Evangelio según san Lucas 6, 1-5
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, Jesús atravesaba por unos sembrados. Sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos.
Entonces unos fariseos les preguntaron:
"¿Por qué hacen lo que está prohibido en sábado?"
Jesús les respondió:
"¿No han leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en el templo de Dios, comió los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, y les dio también a sus hombres".
Y añadió:
"El Hijo del hombre es señor del sábado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
San Pablo a los Corintios 4, 6-15
Hermanos: Si he hablado de Apolo y de mí, ha sido para que aprendieran con este ejemplo a no enorgullecerse de uno despreciando al otro, como ya se lo he escrito a ustedes. Pues, ¿quién te hace superior a los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes, como si no lo hubieras recibido?
Así que ya están satisfechos, ya son ricos, ya han obtenido un reino sin nuestra ayuda. ¡Ojalá fuera esto verdad para que también nosotros reináramos con ustedes! Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos trata como a los últimos de todos, como a condenados a muerte; nos ha convertido en espectáculo para el mundo, tanto para los ángeles como para los hombres. Así que nosotros somos unos locos por Cristo, y ustedes sensatos en Cristo; nosotros débiles, ustedes fuertes; nosotros despreciados, ustedes alabados. Hasta el presente hemos pasado hambre y sed; vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad; nos tratan como a la basura del mundo, el desecho de la humanidad, hasta el día de hoy.
No les escribo esto para avergonzarlos, sino para llamarles la atención como a hijos queridos;
pues aunque como cristianos tuvieran diez mil maestros, padres no tienen muchos; soy yo quien los engendré en Cristo Jesús por medio del Evangelio.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo 144
El Señor cuida de quienes lo aman.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras.
El Señor cuida de quienes lo aman.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquéllos que lo buscan; muy cerca está el Señor de quien lo invoca.
El Señor cuida de quienes lo aman.
Satisface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos de auxilio y los salva;
El Señor cuida de quienes lo aman.
Satisface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos de auxilio y los salva;
el Señor cuida de los que lo aman, pero destruye a los malvados.
El Señor cuida de quienes lo aman
Que mis labios alaben al Señor, que todos los vivientes lo bendigan
ahora y para siempre.
El Señor cuida de quienes lo aman
Santa Madre Teresade Calcuta .
De sí misma decía: «De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús». Nació el año 1910 en Skopje, en los Balcanes. A los 18 años ingresó en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Llegó a Calcuta (India) en 1929 y en 1937 hizo su profesión perpetua. Permaneció veinte años en Loreto, dedicada a la vida religiosa y a las tareas de sus colegios. En 1946, durante un viaje en tren de Calcuta a Darjeeling, se sintió llamada a consagrarse a los indigentes. Dejó su Congregación y fundó en 1950 la de las Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. La obra se consolidó y pronto se difundió por todo el mundo. Para colaborar con su Congregación y extender su espiritualidad y apostolado, fundó otras instituciones. Murió en Calcuta el 5 de septiembre de 1997 y fue beatificada el año 2003.- Oración de la Madre Teresa: Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros semejantes de todo el mundo que viven y mueren en medio de la pobreza y el hambre. Dales hoy, a través de nuestras manos, el pan de cada día y, junto con nuestro amor y comprensión, dales paz y alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oremos a Dios Padre por las necesidades de la Iglesia con el deseo sincero de dejar que la palabra de Dios nos convierta y nos una.
-Por todos los que en la Iglesia creen, sufren y esperan: para que el Espíritu Santo los conforte y les haga ver la cercanía de los demás.
-Por todos los pueblos de la tierra: para que la acción misteriosa del Espíritu suscite apóstoles que lleven el Evangelio a todas las lenguas y culturas.
-Por los que viven en el error o la indiferencia: para que experimenten su propio «camino de Damasco» y se conviertan a su Señor.
-Por los que comemos del mismo pan y bebemos del mismo cáliz en la mesa del Señor: para que formemos un solo cuerpo y tengamos un solo espíritu.
-Por todos los cristianos: para que seamos artífices de la unión que Cristo ha pedido al Padre, como señal por la que reconocerán los hombres a sus discípulos.
Oración: Escucha, Padre, las plegarias y anhelos de tus hijos, que queremos vivir en la unidad que nos pidió tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una Virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la Virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres». Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,26-31).
Demos gracias al Padre, que en el Corazón de su Hijo nos ha dado los mejores dones e invoquémoslo confiadamente.
-Por todos los hombres: para que reconozcan que sólo Jesús es el verdadero Maestro, el Camino, la Verdad y la Vida.
-Por la Iglesia: para que viva y proclame el misterio de Cristo, y revele al mundo la multiforme sabiduría de Dios.
-Por todos los que viven en situación de pobreza, soledad o marginación: para que encuentren acogida en el Corazón de Cristo y en nuestros corazones.
-Por cuantos están empeñados en la lucha por el respeto de la dignidad de toda persona humana: para que, apoyados en Cristo, no desfallezcan.
-Por todos los creyentes: para que sintamos la necesidad de acercarnos a la Fuente de nuestra Vida en la Palabra y en la Eucaristía.
Oración: Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, enséñanos el amor y la ciencia que se encierran en el Corazón de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Octavo Dia
¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más en el amor a Jesús Eucaristía
y vivir de tal manera que podamos así, llevar muchas almas al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje
en la unión y caridad en vida cristiana y que todas nuestras acciones
sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento, la oración
y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor. Amén
Por los sacerdotes del mundo entero
Por el Papa Francisco
Por el Obispo Oscar Ojea
Por Monseñor Cardenal Mario Aurelio Poli
Por el Padre Adrian
Por el Padre Jorge Luis
Por el Padre Dante
Por el Padre Gustavo
Por el Padre Eduardo
Por el Padre Enrique
Por los Palotinos
Por los teatinos y clerigos regulares
Por Toda la Diocesis de San Isidro
Por Todas las Diocesis de Argentina
Por La parroquia San Jose y el Noviciado de las pequeñas Hermanas de la Divina Providencia
Por las Orioninas y el Hogar San Justo de San Fernando
Por las Carmelitas del Carmelo de Santa Teresita de Lisieux
por la paz y la concordia en el mundo
Por la paz en medio oriente
Por la union de todas las religiones
Por el Seminarista Jose de la Parroquia Sagrada Familia
Por la Hermana Clara por su salud
Por Gladys y su salud
Por las Siervas de Maria de Mar del Plata, por mas vocaciones
Por los frutos de La Visita de Maria a estas comunidades
Por las intenciones de Maria Madre de las Almas Consagradas
y todo lo que hay en tu corazon
.
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena.
Petición. Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración. Concédenos, por favor, Señor Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Meditacion de los mensajes de Maria
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Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.
.Oremos la Coronilla desde el Santuario de la Madre
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