A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

lunes, 21 de septiembre de 2015

“Ser santo no es fácil, pero tampoco es difícil. Ser santo es ser buen cristiano: parecerse a Cristo. El que más se parece a Cristo, ese es más cristiano, más de Cristo, más santo.

Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, les ruego que anden como pide la vocación a la que han sido llamados. Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos; sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que han sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios, Padre de todo, que lo que trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Pero a cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Palabra de Dios.
    Primera carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7.11-13



Evangelio
según san san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo,
preguntaron a los discípulos:
"¿Cómo es que su maestro come con publicanos y pecadores?"
Jesús lo oyó y dijo:
"No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.


Oremos Juntos



Oremos a Dios nuestro Padre, que espera y acoge a los hijos que, después de haberse extraviado, vuelven al hogar.

-Por la Iglesia, que ha recibido de Cristo la misión de reconciliar: para que, aun en situaciones de odio o desamor, sea fermento de unidad y de paz. 


Para que la Iglesia, que recuerda hoy con veneración el martirio del apóstol y evangelista san Mateo, sea iluminada por su evangelio, fortalecida por su testimonio y ayudada por su intercesión, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor. 

 
-Por nuestro mundo, dividido en ricos y pobres, dominadores y dominados, vencedores y vencidos...: para que sea posible la paz, fruto de la justicia y del amor.

Para que todos los seres humanos reciban el perdón de sus pecados, obtengan consuelo en sus sufrimientos y alcancen los bienes anunciados al mundo por los apóstoles de Jesucristo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor. 


  -Por los que se indignan contra los que perdonan y los que son perdonados: para que depongan su actitud intransigente y aprendan la misericordia de Dios Padre. 

Para que el Dios de misericordia revele el Evangelio de salvación a los que sufren ante las dudas o viven en la indiferencia, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

Para que todos nosotros nos veamos protegidos por la oración de los apóstoles e iluminados por sus enseñanzas, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.

 
Señor, Dios de nuestros padres, que has querido que el testimonio de los apóstoles fuera columna y fundamento del nuevo Israel, la Iglesia de tu Hijo; escucha nuestras oraciones y, por la intercesión del apóstol san Mateo, da cumplimiento a nuestros deseos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.



 Meditacion Quie fue San Mateo en la Historia de la Madre Iglesia

San Mateo, para celebrar y agradecer su vocación, dio un gran banquete, al que invitó a sus amigos, a muchos de los cuales se les consideraba o eran pecadores. Este gesto refleja la alegría del nuevo Apóstol por su vocación, que es un gran bien del que es preciso alegrarse siempre. Si nos fijamos solo en la renuncia que lleva consigo toda invitación de Dios a seguirle con paso más firme, si miramos solo lo que hay que dejar y no el don de Dios, el bien que va a llevar a cabo en nosotros y a través de nosotros, podría venir la tristeza, como al joven rico que no quiso dejar sus riquezas y se marchó triste  Lc 18, 18

Solo pensó en lo que dejaba. No llegó a conocer la maravilla de estar con Cristo y de ser su instrumento para cosas grandes. “Quizá ayer eras una de esas personas amargadas en sus ilusiones, defraudadas en sus ambiciones humanas. Hoy, desde que Él se metió en tu vida ¡gracias, Dios mío!, ríes y cantas, y llevas la sonrisa, el Amor y la felicidad dondequiera que vas”. San Josemaría Escrivá, Surco, n. 81

San Mateo se convirtió en un testigo excepcional de la vida y de los hechos del Maestro. Un poco más tarde sería elegido uno de los Doce para seguir al Señor en todos sus pasos: escuchó sus palabras y contempló sus milagros, estuvo entre los íntimos que celebraron la Última Cena y asistió a la institución de la Eucaristía, oyó el testamento del Señor en el Mandamiento del amor y acompañó a Cristo al Huerto de los Olivos, donde empezaría, con los otros discípulos, un calvario de angustia, especialmente por haber abandonado también a Jesús. Después, muy poco después, saboreó la alegría de la Resurrección y, antes de la Ascensión, recibió el mandato de llevar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra. 
Más tarde, también con los discípulos y la Santísima Virgen, recibió el fuego del Espíritu Santo, en Pentecostés. Al escribir su Evangelio recordaría tantos momentos gratos junto al Maestro. Comprendió que su vida cerca de Cristo había valido la pena. ¡Qué diferencia si se hubiera quedado aquella mañana amarrado al telonio de los impuestos y no hubiera sabido seguir a Jesús que pasaba! Nuestra vida, ¡bien lo sabemos!, solo vale la pena si la vivimos junto a Cristo, en una correspondencia cada día más fiel. Si ante cada llamamiento que nos hace Jesús para vivir más cerca de Él respondemos con prontitud y alegría.
Fuente: www.IESVS.org






