A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Dios nuestro, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que nuestros pensamientos te sean agradables y te amemos con toda sinceridad.


Evangelio según San Mateo 5,17-19.


Jesús dijo a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá  ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús.

Salmo 88

Su descendencia perdurará eternamente.

Cantaré eternamente el amor del Señor, anunciaré por siempre tu fidelidad. Proclamaré: "Tu amor es un edificio eterno, tu fidelidad está firme en los cielos".
Su descendencia perdurará eternamente.

He sellado una alianza con mi elegido, he jurado a mi siervo David: "Afirmaré tu descendencia para siempre, consolidaré tu trono por todas las edades".
Su descendencia perdurará eternamente.

El me dirá: "Tú eres mi Padre, mi Dios, la roca que me salva". Mi amor hacia él será eterno, y mi alianza con él, firme.
Su descendencia perdurará eternamente.

Oremos a Dios, que es rico en misericordia, y que en Jesucristo nos ha llamado a obrar según la ley del amor.

Digámosle:

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que Jesús, que murió en la cruz para conseguirnos la reconciliación con Dios, ayude a su Iglesia a mantenerse fiel y a dispensar su misericordia y su perdón. Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que el Hijo de Dios, que dio su vida para reunir en un solo pueblo a quienes antes estaban distanciados por el odio, consiga de nuestro mundo el don de la Paz, la unidad y el amor



Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que nuestro Mesías Salvador, que quiso acoger en su cuerpo todas las dolencias de la humanidad, las reciba hoy, las sane, las santifique, y haga brotar en los corazones de todos sentimientos de bondad y solidaridad.

Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que el Señor que fue colgado de un madero para enseñarnos la locura del amor de Dios Padre, alcance a los consagrados una entrega radical, un espíritu sin fronteras y un corazón nuevo.
Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que quien nos abrió el camino hacia la Vida, introduzca en ella a quienes hoy morirán.

Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Para que Jesús, que quiso darse en alimento a sus amigos, ayude a los que hoy celebramos esta Eucaristía a ser ofrenda generosa para los que tienen hambre de amor y esperanza.

Oremos.

Salva a tu pueblo, Señor.

Señor Dios, que tanto amas al mundo que nos diste a tu Hijo para que nos salvara de la muerte y del pecado, escucha las súplicas que en nombre de todos los hombres te hemos presentado, y haz que un día gocemos de tu luz y de tu verdad.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Dios nuestro, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que nuestros pensamientos te sean agradables y te amemos con toda sinceridad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén






LA ALEGRÍA EN LA CRUZ


La alegría es una característica esencial del cristiano, y la Iglesia no deja de recordárnoslo en este tiempo litúrgico para que no olvidemos que debe estar presente en todos los momentos de nuestra vida. 
Existe una alegría que se pone de relieve en la esperanza del Adviento, otra viva y radiante en el tiempo de Navidad; más tarde, la alegría de estar junto a Cristo resucitado; hoy, ya avanzada la Cuaresma, meditamos la alegría de la Cruz. 

Es siempre el mismo gozo de estar junto a Cristo: “solo de Él, cada uno de nosotros puede decir con plena verdad, junto con San Pablo: Me amó y se entregó por mí (Gal 2, 20). De ahí debe partir vuestra alegría más profunda, de ahí ha de venir también vuestra fuerza y vuestro sostén.
Si vosotros, por desgracia, debéis encontrar amarguras, padecer sufrimientos, experimentar incomprensiones y hasta caer en pecado, que rápidamente vuestro pensamiento se dirija hacia Aquel que os ama siempre y que con su amor ilimitado, como de Dios, hace superar toda prueba, llena todos nuestros vacíos, perdona todos nuestros pecados y empuja con entusiasmo hacia un camino nuevamente seguro y alegre”. Juan Pablo II, Alocución, 1-III-1980.

 Domingo 15 de Marzo 2020 
tercer Domingo de Cuaresma: Hoy está permitido que –si se dispone de ellos– los ornamentos del sacerdote sean color rosa en vez de morados , Misal Romano, Ordenación General, n. 308.
y que pueda adornarse el altar con flores, cosa que no se hace los demás días de Cuaresma Caeremoniale Episcoporum, 1984, n. 48.


 

La mortificación que estaremos viviendo estos días no debe ensombrecer nuestra alegría interior, sino todo lo contrario: debe hacerla crecer, porque nuestra Redención se acerca, el derroche de amor por los hombres que es la Pasión se aproxima, el gozo de la Pascua es inminente. Por eso queremos estar muy unidos al Señor, para que también en nuestra vida se repita, una vez más, el mismo proceso: llegar, por su Pasión y su Cruz, a la gloria y a la alegría de su Resurrección.

