A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 11 de febrero de 2014

Dichosa la Virgen María, y muy digna de alabanza: de ti ha salido el sol de justicia, Cristo nuestro Señor.




 Dia 11/02 Nuestra Señora de Lourdes virgen

¡Salve, Madre santa, Virgen, Madre del Rey, que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos! 

Hoy Santo Rosario en Parroquia Santo Tomas Moro 14hs
Misa por los enfermos 20hs
con Bendicion .


Oremos:
Dios de misericordia, remedia con el amparo del cielo nuestro desvalimiento, para que, cuantos celebramos la memoria de la inmaculada Virgen María, Madre de Dios, podamos, por su intercesión, vernos libres de nuestros pecados.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.




Yo haré correr la paz sobre ella como un río

Lectura del libro del profeta Isaías 66, 10-14 Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria. Porque dice el Señor:
"Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En Jerusalén serán ustedes consolados. Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.





Judit 13

Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Señor te ha bendecido, hija nuestra, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito el Señor, creador de cielo y tierra.
Tú eres el orgullo de nuestra raza. El Señor ha glorificado hoy tu nombre: por eso, los que en adelante guarden memoria de esta obra poderosa de Dios, conserven tu esperanza en el corazón.
Tú eres el orgullo de nuestra raza.




La madre de Jesús estaba allí

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús dijo:
"No les queda vino".
Jesús le contestó:
"Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora".
Su madre dijo a los sirvientes:
"Hagan lo que él diga".
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
"Llenen las tinajas de agua".
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
"Sáquenla ahora y llévensela al mayordomo".
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí sabían, pues habían sacado el agua); entonces llamo al novio y le dijo:
"Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora".

Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.


El amor y la gracia de tu Hijo, hecho humano por nosotros, sea nuestro socorro, Señor; y el que al nacer de la Virgen no menoscabó la integridad de su Madre, sino que la santificó, nos libre del peso de nuestros pecados y vuelva así aceptable nuestras ofrendas delante de tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Al Señor le es muy grato que le solicitemos gracias y ayudas para los demás, y que encarguemos a otras personas que recen por nosotros y por nuestro apostolado: ““Reza por mí”, le pedí como hago siempre. Y me contestó asombrado: “¿pero es que le pasa algo?”.

“Hube de aclararle que a todos nos sucede o nos ocurre algo en cualquier instante; y le añadí que, cuando falta la oración, “pasan y pesan más cosas”. *San Josemaría Escrivá, Surco, n. 479.


Y la oración las evita y alivia.


Nuestra oración debe estar llena de abandono en Dios y de profundo sentido sobrenatural, pues –decía Juan Pablo II– se trata de cumplir la obra de Dios, y no la nuestra. Se trata de cumplirla según su inspiración y no según nuestros propios sentimientos.

*Cfr. Juan Pablo II, A obispos franceses en visita “ad limina”, 21-II-1987.

La Virgen Nuestra Señora enderezará todas las peticiones que no sean del todo rectas, para obtener siempre lo mejor. En el Santo Rosario tenemos un “arma poderosa”

para alcanzar de Dios tantas ayudas como diariamente necesitamos, nosotros y aquellas personas por las que rogamos. *Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 558
 
Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo.


 meditacion de Nuestra Señora de Lourdes

En el año 1858, la Inmaculada Virgen María se apareció dieciocho veces a la niña Bernadette Soubirous en una gruta cercana a Lourdes. La primera aparición tuvo lugar el 11 de febrero. Por medio de esta niña, la Virgen llama a los pecadores a la conversión y a un mayor espíritu de oración y caridad, principalmente con los más necesitados. Recomienda el rezo del Santo Rosario, oración con la que acudimos a nuestra Madre como hijos pequeños y necesitados. León XIII aprobó esta festividad y Pío X la extendió a toda la Iglesia. Bernadette fue beatificada y canonizada por Pío XI en 1925.



Cuatro años después de haberse proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción, se apareció la Santísima Virgen a una niña de catorce años, Bernadette Soubirous, en una gruta cercana a Lourdes. La Virgen era de tal belleza que era imposible describirla, cuenta la Santa1. Cuando años más tarde el escultor de la gruta preguntó a Bernadette si su obra, que representaba a la Virgen, se asemejaba a la aparición, respondió con gran ingenuidad y sencillez: “¡Oh, no, señor, de ninguna manera! ¡No se parece en nada!”. La Virgen es siempre más bella.

Las apariciones se sucedieron durante diecisiete días más. La niña preguntaba su nombre a la Señora, y esta “sonreía dulcemente”. Por fin, Nuestra Señora le reveló que era la Inmaculada Concepción.

En Lourdes se han sucedido muchos prodigios sobre los cuerpos y más aún sobre las almas. Incontables han sido las curaciones, y muchos más quienes han vuelto sanos de las diferentes enfermedades que también puede padecer el alma, habiendo recobrado la fe, con una piedad más recia o con una aceptación amorosa de la voluntad divina.




La Virgen se muestra siempre como Salud de los enfermos y Consoladora de los afligidos. Nosotros, al hacer hoy nuestra oración, acudimos a Ella, pues son muchas las necesidades que tenemos a nuestro alrededor. Ella las conoce bien, nos escucha allí donde nos encontramos y quiere que acudamos a su protección. Y esto nos llena de alegría y de consuelo, especialmente en la fiesta que hoy celebramos. A Nuestra Señora acudimos como hijos que no se quieren alejar de Ella: “Madre, Madre mía...”, le decimos en la intimidad de nuestra oración, pidiéndole ayuda en tantas necesidades como nos apremian: en el apostolado, en la propia vida interior, en aquellos que tenemos a nuestro cargo, y de los que nos pedirá cuentas el Señor.



Refiriéndose a la fiesta que hoy celebramos, se preguntaba el Papa Juan Pablo II por qué gentes tan diversas acuden a la gruta donde tuvieron lugar las apariciones, y respondía: “Porque saben que allí, como en Caná, “está la madre de Jesús”: y donde Ella está no puede faltar su Hijo. Esta es la certeza que mueve a las multitudes que cada año se vuelcan en Lourdes en busca de un alivio, de un consuelo, de una esperanza...
El Señor, a quien nos conduce siempre su Madre, amaba a los enfermos. San Pedro compendia su vida en estas pocas palabras: Jesús de Nazareth... pasó haciendo el bien y sanando...



Acudamos en todo a María. Ella nos atenderá siempre. Nos alcanzará lo que pedimos, o nos conseguirá gracias mayores y más abundantes para que de los “males saquemos bienes; y de los grandes males, grandes bienes”. Y sea cual sea nuestra situación, experimentaremos siempre su consuelo. Consolatrix afflictorum, Salus infirmorum, Auxilium christianorum... ora pro eis... ora pro me. Ven en ayuda de nuestra debilidad, Dios de misericordia, y haz que, al recordar hoy a la Inmaculada Madre de tu Hijo, por su intercesión nos veamos libres de nuestras culpa, por Jesucristo nuestro Señor AMEN.

Nuestra Señora de Lourdes

Lourdes Francia en directo Misa y Santo Rosario

Lourdes france.org

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