A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 27 de octubre de 2015

Que san Francisco de Asís obtenga a todos los que en el mundo se remiten a él, la gracia de una auténtica y plena conversión al amor de Cristo.



Primer Mensaje de Maria Madre de las Almas Consagradas

"Hijas mías, estoy enviada por el amor que mi hijo Jesús siente por vosotras, con el mismo amor que una Madre siente por sus hijos.

Si hijitas, quiero tocar vuestros corazones y llenarlos de humildad y sencillez.

Os pido que os unáis en oración; que todas seáis una, que renovéis el espíritu de Fe.

Recordad lo que mi Hijo os dijo: "QUE OS AMÉIS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO 

Dios Padre ha puesto en vuestras manos el carisma de la Eucaristía y del Sacerdocio. Os pido fidelidad a este compromiso y renovación del espíritu de la Congregación.

Hijitas mías, las cosas del mundo se quedan en este mundo y las cosas que se hacen por amor a Dios suben llevadas por MI INMACULADO CORAZON.

Orad, orad, orad... orad unidas para que, con la gracia que Dios ha derramado sobre vosotras, se alivien la tibieza y la frialdad de mis almas consagradas. Os pido de corazón, orad. El tiempo se aproxima. OS CUBRO CON MI MANTO. OS TENGO EN MI CORAZÓN.”


Sitio de los Mensajes para que sigas meditando con Maria




 Meditemos La Palabra de Dios

Hermanos: Considero que los sufrimientos de esta vida no se pueden comparar con la gloria que un día se manifestará en nosotros; porque toda la creación espera, con seguridad e impaciencia, la revelación de esa gloria de los hijos de Dios.
La creación está ahora sometida al desorden, no por su querer, sino por voluntad de Aquél que la sometió, pero dándole al mismo tiempo esta esperanza: que también ella misma va a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Sabemos, en efecto, que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto de esperanza. Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede esperar lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos, tenemos que esperarlo con paciencia.
Palabra de Dios.  San Pablo a los Romanos 8, 18-25
 
Salmo 125

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
 

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.


Evangelio
según san Lucas 13, 18-21
 

En aquel tiempo, Jesús dijo:
"¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerto; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas".
Y dijo de nuevo:
"¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa".
Palabra del Señor.



Oremos a Dios Padre, fuente y origen de todo bien, en nombre de Jesucristo, Príncipe de la Paz.

-Por la Iglesia: para que los hombres vean realizadas en ella sus aspiraciones de paz y de justicia.

-Por los cristianos: para que trabajemos sin descanso en la instauración de la justicia que lleve a una paz estable y duradera.

-Por los gobiernos de las naciones: para que fomenten la solidaridad y busquen el mayor bien y progreso de todos los pueblos.

-Por los discípulos de Cristo: para que con nuestra oración y nuestras obras vayamos construyendo sin cesar el reino de Dios.

Oración 

 Dios, Padre nuestro, tu Primogénito nos dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy»; concédenos a cada uno vivir ese don de tu Hijo con tal intensidad, que redunde en bien de los demás. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Imagen del Sitio Franciscanos.org





JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN EL «ESPÍRITU DE ASÍS».
El 27 de octubre de 1986, invitados por el papa Juan Pablo II, acudieron a Asís los responsables y líderes de las grandes religiones del mundo, para participar en una «Jornada Mundial de Oración por la Paz». En su discurso de bienvenida el Papa les dijo: «Elegí esta ciudad de Asís como lugar para nuestra Jornada de oración por la paz, debido a lo que representa el Santo que aquí se venera, san Francisco, conocido y respetado por infinidad de personas en todo el mundo como un símbolo de paz, de conciliación y de fraternidad». Desde entonces se han venido celebrando otras jornadas semejantes en diversas ciudades del mundo y los Ministros generales de la Familia franciscana establecieron que en sus fraternidades se conmemore aquel encuentro con celebraciones acordes con el «espíritu de Asís», como lo definió Juan Pablo II.