San Mateo
apóstol y evangelista. Nacido en Cafarnaún, era de profesión publicano o recaudador de impuestos cuando Jesús lo llamó. Escribió en arameo el primero de los evangelios, que relata así su vocación. Vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Y a partir de entonces el nombre de Mateo figura entre los Doce elegidos por el Señor. En su evangelio proclama principalmente que Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, llevó a plenitud el Antiguo Testamento. Por lo demás, poco sabemos de su actividad apostólica y de las circunstancias de su martirio. Se dice que predicó en el Oriente.-  
Oración: Oh Dios, que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oremos por Los Sacerdotes y todo el Clero

 A nuestro Santo Padre, el Papa Francisco…
R/. Envuélvelo en tu gracia, Señor 


A los Cardenales, Nuncios y legados del Papa
R/. Envíales tu luz, Señor

A los Obispos, prelados y clérigos…
R/. Dales tus dones, Señor

A los sacerdotes de seminarios…
R/. Dales tu sabiduría, Señor

A los sacerdotes diocesanos…
R/. Nunca los dejes, Señor

A los sacerdotes religiosos…
R/. Hazlos perfectos, Señor

A los sacerdotes en los hospitales…
R/. Dales constancia, Señor

 A los sacerdotes enfermos…
R/. Sánalos, Señor

A los sacerdotes pobres…
R/. Socórrelos, Señor

A los sacerdotes ancianos…
R/. Sostenlos, Señor

A los sacerdotes jóvenes…
R/. Impúlsalos a tu gloria, Señor

A los sacerdotes misioneros…
R/. Protégelos, Señor

A los sacerdotes predicadores…
R/. Ilumínalos, Señor

  A los sacerdotes directores de almas…
R/. Instrúyelos, Señor

A los sacerdotes párrocos…
R/. Dales cautela, Señor

  De los sacerdotes vicarios…
R/. No te apartes, Señor

A los sacerdotes celosos…
R/. Ayúdalos, Señor

A los sacerdotes que desean amarte…
R/. Enciéndelos, Señor

A los sacerdotes tristes…
R/. Consuélalos, Señor

  A los sacerdotes turbados…
R/. Dales paz, Señor

A los sacerdotes aislados…
R/. Acompáñalos, Señor

A los sacerdotes atados a lo terreno…
R/. Rompe sus cadenas, Señor

A los sacerdotes difuntos…
R/. Dales la gloria, Señor. 






Virgen María, Madre del Sumo y Eterno Sacerdote. Hoy te consagramos a todos los sacerdotes a tu Inmaculado Corazón y te pido que se los presentes a Jesús, para que vivan siempre contigo en su divino Corazón…Que sean otro Cristo en el mundo, una pequeña copia de Jesús, el buen Pastor. Que su vida sea una ofrenda permanente al Padre, una misa continua. Que cada día te ofrezcan en la patena de su corazón, el peso de las almas, sus gozos y esperanzas, sus miserias, sus luchas y sus penas…
Madre mía, llénalos de tu pureza Inmaculada, ayúdales a vivir su sacerdocio con un renovado espíritu de oración y penitencia, con la máxima fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Que el momento culminante de su día sea la Santa Misa diaria….


Intercede por ellos para que el Espíritu Santo los inunde con su poder y los transforme cada día en la imagen perfecta de Jesús, para Gloria del Padre. Bendice, oh Madre, con Jesús a todos los sacerdotes del mundo. Amen.


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