 Alegraos siempre en el Señor, otra vez os digo: alegraos 
Flp 4, 4. . 
Con una alegría que es equivalente a felicidad, a gozo interior, y que lógicamente también se manifiesta en el exterior de la persona.

El Señor nos pide que perdamos el miedo al dolor, a las tribulaciones, y nos unamos a Él, que nos espera en la Cruz. Nuestra alma quedará más purificada, nuestro amor más firme. Entonces comprenderemos que la alegría está muy cerca de la Cruz. Es más, que nunca seremos felices si no nos unimos a Cristo en la Cruz, y que nunca sabremos amar si a la vez no amamos el sacrificio. Esas tribulaciones, que con la sola razón parecen injustas y sin sentido, son necesarias para nuestra santidad personal y para la salvación de muchas almas. En el misterio de la corredención, nuestro dolor, unido a los sufrimientos de Cristo, adquiere un valor incomparable para toda la Iglesia y para la humanidad entera. El Señor nos hace ver, si acudimos a Él con humildad, que todo –incluso aquello que tiene menos explicación humana– concurre para el bien de los que aman a Dios 
 Cfr. Rom 8, 28. 
El dolor, cuando se le da su sentido, cuando sirve para amar más, produce una íntima paz y una profunda alegría. Por eso, el Señor en muchas ocasiones bendice con la Cruz

Así hemos de recorrer “el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma”
San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II, 3.

Tenemos cerca la Semana Santa y la Pascua, y por tanto el perdón, la misericordia, la compasión divina, la sobreabundancia de la gracia. Unas jornadas más, y el misterio de nuestra salud quedará consumado. Si alguna vez hemos tenido miedo a la penitencia, a la expiación, llenémonos de valor, pensando en que el tiempo es breve y el premio grande, sin proporción con la pequeñez de nuestro esfuerzo. Sigamos con alegría a Jesús, hasta Jerusalén, hasta el Calvario, hasta la Cruz. Además, “¿no es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupaciones, los sufrimientos físicos o morales?”
San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II

Oración por nuestros sacerdotes.

A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor.
 Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

ORACION
Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.

"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
de Tu Sagrado Corazón,
atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
Te pedimos que retomes en Tu Corazón
todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
que enciendas de nuevo el deseo de santidad
en los corazones de aquellos sacerdotes
que han caído en la tibieza,
y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
el deseo de una mayor santidad.
Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

Dios, Padre y Pastor de todos los hombres, Tú quieres que no falten hoy día, hombres y mujeres de fe, que consagren sus vidas al servicio del evangelio y al cuidado de la Iglesia.

Haz que tu Espíritu Santo ilumine los corazones, y fortalezca las voluntades de tus fieles, para que, acogiendo tu llamado, lleguen a ser los Sacerdotes y Diáconos, Religiosos, Religiosas y Consagrados que tu Pueblo necesita.

La cosecha es abundante, y los operarios pocos. 
Envía, Señor, operarios a tu mies. Amén.


Oracion a Maria Madre de las Almas Consagradas

¡Oh Santísima Virgen María te invoco como Madre de las personas consagradas! Concédenos profundizar cada día más en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera que podamos así, llevar muchas almas al conocimiento de Cristo. Que nuestra entrega se refleje en la unión y caridad en vida cristiana y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano. Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios, el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento, la oración y abnegación por los sacerdotes y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía, sean tarea permanente, compromiso con nuestros hermanos con un sólo corazón en el amor. Amén

(CON PERMISO ECLESIÁSTICO)
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Señor, imploramos de tu misericordia que cuantos nos gozamos en la conmemoración de María, siempre Virgen, nos entreguemos como ella al servicio de tu plan de salvación sobre la humanidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.



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Hoy encendemos una luz en cada hogar por esta Pandemia y pedimos con nuestra humilde oracion por la Santa Iglesia por los cardenales, y muy especialmente por el Papa Francisco, por su salud, por los sacerdotes que se encuentran internados , por los que se han contagiado este virus.. por nosotros , por los consagrados del mundo entero
Te invitamos a que te unas desde aqui con tu oracion, difunde a tus amigos.
Gracias Dios te Bendiga!....


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Bendicion del padre Morcillo en la Parroquia Santo Tomas Moro 2017-

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