"...Dios no quiere «la pérdida de los vivientes»
(cf. Sab 1,13). Es un Dios que «ama la vida» (Sab 12,26). Firmes en esta convicción, común a todos los que creen en Dios, acudiremos juntos a Asís a presentar nuestras súplicas, para que la humanidad no se vea envuelta en una catástrofe. Y estoy seguro de que todos los católicos, así como todos los fieles de otras confesiones, se unirán a nosotros con la oración. La oración es el medio más inofensivo al que se puede recurrir y es, sin embargo, un arma potentísima; es una llave capaz de forzar incluso las situaciones de odio más inveterado.

La oración nace del corazón y tiene sus raíces en un espíritu que cree en la posibilidad de la reconciliación y de la paz.

Nosotros, los cristianos, sabemos que es Jesús quien nos da la paz verdadera
(cf. Jn 14,27).

A Él, pues, decimos desde ahora, con la oración que precede a la comunión eucarística: «Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz». Y que María, Madre del Cordero Inmaculado, interceda por nosotros ante Él.

Y el Señor, que «ve en los corazones»
(cf. 1 Sam 16,7) y sigue desde lo alto del cielo nuestros pasos en la tierra, acogerá -así confiamos- nuestras súplicas, concediéndonos este gran don por el que suspira la humanidad entera.

Así, pues, a Él y a María Santísima, a quien nos dirigimos ahora con el Ángelus, encomendamos la preparación de la Jornada de Asís.



"...doy las gracias a todos los que han hecho posible nuestra presencia aquí; en particular, a nuestros hermanos y hermanas de Asís.

Pero por encima de todo doy gracias a Dios, el Dios y Padre de Jesucristo, por esta Jornada de gracia para el mundo, para cada uno de ustedes y para mí. Lo hago invocando a la Virgen, Reina de la Paz. Y lo hago con las palabras atribuidas a San Francisco, porque reflejan bien su espíritu: ¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.


"Dice san Francisco en su Regla: «Los hermanos que van entre infieles, pueden conducirse entre ellos de dos modos. Uno, que no entablen disputas ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios y confiesen que son cristianos. Otro, que, cuando vean que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios, para que crean en Dios omnipotente y en su Hijo, y para que se bauticen y hagan cristianos» (cf. 1 R 16,5-7).
www.franciscanos.org


 

domingo, 25 de octubre de 2015

¡María, que estaba presente con los Apóstoles, los discípulos y las piadosas mujeres, el día de Pentecostés, al comienzo de la Iglesia, permanezca siempre presente en la Iglesia, Ella, la primera misionera, Madre y apoyo de todos los que anuncian el Evangelio!..San Juan Pablo II



Hermanos: Todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él también está lleno de debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados propios, debe ofrecerlos también por los del pueblo.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino aquél que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se apropió la dignidad de sumo sacerdote, sino que se la confirió Dios, quien le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy; o como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Palabra de Dios.  Hebreos 5, 1-6

 

Evangelio según san Marcos 10, 46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno quien pasaba, comenzó a gritar:
"¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
Muchos lo reprendían para que se callara. Pero él gritaba más fuerte:
"¡Hijo de David, ten compasión de mí!"
Jesús se detuvo y dijo:
"Llámenlo".
Y llamaron al ciego diciéndole:
"Animo, levántate, que te llama".
El ciego tiró su manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús:
"¿Qué quieres que haga por ti?"
El ciego le contestó:
"Maestro, que pueda ver".
Jesús le dijo:
"Vete, tu fe te ha curado".
Y al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.
Palabra del Señor.

Salmo 125

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía un sueño: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de canciones.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Los paganos decían: "El Señor ha hecho grandes cosas por ellos". El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y estamos alegres.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte, como cambian los torrentes del Negueb! Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre canciones.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Aunque iban llorando cuando llevaban la semilla, regresan contentos, trayendo la cosecha.

Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.



