Evangelio según san Lucas 6, 12-16
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, Jesús se retiró a la montaña a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás,
Santiago el hijo de Alfeo, Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Jesús Señor.
Hermanos: Ya no son extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Están edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también ustedes se van integrando en la construcción, hasta llegar a ser morada de Dios, por el Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo 18, 2-3.4-5
El mensaje del Señor llega a toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.
El mensaje del Señor llega a toda la tierra.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo.
El mensaje del Señor llega a toda la tierra.
Imploremos, hermanos y hermanas, la misericordia del Señor en este día en el que los bienaventurados apóstoles san Simón y san Judas, siguiendo el ejemplo de su Maestro, derramaron su sangre para dar testimonio de la verdad, y pidámosle por las necesidades de todos los seres humanos.
Para que la Iglesia, fiel a las enseñanzas de los apóstoles san Simón y san Judas, sea, ante el mundo, sacramento visible de la presencia invisible de Dios,
Señor, ten piedad.
Para que Dios transforme nuestro mundo y haga surgir aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que anunciaron los apóstoles de Jesucristo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para que la luz de la fe dé coraje a los que sufren, y la esperanza en el reino anunciado por los apóstoles disminuya los sufrimientos de los que lloran, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para que a nosotros, reunidos hoy para celebrar el martirio de san Simón y san Judas, nos conceda docilidad hacia los obispos de la Iglesia, que ocupan hoy el lugar de los apóstoles, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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