A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

domingo, 12 de mayo de 2019

Yo soy el buen pastor. dice el Señor; yo conozco a mis ovejas a mis ovejas y ellas me conocen a mí.



Lectura del libro del Apocalipsis
del apóstol san Juan 7, 9.14-17

Yo, Juan, vi en la visión una muchedumbre tan grande que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas: estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con túnicas blancas y con palmas en las manos. Uno de los ancianos, que estaban junto al trono, me dijo:
"Esos vestidos de blanco son los que han pasado por la gran persecución; han lavado y blanqueado sus túnicas con la sangre del Cordero, por eso están ante el trono de Dios, sirviéndole día y noche en su santuario; el que está en el trono los protegerá continuamente. Ya nunca sufrirán hambre ni sed, no los quemará el sol ni los agobiará el calor, pues el Cordero que está en el trono será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida; y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor



Aleluya, aleluya.


Yo soy el bueno pastor. dice el Señor; yo conozco a mis ovejas a mis ovejas y ellas me conocen a mí.

Aleluya.

 Evangelio según san Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
"Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen; les doy la vida eterna y no perecerán jamás, nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y el Padre es superior a todos. El Padre y yo somos uno".
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.

No se dice "Credo".

Oremos Unidos: Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los obispos, presbíteros y diáconos, apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren, encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Dios nuestro, fuente de gozo y de paz, que has concedido a tu Hijo el poder y la realeza sobre los hombres y los pueblos; escucha nuestra oración y sosténnos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos separemos de nuestro pastor que nos conducirá hacia fuentes de aguas vivas, y que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.Amén

La gloriosa victoria de la cruz

Porque, has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que de donde tuvo origen la muerte, de allí surgiera la vida; y el que en un árbol venció, fuera en un árbol vencido, por Cristo Señor nuestro. Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...

Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. Aleluya


Oremos a Dios Padre, en el nombre de Jesús, el Buen Pastor, de quien procede toda reconciliación con Dios y con nuestros hermanos.

-Para que la Iglesia sea siempre instrumento de reconciliación y lugar de acogida de todos, incluidos los descarriados.

-Para que los sacerdotes, compartiendo los sentimientos de Jesús, ejerzan con bondad y delicadeza el ministerio sacramental del perdón.

-Para que los cristianos, en el ambiente en que nos desenvolvemos, hagamos presente a Cristo, manso y humilde de corazón.

-Para que los cristianos festejemos y celebremos con gozo el retorno a la casa paterna, de cuantos la habían abandonado o se habían extraviado.

Oración: Escúchanos, Padre de bondad, y enséñanos a compartir con los demás el perdón y la misericordia que sin medida recibimos de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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