Oremos Unidos
Para que el Señor conceda el espíritu de consejo, fortaleza, ciencia y piedad a nuestros obispos y a todos los pastores de la Iglesia, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Para que los gobiernos de las naciones edifiquen sus comunidades en la paz, equilibrando toda desigualdad injusta, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Para que el Señor alivie los dolores de los que sufren en el cuerpo o en el espíritu, y les dé fuerza para no desfallecer ante la tribulación, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Para que mantenga a nuestras familias firmes en la concordia y seguras en su gracia y amistad, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.


Dios nuestro, luz para los ciegos y consuelo para los afligidos, que en tu Hijo nos has dado al Sumo Sacerdote justo e indulgente hacia los que pecan por ignorancia o por error; escucha las súplicas de tu familia y haz que todos los seres humanos experimenten la intercesión de Jesús, el Señor, y retornen al camino que conduce a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


Meditamos Junto a San Juan Pablo II

"..roguemos también con constancia y confianza a María Santísima, la Reina de las misiones, para que haga sentir cada vez más en los fieles el afán de la evangelización y la responsabilidad del anuncio del Evangelio. Pidámosle en particular con el rezo del santo Rosario, con el fin de unirnos así y ayudar a los que se fatigan entre dificultades e incomodidades para dar a conocer y amar a Jesús."





HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Plaza de San Pedro
Sábado 20 de octubre de 1979


Queridísimos hermanos y hermanas.
Queridísimos jóvenes:


Con alegría grande y profunda presido la liturgia eucarística en esta vigilia de la "Jornada mundial de las Misiones", por encontrarme con todos vosotros, fieles de la diócesis de Roma; así me siento más íntimamente unido a todas las diócesis del mundo en esta ocasión tan importante y significativa, y sobre todo a los misioneros y misioneras que, esparcidos por las diversas partes del mundo, anuncian a los hombres con gozo y fatiga el Evangelio de la salvación.

Sí, queridísimos, ésta es una ocasión muy importante para nuestra vida espiritual y para nuestra diócesis: aquí, en el centro de la cristiandad, en esta Basílica Vaticana, sentimos los ecos de la Iglesia universal, percibimos las necesidades de todos los pueblos, participamos en los afanes de todos los que con ardor incansable caminan en nombre de Cristo, dan testimonio, anuncian, convierten, bautizan, fundan nuevas comunidades cristianas.

Meditemos brevemente y busquemos juntos, siguiendo las lecturas de la liturgia, la motivación, la condición y la estrategia de la actividad misionera de la Iglesia. 


 ¿Cuál es la motivación primera y última de esta obra?

He aquí la primera pregunta. Y la respuesta es sencilla y perentoria: la Iglesia es misionera por voluntad expresa de Dios.

Jesús habla muchas veces a los Apóstoles de su mandato, de su misión, del motivo de su elección: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca"
(Jn 15, 16).

Antes de ascender al cielo, Jesús da a los Apóstoles, y por medio de ellos a toda la Iglesia, de manera oficial y determinante, la misión de evangelizar: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura"
(Mc 16, 15). Y el Evangelista anota: "Ellos se fueron, predicando por todas partes" (Mc 16, 20).

Desde entonces los Apóstoles y los discípulos de Cristo comenzaron a recorrer los caminos de la tierra, a superar incomodidades y fatigas, a encontrar gentes y tribus, pueblos y naciones, a sufrir hasta dar la vida, para anunciar el Evangelio, porque es la voluntad de Dios y respecto a Dios sólo hay la decisión de la obediencia y del amor.

San Pablo escribía a su discípulo Timoteo: "Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad"
(1 Tim 2, 4).

