Dulzura de los ángeles -de la liturgia bizantina
Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.
María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.
Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. Manda a tus siervos el socorro del cielo.
Evangelio según san Marcos 1,14-20
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.Gloria a ti, Señor Jesús.
Salmo 96
Angeles del Señor, adórenlo.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. El trono del Señor está asentado sobre la justicia y el derecho.
Angeles del Señor, adórenlo.
Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. Que caigan ante Dios todos los dioses.
Angeles del Señor, adórenlo.
Tú, Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses.
Angeles del Señor, adórenlo.
En medio de nuestro trabajo, de nuestros quehaceres, nos invita Jesús a seguirle, para ponerle en el centro de la propia existencia, para servirle en la tarea de evangelizar el mundo. “Dios nos saca de las tinieblas de nuestra ignorancia, de nuestro caminar incierto entre las incidencias de la historia, y nos llama con voz fuerte, como un día lo hizo con Pedro y con Andrés: Mt 4, 19, seguidme y yo os haré pescadores de hombres, cualquiera que sea el puesto que en el mundo ocupemos”. Nos elige y nos deja –a la mayor parte de los cristianos, los laicos– allí donde estamos: en la familia, en el mismo trabajo, en la asociación cultural o deportiva a la que pertenecemos... para que en ese lugar y en ese ambiente le amemos y le demos a conocer a través de los vínculos familiares, o de las relaciones de trabajo, de amistad...San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa-
Oremos
A Cristo Jesús, que ha venido para crear en nosotros un hombre nuevo de corazón y de espíritu, digámosle suplicantes:
-Tú, que al encarnarte nos has hecho partícipes de tu divinidad, concédenos la gracia de vivir como hijos de Dios.
-Tú, que te has hecho hombre en el seno de la Virgen María, haz que te reconozcamos en el misterio de tu palabra y de tu cuerpo.
-Tú, que nos has amado primero, enséñanos a amar a todos los hombres, hermanos tuyos y nuestros.
-Tú, que nos concedes celebrar los primeros pasos de tu vida terrena, concédenos que también nosotros crezcamos en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres.
Oración: Dios todopoderoso, tú que has anunciado al mundo, por medio de la estrella, el nacimiento del Salvador, sigue manifiéstanos siempre este misterio y haz que cada día avancemos en su contemplación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amán.
Santo Tomas de Cori
Nació en Cori (Latina, Italia) en 1655. Pronto quedó huérfano de padre y madre. Trabajó como pastor y, casadas sus dos hermanas, ingresó en la Orden franciscana. Fue ordenado sacerdote en 1683; poco después pidió integrarse en el nuevo Retiro de Bellegra (Roma); allí permaneció hasta su muerte, excepto los seis años en que fue guardián de Palombara, donde instauró el Retiro. El aspecto más evidente de su vida espiritual fue sin duda la centralidad de la Eucaristía, testimoniada en la celebración eucarística, intensa y participada, y en la oración silenciosa de adoración en las largas noches de retiro, después del oficio divino celebrado a medianoche. Su vida de oración estuvo marcada por una aridez persistente de espíritu. Nunca olvidó el bien de sus hermanos y el corazón de la vocación franciscana, que es apostólico. Recorrió comarcas y pueblos del Lacio, anunciando con sencillez el Evangelio, administrando los sacramentos y realizando milagros, signo de la presencia del Reino. Murió en Bellegra el 11 de enero de 1729. Lo canonizó Juan Pablo II en 1999.
Meditación del Papa Francisco
El Apóstol Andrés, con su hermano Pedro, al llamado de Jesús, no dudaron ni un instante en dejarlo todo y seguirlo: "Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". También aquí nos asombra el entusiasmo de los Apóstoles que, atraídos de tal manera por Cristo, se sienten capaces de emprender cualquier cosa y de atreverse, con Él, a todo.
Cada uno en su corazón puede preguntarse sobre su relación personal con Jesús, y examinar lo que ya ha aceptado –o tal vez rechazado– para poder responder a su llamado a seguirlo más de cerca. El grito de los mensajeros resuena hoy más que nunca en nuestros oídos, sobre todo en tiempos difíciles; aquel grito que resuena por "toda la tierra y hasta los confines del orbe". Y resuena también hoy aquí, en esta tierra de Centroáfrica; resuena en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras parroquias, allá donde quiera que vivamos, y nos invita a perseverar con entusiasmo en la misión, una misión que necesita de nuevos mensajeros, más numerosos todavía, más generosos, más alegres, más santos. Todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser este mensajero que nuestro hermano, de cualquier etnia, religión y cultura, espera a menudo sin saberlo.
En efecto, ¿cómo podrá este hermano –se pregunta san Pablo– creer en Cristo si no oye ni se le anuncia la Palabra? Homilía de S.S. Francisco, 30 de noviembre de 2015.
Oración
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
De la Exhortación apostólica “Redemptoris donum” de Juan Pablo II a los religiosos y religiosas nº 3
“La llamada al camino de los consejos evangélicos nace del encuentro interior con el amor de Cristo, que es amor redentor. Cristo llama precisamente mediante este amor suyo. En la estructura de la vocación, el encuentro con este amor resulta algo específicamente personal. Cuando Cristo “después de haber puesto los ojos en ustedes, les amó”, llamando a cada uno y a cada una de ustedes, queridos Religiosos y Religiosas, aquel amor suyo redentor se dirigió a una determinada persona, tomando al mismo tiempo características esponsales: se hizo amor de elección. Tal amor abarca a toda la persona, espíritu y cuerpo, sea hombre o mujer, en su único e irrepetible “yo” personal. Aquél que, dándose eternamente al Padre, se “da” a sí mismo en el misterio de la Redención, ha llamado al hombre a fin de que éste, a su vez, se entregue enteramente a un particular servicio a la obra de la Redención mediante su pertenencia a una Comunidad fraterna, reconocida y aprobada por la Iglesia.”
Oremos
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en obediencia.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en pobreza.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en castidad.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu, a las monjas y a los monjes de clausura.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, sirviéndote en el campo de la salud.
Bendícelos Señor.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en la Evangelización a tiempo completo.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en el campo de la educación y en la evangelización de la cultura.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en la vida fraterna y comunitaria.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, como almas reparadoras.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, para servirte en los más pobres.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
Fuentes
Catholic.net
www.franciscanos.org
Catolicos firmes en su fe
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