A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

domingo, 3 de mayo de 2020

¡Oh Jesús, Sacerdote eterno! Guarda a tus Sacerdotes bajo la protección de tu Sagrado Corazón, donde nada pueda mancillarlos; guarda inmaculadas sus manos ungidas que tocan cada día tu Sagrado Cuerpo; guarda inmaculados sus labios diariamente teñidos con tu preciosa Sangre; guarda puros y despejados de todo afecto terrenal sus corazones, que Tú has sellado con la sublime marca del sacerdocio.



Evangelio según san Juan 10, 1-10
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guardián y as ovejas reconocen su voz, y él llama a cada una por su nombre y las conduce fuera. Cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió Jesús:
"Les aseguro que yo soy la puerta de la ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Salmo 22

El Señor es mi pastor. Aleluya.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
El Señor es mi pastor. Aleluya.

Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú estás conmigo. Tú vara y tu cayado me dan seguridad.
El Señor es mi pastor. Aleluya.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
El Señor es mi pastor. Aleluya.




Primera carta del apóstol san Pedro 2, 20 b-25
Hermanos: Soporten con paciencia los sufrimientos que les vienen por hacer el bien, cosa agradable a los ojos de Dios, pues para esto han sido llamados, ya que también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo para que sigan sus huellas.
El no cometió pecado ni hubo engaño en su boca; insultado, no devolvía los insultos; maltratado, no profería amenazas, sino que encomendaba su causa al único que juzga con justicia. Cargado con nuestros pecados, subió al madero de la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.
Por sus llagas han sido curados. Andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor


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Oremos
Para que los obispos, presbíteros y diáconos, apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Dios todopoderoso y eterno, que en tu Hijo, vencedor de la muerte, nos has abierto las puertas de la salvación; escucha nuestra oración e infunde en nuestro corazón la sabiduría de tu Espíritu, para que no nos dejemos seducir por las voces engañosas del mundo y reconozcamos y sigamos siempre la voz de tu Hijo, el buen pastor, que nos da vida, y vida abundante, y que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.


Desde Venezuela nos envian este Video

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SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, apóstoles
Felipe, natural de Betsaida, en Galilea, fue primero discípulo de Juan Bautista, y siguió a Jesús cuando éste le dijo «Sígueme», después de lo cual fue a decirle entusiasmado a Natanael: «Hemos encontrado a aquel de quien hablaban Moisés y los profetas, Jesús de Nazaret». Los evangelios lo mencionan en algunos pasajes y la tradición lo recuerda como evangelizador en Asia Menor. Santiago, apellidado «el Menor», pariente de la Virgen María y del Señor, hijo de Alfeo, fue obispo de la primera comunidad judeo-cristiana de Jerusalén; escribió la carta canónica que lleva su nombre; es el apóstol con quien Pablo convertido toma contacto, y a quien el Concilio de Jerusalén concede un papel importante en momentos cruciales del desarrollo de la evangelización. Recibió la palma del martirio en Jerusalén el año 62.- 
Oración: 
Señor, Dios nuestro, que nos alegras todos los años con la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, participar en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos llegar a contemplar en el cielo el esplendor de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


LAS «CRUCES DE MAYO»


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 La Iglesia ha dedicado dos fechas a celebrar la santa Cruz: el 3 de mayo y el 14 de septiembre, intercambiando entre ellas los títulos y motivos. En la segunda, rememorando que el 14 de septiembre del año 320 santa Elena halló la Cruz en Jerusalén, celebramos ahora «La exaltación de la santa Cruz». La del 3 de mayo, que permanece en la tradición popular aunque no tenga celebración litúrgica, recuerda también hechos históricos. En mayo del año 614, Cosroas, rey de los persas, saqueó Jerusalén y se llevó la Cruz a su país. Pero el emperador Heraclio derrotó a los persas, recuperó la Cruz y la entregó solemnemente al patriarca de Jerusalén el 3 de mayo del año 630. Esta recuperación llenó de entusiasmo a la Iglesia y particularmente a los latinos, que no tardaron en celebrar la fiesta de la santa Cruz en esta última fecha.

LOS APÓSTOLES FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR De las catequesis de S. S. Benedicto XVIen las audiencias generales del 6-IX-2006 y del 28-VI-2006

"...la carta de Santiago nos muestra un cristianismo muy concreto y práctico. La fe debe realizarse en la vida, sobre todo en el amor al prójimo y de modo especial en el compromiso en favor de los pobres. Sobre este telón de fondo se debe leer también la famosa frase: «Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (Sant 2, 26).

Por último, la carta de Santiago nos exhorta a abandonarnos en las manos de Dios en todo lo que hagamos, pronunciando siempre las palabras: «Si el Señor quiere« (Sant 4,15)
Así, nos enseña a no tener la presunción de planificar nuestra vida de modo autónomo e interesado, sino a dejar espacio a la inescrutable voluntad de Dios, que conoce cuál es nuestro verdadero bien. De este modo Santiago es un maestro de vida siempre actual para cada uno de nosotros."

Oremos por los sacerdotes


SÚPLICAS A JESÚS SACRAMENTADO A FAVOR DEL CLERO

A nuestro Santísimo Padre

Envuélvelo en tu gracia, Señor.

A los Cardenales y Delegados,

Envíales tu luz, Señor.

A los Sacerdotes Párrocos,
Dales acierto, Señor.

A los Vicarios y Colaboradores,
Guíalos, Señor.

A los Sacerdotes Misioneros,

Protégelos, Señor.

A los Sacerdotes predicadores,

Ilumínalos, Señor.

A los Sacerdotes Directores de almas,

Instrúyelos, Señor.

A los Sacerdotes Religiosos,

Hazlos perfectos, Señor.

A los Sacerdotes de Seminarios,
Dales tu ciencia, Señor.

A los Sacerdotes en peligro,

Líbralos, Señor.

A los Sacerdotes tentados,

Dales el triunfo, Señor.

A los Sacerdotes en pecado,

Dales tu gracia, Señor.

A los Sacerdotes celosos,

Ayúdales, Señor.

A los Sacerdotes pobres,

Socórrelos, Señor.

A los Sacerdotes débiles,

Fortalécelos, Señor.

A los Sacerdotes turbados,

Dales la paz, Señor.

A los Sacerdotes aislados,
Acompáñalos, Señor.

A los Sacerdotes atados a las cosas de la tierra,

Rompe sus cadenas, Señor.

A los Sacerdotes enfermos,

Sánalos, Señor.

A los Sacerdotes ancianos,

Sostenlos, Señor.

A los Sacerdotes difuntos,

Dales la gloria, Señor.

De toda la Iglesia militante y purgante,

Apiádate, Señor.


ORACIÓN
¡Oh Jesús, Sacerdote eterno! Guarda a tus Sacerdotes bajo la protección de tu Sagrado Corazón, donde nada pueda mancillarlos; guarda inmaculadas sus manos ungidas que tocan cada día tu Sagrado Cuerpo; guarda inmaculados sus labios diariamente teñidos con tu preciosa Sangre; guarda puros y despejados de todo afecto terrenal sus corazones, que Tú has sellado con la sublime marca del sacerdocio.

Que tu santo amor los rodee y los preserve del contagio del mundo. Bendice sus tareas apostólicas con abundantes frutos y haz que las almas confiadas a su celo y dirección sean su alegría en la tierra, y su hermosa e inmarcesible corona en el cielo. Amén


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Monasterio de Belen, San Luis 
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Recuerdos 2016


Rosarios para Maria 2018


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