Y la verdad que salva es únicamente Jesucristo, el Redentor, el Mediador entre Dios y los hombres, el Revelador único y definitivo del destino sobrenatural del hombre. Jesús ha dado a la Iglesia la misión de anunciar el Evangelio; cada uno de los cristianos participa en esta misión. Cada uno de los cristianos es misionero por su naturaleza. Pablo VI, de venerada memoria, escribía en la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi: "La presentación del mensaje evangélico no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo: está de por medio el deber que le incumbe, por mandato del Señor, con vistas a que los hombres crean y se salven. Sí, este mensaje es necesario. Es único. De ningún modo podría ser reemplazado. No admite indiferencia, ni sincretismo, ni acomodos. Está en causa la salvación de los hombres. Representa la belleza de la Revelación. Lleva consigo una sabiduría que no es de este mundo. Es capaz de suscitar por sí mismo la fe, una fe que tiene su fundamento en la potencia de Dios. Es la Verdad. Merece que el apóstol le dedique todo su tiempo, todas sus energías y que, si es necesario, le consagre su propia vida"
(núm. 5). "Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar" (núm. 14).

Fuente Vatican.va


Oremos

Oh Dios, que admites a los hombres al incomparable honor de asociarlos a Cristo en la obra de la salvación de las almas, dígnate, te suplicamos, multiplicar entre nosotros las vocaciones y las almas verdaderamente apostólicas. Ensancha tu mirada y dilata nuestros corazones, para que por encima de intereses y ambiciones terrenas, aspiremos a triunfos superiores a los de la fuerza, para contribuir todos de esta manera, según nuestros medios, a la extensión del Reino de Jesucristo. Amén.






Corazón de Jesús, tiende una mirada hacia las tierras de infieles y hacia los trabajos de los misioneros, quienes, por tu amor y por el de las almas, tan preciosas para Ti, han abandonado su casa, su patria y sus cariños más íntimos. Bendice sus trabajos y concédeles la gracia de repartir el pan de la divina Palabra entre los mendigos de la Verdad. Hazles sentir que Tú estás con ellos en sus trabajos y preocupaciones, y dales la gracia de perseverar hasta el fin en la vida de abnegación para la que los has escogido:

Sagrado Corazón de Jesús, por amor de tu misma gloria, protege los esfuerzos de tus Misioneros. Amén.


A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.

jueves, 22 de octubre de 2015

Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.



Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo Comastri
Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano



Evangelio según San Lucas 12,49-53.
 

Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres:
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

 


Dios eterno, Supremo Pastor de tu Pueblo, que en la persona y el ministerio del Papa San Juan Pablo II, diste a la Iglesia un insigne defensor de la verdad y un verdadero apóstol de caridad, concédenos, te rogamos, que en nuestro caminar hacia la plena luz, contemos siempre con el auxilio celestial de aquel que en la Tierra, supo apacentarnos amorosamente, siendo fiel Vicario de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oremos


Por Jesucristo, el Señor, hemos renacido del agua y del Espíritu Santo. Como hombres nuevos, presentemos confiados nuestras súplicas al Padre.

-Por la Iglesia: para que, impulsada por la fuerza del Espíritu, anuncie a todo el mundo la Palabra de la salvación.

-Por cuantos tienen autoridad y responsabilidades en la vida pública: para que procuren la solidaridad, la paz y la justicia, y busquen el bien común.

-Por los enfermos, los pobres y todos cuantos sufren: para que experimenten la bondad del Padre y la amabilidad de los hermanos.

-Por los cristianos: para que reavivemos cada día los dones recibidos en el bautismo y los hagamos fructificar.

Oración: Escúchanos, Padre todopoderoso, aumenta en nosotros el espíritu filial y haz que aflore en nuestro comportamiento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




San Juan Pablo II

 Papa de 1978 a 2005. Karol Józef Wojtyla nació en Wadowice (Polonia) el año 1920. Durante la ocupación nazi tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química. Estudió en las universidades de Cracovia, Roma y Lublin. Se ordenó de sacerdote en 1946 y en 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia. Participó en el Concilio Vaticano II. Elegido papa el 16 de octubre de 1978, tomó el nombre de Juan Pablo II. Ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero. Realizó muchos viajes apostólicos. Celebró innumerables encuentros con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones. Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994. Promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones. Para mostrar al pueblo ejemplos de santidad de hoy, declaró 1338 beatos y 482 santos. Publicó incontables documentos, reformó el Código de Derecho Canónico. Falleció el 2 de abril de 2005 y fue canonizado el 27-IV-2014. Su memoria se celebra el 22 de octubre.- 
Oración: Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que el beato Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.






