Oh Espíritu Santo!,recibe la consagración perfecta y absolutade todo mi ser.
Dígnate ser en adelante,en cada uno de los instantes de mi vida y encada una de mis acciones:mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todoel amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservaa tus operaciones divinasY quiero ser siempre dócila tus inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo!,transfórmame, con María y en María,en Cristo Jesús,para gloria del Padre y salvación del mundo.Amén.
VENI, CREATOR SPIRITUS
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y colma de tu gracia divina los corazones que tú mismo has creado.
Tú eres nuestro Consolador, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, amor y unción espiritual. Tú derramas sobre nosotros tus siete dones; tú eres el dedo de la diestra de Dios; tú, la promesa del Padre; tú, quien pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y conforta, con tu auxilio contínuo, la flaqueza de nuestra carne.
Aleja de nosotros al enemigo, y danos pronto la paz; y así, siendo tú mismo nuestro guía, evitaremos todo mal.
Haz que por tí conozcamos al Padre, y que sepamos también del Hijo; haz que creamos siempre en tí, que procediendo de los dos, eres su Espíritu.
Amen.
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-40
Gloria a ti, Señor.
Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor.
Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones.
Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y piadoso, que aguardaba el
consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:
"Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
"Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de muchos".
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Sal 23
El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense compuertas eternas, para que entre el rey de la gloria!
El Señor es el rey de la gloria.
¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, héroe poderoso; el Señor, héroe de las batallas.
El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense compuertas eternas, para que entre el rey de la gloria!
El Señor es el rey de la gloria.
¿Quién es el rey de la gloria? El Señor todopoderoso, él es el rey de la gloria.
El Señor es el rey de la gloria.
Acojamos a Cristo Jesús, que viene a nuestro encuentro, y presentémosle nuestras peticiones:
-Por la santa Iglesia de Dios, para que, por la vida de sus fieles y el ministerio de sus sacerdotes, haga brillar ante los hombres la luz de Cristo.
-Por los que tienen autoridad en la vida pública, para que su labor sea siempre de servicio, de justicia y de paz.
-Por quienes han cumplido muchos años, para que vean realizadas sus esperanzas trascendentales y puedan ir al Padre llenos de paz.
-Por todos los que creemos y esperamos en Cristo, para que la manifestación del Señor en la carne sea causa de vida y no ocasión de caída.
Oración: Dios todopoderoso, que recibiste en tu templo a tu Unigénito, que se ofrecía por nosotros, escucha nuestras oraciones. Te lo pedimos Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a Maria Madre de las Almas Consagradas
Dia 6
Oración de San Bernardo para empezar todos los días.
Acordaos, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección
e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado.
Yo, pecador, animado con tal confianza,
acudo a vos oh Madre,
Virgen de las vírgenes: a vos vengo,
delante de vos me presento gimiendo.
No queráis, oh Madre del Verbo,
despreciar mis palabras;
antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Amén
Oración de San Ildefonso (siglo VII).
Arzobispo de Toledo.
Oh clementísima Virgen, que con mano piadosa repartes vida a los muertos, salud a los enfermos, luz a los ciegos, solaz a los desesperados y consuelo a los que lloran. Saca de los tesoros de tu misericordia refrigerio para mi ánimo quebrantado, alegría para mi entendimiento y llamas de caridad para mi durísimo pecho. Sé vida y salud de mi alma, dulzura y paz de mi corazón y suavidad y regocijo de mi espíritu. Y, pues, tú eres estrella clarísima del mar, madre llena de compasión, endereza mis pasos, defiéndeme de riesgos de enemigos, hasta aquella postrera y suspirada hora en la cual, asistido de tu auxilio, enriquecido con tu gracia, vencidas las enemistades del infernal dragón, salga de este mundo para los eternos y seguros gozos de la vida bienaventurada. Amén.
Terminar con la oración final de todos los días
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima Madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa ley cristiana; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu, la paz en la familia y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la santa Iglesia católica.
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena.
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena.
Petición.
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración.
Concédenos, por favor, Señor Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oracion a Maria Madre de las Almas Consagradas
¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más
en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera
que podamos así, llevar muchas almas
al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje en la unión
y caridad en vida cristiana
y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento,
la oración y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor.
Amén
Maria Madre de las Almas Consagradas, Ruega por ellas..
San Juan Pablo II, Ruega por nosotros.
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración.
Concédenos, por favor, Señor Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oracion a Maria Madre de las Almas Consagradas
¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más
en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera
que podamos así, llevar muchas almas
al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje en la unión
y caridad en vida cristiana
y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento,
la oración y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor.
Amén
Maria Madre de las Almas Consagradas, Ruega por ellas..
San Juan Pablo II, Ruega por nosotros.
Imagen de Ecclesia digital |
Presentacion Del Señor En el Templo y Purificacion De la Virgen Maria.
Esta fiesta, que se llama también "La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías- Oración:
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA.
JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA.
Esta Jornada, instituida por Juan Pablo II en 1997 y que se viene celebrando desde aquel año el 2 de febrero, «quiere ayudar -dice el Papa- a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor». Según el mismo Pontífice, las finalidades de la Jornada son tres: 1) alabar más solemnemente al Señor y darle gracias por el gran don de la vida consagrada; 2) promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada; 3) que las personas consagradas celebren juntas y solemnemente las maravillas que el Señor ha realizado en ellas. «La Jornada -establece el Papa- se celebrará en la fiesta en que se hace memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo "para ofrecerlo al Señor" (Lc 2,22)
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