabido copiar
de los Corazones de Jesus y de Mari­a. Amen



Meditacion con San Francisco de Sales







¿Qué veía San Francisco? 

Ésta es la segunda lección que nos da en la adquisición de las virtudes. Su mirada estaba fija en Cristo Crucificado. De hecho, culmina una de sus grandes obras: el Tratado del Amor de Dios, con un capítulo titulado: Que la palabra Calvario es la escuela del amor. Nos dice a las religiosas: “Vivid toda vuestra vida y modelad vuestras acciones sobre la cumbre del Calvario, y Dios os bendecirá.” Esto lo decía con la autoridad del que vive aquello que aconseja. Ya hemos dicho que la dulzura de San Francisco no era innata, sino que la ejerció... Y la ejerció junto a todas las demás virtudes, situándose él mismo en la cumbre del Calvario, contemplando al que traspasaron.

Él nos dice: “Seguid siendo amables, ved al Hijo de Dios. De cuántas contradicciones y murmuraciones no fue objeto... siendo como era tan santo, fue tenido por impostor, por samaritano poseído del demonio, y muchas veces tomaron piedras para apedrearle. Sin embargo, no maldijo a los que le maldijeron, devolvió bendición por maldición, poseyendo su alma en la paciencia.” Es éste el legado que nos deja a nosotras, un camino sólido de espiritualidad que radica en la contemplación de Cristo, y en la cooperación activa con la gracia del Espíritu que no escatima en derramarse en los corazones generosos como el suyo.

“El soportar las imperfecciones del prójimo es uno de los principales puntos del amor. En la cruz nos lo mostró Nuestro Señor, el cual tenía un corazón tan dulce para con nosotros y nos amaba tan tiernamente... ¡Qué miserables somos los mundanos, porque a duras penas podemos olvidar las injurias que se nos hacen! Por consiguiente, el que prevenga a su prójimo con bendiciones de dulzura, será el más perfecto imitador de Nuestro Señor.”


 La imitación de Cristo, su amor al Crucificado, era lo que le movía al vencimiento propio y a la adquisición de las virtudes.
Contemplar a un Dios que nos ha amado hasta tal extremo, debe impulsarnos a la consolación y a la reparación. Y San Francisco nos enseña que nuestras debilidades y bajas pasiones nos dan una gran oportunidad para que yendo en contra de las mismas, las resistamos y podamos ofrecernos como sacrificios vivos. 


Nos dice: “Las rebeliones de nuestras pasiones: de la ira, de la sensualidad, de la concupiscencia, permite Dios que permanezcan en nosotros para que nos mantengamos en la humildad, y para que nos ejercitemos en la virtud resistiéndolas y no consintiéndolas de ninguna manera.”“Nosotros, mis queridas hermanas, queremos levantar un gran edificio, es decir, queremos edificar en nosotros la casa de Dios. Por consiguiente, consideremos muy maduramente, si tenemos bastante ánimo y resolución, para derribarnos y crucificarnos a nosotros mismos, o mejor dicho, para permitir a Dios que él mismo nos derribe y crucifique, a fin de que también él construya, para que seamos el templo vivo de su Majestad.”

fuentes

www.corazones.org

www.franciscanos.org




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