¡Hermanos y hermanas! ¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!

¡Ayudad al Papa y a todos los que quieren servir a Cristo y, con la potestad de Cristo, servir al hombre y a la humanidad entera!

¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo Él lo conoce!

Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación. Permitid, pues, -os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza- permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo Él tiene palabras de vida, sí, de vida eterna!
 
Homilía del beato Juan Pablo II en el inicio de su pontificado (22 de octubre de 1978) 


Letanias y Homenaje a San Juan Pablo II






miércoles, 21 de octubre de 2015

Oh Dios, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Imprime esta Imagen de Maria Madre de las Almas Consagradas y obsequia a tu sacerdote amigo Asi ayudaras a Maria en su Mision, Dios te Bendiga

Evangelio
según san Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa.

Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”. Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”

El Señor le respondió:

“Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.
Palabra del Señor.



Salmo 123

El Señor es nuestra ayuda.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, que lo diga Israel, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera.

El Señor es nuestra ayuda.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, porque no permitió que nos despedazaran con sus dientes.

El Señor es nuestra ayuda.

Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. La ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

El Señor es nuestra ayuda.



Dirijamos la oración a Dios nuestro Padre, para que la comunidad cristiana, confirmada en la fe, dé razón de su esperanza ante los hombres.

-Por todo el pueblo cristiano, para que con su vida manifieste la presencia de Cristo resucitado y la alegría de tenerle con nosotros.

-Por nuestra comunidad cristiana, para que sea asidua en la escucha de la Palabra, perseverante en la oración, constante en la caridad fraterna.

-Por los que sufren y se sienten abandonados, para que no se desanimen, sino que, por la fuerza de la fe y la solicitud de los hermanos, sientan la cercanía del Señor.

-Por los cristianos que dudan, los incrédulos que quisieran creer, los que buscan la verdad, para que, movidos por el Espíritu, lleguen a decir de corazón: «¡Señor mío y Dios mío!».

Oración: Dios, Padre nuestro, te pedimos que el Espíritu de tu Hijo resucitado nos haga vivir la bienaventuranza de creer cada vez más y mejor, aunque a veces dudemos o no seamos coherentes con la fe recibida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Meditacion

María iba reflexionando sobre todas las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su caridad era cada vez más ardiente.

Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.

Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Éste es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo, el Señor, entra de buen grado.

Oración litúrgica: Oh Dios, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Lorenzo Justiniano, Sermón 8, en la fiesta de la Purificación de la B. V. María

Fuente www.franciscanos.org

Hoy recordamos a

 Santa Laura Montoya Upegui
Nació en Jericó (Antioquia, Colombia) el año 1874. Su padre fue asesinado por defender la religión y la patria, y su familia quedó en la pobreza. De labios de su madre aprendió a perdonar y a fortalecer su carácter con cristianos sentimientos. A los de 16 años empezó la carrera de magisterio y llegó a ser una erudita en su tiempo, formadora de cristianas generaciones. En 1914 fundó una familia religiosa, las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, para servir a los indígenas de las selvas. En 1924 salió de Medellín hacia Dabeiba (Antioquía) el primer grupo de «Misioneras catequistas de los indios», integrado por ella misma y cinco compañeras, para abrirse paso en la tupida selva. La madre Laura fue probada y purificada por la incomprensión, incluso de prelados, que no entendieron aquel estilo de misionar, que rompía esquemas para lanzar a la mujer como misionera en la vanguardia de la evangelización. Su obra se extendió rápidamente. Murió en Belencito-Medellín el año 1949 y fue canonizada en 2013. "..Parten hacia lo desconocido, para abrirse paso en la tupida selva. Van, no con la fuerza de las armas, sino con la debilidad femenina apoyada en el Crucifijo y sostenida por un gran amor a María la Madre y Maestra de esta Obra misionera. “Ella, la Señora Inmaculada me atrajo de tal modo, que ya me es imposible pensar siquiera en que no sea Ella como el centro de mi vida”. La celda carmelitana, objeto de sus ansias en el tiempo de su juventud, le pareció demasiado fría ante aquellas selvas pobladas de seres humanos sumidos en la infidelidad, pero amados tiernamente por Dios. “Siento la suprema impotencia de mi nada y el supremo dolor de verte desconocido, como un peso que me agobia”.

Oración para alcanzar gracias por la intercesión de
Santa Laura Montoya Upegui

Dios misericordioso, que prodigaste Tu Amor y Tus Dones a
Santa Laura Montoya, haciéndola fiel discípula de Tu Hijo y misionero
de los más pobres; concédenos, por su intercesión,
que, movidos por la fuerza de Tu Espíritu, anunciemos a todos el Evangelio,
alcancemos el don de la paz  y si es Tu Voluntad, encontremos ayuda en
nuestra necesidad.  Amén.


Sitio de los devotos de Santa Laura Montoya

Oremos por los sacerdotes y las almas consagradas

 

Oracion de SS San Juan Pablo II a Maria Santisima por la santificacion de los sacerdotes.
Oh María, Madre de Jesucristo y Madre de los sacerdotes: acepta este título con el que hoy te honramos para exaltar tu maternidad y contemplar contigo el Sacerdocio de tu Hijo unigénito y de tus hijos, oh Santa Madre de Dios.


Madre de Cristo, que al Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne por la unción del Espíritu Santo para salvar a los pobres y contritos de corazón: custodia en tu seno y en la Iglesia a los sacerdotes, oh Madre del Salvador.


Madre de la fe, que acompañaste al templo al Hijo del hombre, en cumplimiento de las promesas hechas a nuestros Padres: presenta a Dios Padre, para su gloria, a los sacerdotes de tu Hijo, oh Arca de la Alianza.


Madre de la Iglesia, que con los discípulos en el Cenáculo implorabas el Espíritu para el nuevo Pueblo y sus Pastores: alcanza para el orden de los presbíteros la plenitud de los dones, oh Reina de los Apóstoles.


Madre de Jesucristo, que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión, lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre, lo acompañaste en la cruz, exhausto por el sacrificio único y eterno, y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo: acoge desde el principio a los llamados al sacerdocio, protégelos en su formación y acompaña a tus hijos en su vida y en su ministerio, oh Madre de los sacerdotes.

Amén.


Oremos Juntos

Los religiosos sacerdotes dejan todo para seguirte sólo a Ti, Sumo Bien, en caridad perfecta. Dan por amor tuyo su libertad; ofrendan lo mejor de su afecto y de su amor a Ti; te siguen, pobres, por el sendero del sacrificio. Grande es la generosidad de estas almas y grande es el don de la vida consagrada a la Iglesia.  

Envía, Señor, a tu Iglesia vocaciones a la vida consagrada.

Los sacerdotes misioneros, en los lugares más remotos de la tierra, a veces en medio de la persecución y con riesgo de sus vidas, predican tu Evangelio a quienes todavía no han oído hablar de ti. Sufren soledad, fatigas, incomprensiones, y todo lo soportan con amor con tal de ver que tu amor prenda en los corazones de esos hombres. 

 Envía, Señor, sacerdotes misioneros a tu Iglesia. 

Renueva en todos tus sacerdotes, en los fervorosos y en los abatidos, en los que luchan, en los que te aman con ardor, en los que han perdido la esperanza, el amor a Ti y a tu Iglesia. Que resplandezcan en sus vidas las virtudes de la pureza y la obediencia, la paciencia y la caridad, la dulzura y la comprensión, el celo ardiente por la salvación de las almas, la humildad y la sencillez. 

Danos sacerdotes según tu corazón.

Inspira y ayuda, Señor, a los sacerdotes que trabajan en los seminarios y casas de formación para que den a tu Iglesia santos, doctores, mártires, apóstoles, una nueva pléyade de testigos de Cristo imbuidos de un nuevo ardor misionero para la nueva evangelización. Envíanos, Señor, sacerdotes santosTe pedimos, Señor, por todos aquellos que consagran sus vidas a la pastoral vocacional para que en nombre de Cristo no dejen de lanzar las redes para dar a la Iglesia las vocaciones que necesita para cumplir con su misión. Necesitamos tus sacerdotes. 


Envíalos, Señor. 

                                Oracion por la santificacion de los sacerdotes
                                      De Santa Teresita del Niño Jesús




 
OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes (especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo.Amen.




Meditacion con Fray Alejandro Ferreiros Dios te Bendiga! 


lunes, 19 de octubre de 2015

Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.




Evangelio
según San Lucas 12,13-21.
En aquel tiempo:
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios". 


Oremos con la Liturgia de las Horas

Salmo 94 
Invitacion a la Alabanza

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
 

Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

 Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.


Lectura,  2Ts 3, 10b-13

Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.


 Bendito el Señor ahora y por siempre. 

Bendito el Señor ahora y por siempre.
 Solo él hizo maravillas.

Ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Bendito el Señor ahora y por siempre.

Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y acudamos a él diciendo:

Concédenos, Señor, tu Espíritu.

Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia
para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado
.

Concédenos, Señor, tu Espíritu.

Que baje hoy a nosotros tu bondad y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Concédenos, Señor, tu Espíritu.

Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz
para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.

Concédenos, Señor, tu Espíritu.

Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
y enriquécelos con toda clase de bienes.

Concédenos, Señor, tu Espíritu.


Padre nuestro...

Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



Meditacion con San Juan Pablo II

Señor Jesús:

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.

"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Aumenta nuestra FE.

Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.

Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).




Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o "misterio".

Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el "misterio" de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.

Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.

Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén. 


San Juan Pablo II

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Amén. 


Fuentes; Aci Prensa Oraciones 
Evangelio del dia.org
Liturgia de las Horas.org

Te compartimos un ratito de oracion a Maria y en presencia de Jesus en el Santisimo, reza con nosotros y luego haz un silencio y reza la oracion de San Juan Pablo II Dios te Bendiga!  

 Bajo tu protección. Nos acogemos bajo tu protección, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien, sálvanos siempre de de todos los peligros Virgen gloriosa y bendita.

 

domingo, 18 de octubre de 2015

¡Oh Purísima Virgen María, que en el misterio de la encarnación fuiste hecha por el Espíritu Santo verdadera Madre de Dios, ruega por nosotros!.



Dios nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, mira la abundancia de tu mies y envíale operarios para que se anuncie el Evangelio a toda creatura; y tu pueblo, congregado por la palabra que da vida y sostenido con la fuerza de los sacramentos, avance por el camino de la salvación y del amor.

Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.



Hermanos: Puesto que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.
hebreos 4, 14-16-

Palabra de Dios. 


Salmo 32

Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.

Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.

Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado.

Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor.


 

Evangelio
según san Marcos 10, 35-45


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. El les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden.

¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.

Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.
Palabra del Señor.

Oremos
Resplandezca sobre nosotros,
Padre omnipotente, el esplendor de tu gloria, Cristo, luz de luz, y el don de tu Espíritu Santo confirme los corazones de tus fieles, nacidos a la vida nueva en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.


Oremos por la Iglesia y por los que anuncian el Evangelio en todo el mundo.
Por los que aún no han oído hablar de Jesús.

Te lo pedimos, Señor.
Por los misioneros que anuncian la buena noticia de la salvación. Te lo pedimos, Señor. Por la Iglesia de Cristo, que sea una en el amor.
Te lo pedimos, Señor.
Por los cristianos que dan testimonio de su fe.  
Te lo pedimos, Señor. Por todos los que apoyan y cooperan la tarea misionera de la Iglesia desde sus sufrimientos, su plegaria y su contribución económica.
Te lo pedimos, Señor.
Por todos los que apostamos por el Evangelio y tratamos de vivirlo.  
Te lo pedimos, Señor.

Te damos gracias, Padre, porque siempre nos escuchas, y te pedimos que tu mensaje de amor y salvación universal llegue hasta los confines de la tierra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.





Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
 Espíritu Santo:
Concede a tu Iglesia miembros llenos de tu gracia que con sus luces iluminen al Pueblo de Dios;
Dale miembros orantes que atraigan sobre la Iglesia las bendiciones de Dios y hagan frente a los ataques del maligno;
Dale miembros llenos de tu amor, que sirvan desinteresadamente al prójimo;
Dale miembros santos para el progreso de la vida espiritual;
Que como bautizados y confirmados sirvamos a la Iglesia con el don que Tú nos has dado. Hay diversidad de dones, pero un solo Espíritu. Que Tú seas el vínculo de unidad en la multiplicidad de los ministerios. Amén.



Hoy la Iglesia recuerda a San Lucas Evangelista
 Originario de Antioquía de Siria y nacido de familia pagana, se convirtió a la fe y acompañó al apóstol San Pablo, de cuya predicación es reflejo el Evangelio que escribió, a partir del segundo viaje del Apóstol, quien le llama «mi querido médico». Nos transmitió en otro libro, denominado Hechos de los Apóstoles, los primeros pasos de la vida de la Iglesia desde la Ascensión del Señor hasta la prisión de Pablo en Roma. Tras el martirio de Pablo, dejó la ciudad eterna, perdiéndose sus huellas. Es patrono de los médicos (junto con San Cosme y San Damián) y también de los pintores porque, aparte la leyenda según la cual habría pintado la imagen o icono de María, es el evangelista que mejor ha trazado la fisonomía de la Virgen. El evangelio de Lucas es el evangelio del rostro misericordioso del Padre, el de Jesús amigo de los pecadores, el de la preferencia de Dios por los pobres, el de la comunión y el universalismo cristiano.
 Oración
 Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Lucas para que nos revelara, con su predicación y sus escritos, tu amor a los pobres, concede, a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Meditacion con San Lucas

Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.

Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.
Corazones.org



Oremos Juntos al Espiritu Santo

 

Espíritu Santo, Dios eterno, cuya gloria llena los cielos y la tierra, heme aquí postrado humildemente en tu presencia. Te ofrezco y te hago entrega de mi cuerpo y de mi alma. Adoro el resplandor de tu pureza, de tu justicia inmutable y del poder de tu amor.

No permitas que te ofenda o resista a las inspiraciones de tu gracia; antes bien dirige mi entendimiento, a fin de que escuche dócilmente la voz de tus inspiraciones y las siga, hallando en tu misericordia un amparo contra mi debilidad.

Espíritu de Sabiduría, domina todos mis pensamientos, palabras y obras.

Espíritu de Entendimiento, ilumíname e instrúyeme.

Espíritu de Consejo, guíame en mi inexperiencia.

Espíritu de Ciencia, ahuyenta mi ignorancia.

Espíritu de Fortaleza, hazme perseverante en el servicio de Dios; dame fuerzas para proceder en todo con bondad y benevolencia, con mansedumbre y sinceridad, con paciencia y caridad, con alegría y longanimidad.

Espíritu de Piedad, hazme afectuoso y filial en mis relaciones con Dios.

Espíritu del Santo Temor de Dios, líbrame de todo mal.
Espíritu de Paz, dame tu paz.

Espíritu de Santidad, adorna con las celestiales virtudes de pureza y modestia el templo que has elegido por tu morada y preserva siempre mi alma, con tu gracia omnipotente, de la ruina del pecado. Así sea.


Te compartimos la Visita de Maria Madre de las Almas Consagradas peregrina rezando junto a las Hermanas de la Congregacion de Nuestra Señora del Santo Rosario.