A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

jueves, 19 de febrero de 2015

«Tú eres amor, caridad. Tú eres sabiduría... Tú eres seguridad. Tú eres quietud. Tú eres gozo, esperanza y alegría... Tú eres toda nuestra dulzura...»..San Francisco de Asis, en sus Alabanzas del Dios altísimo

Maria Madre de las Almas Consagradas, ruega por ellas

Inspira, Señor, nuestras acciones y dirígelas con tu gracia, para que todo cuanto emprendamos lo iniciemos en tu nombre y podamos llevarlo a término por tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 9, 22-25
 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, que sería rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que lo matarían y que al tercer día resucitaría.
Entonces se puso a decir a todo el pueblo:
"El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si se pierde o se arruina a sí mismo?"
Palabra del Señor.


Señor, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.

Para seguir a Cristo es preciso llevar la propia Cruz: También les decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame..

Uno de los síntomas más claros de que la tibieza ha entrado en un alma es  el abandono de la Cruz, de la pequeña mortificación, de todo aquello que de alguna manera suponga sacrificio y abnegación.  Huir de la Cruz es alejarse de la santidad y de la alegría; porque uno de los frutos del alma mortificada es  la capacidad de relacionarse con Dios y con los demás, y también una profunda paz en medio de la tribulación y de dificultades externas.

Sin espíritu de sacrificio y de mortificación no hay progreso en la vida interior. 
Dice San Juan de la Cruz que si hay pocos que llegan a un alto estado de unión con Dios se debe a que muchos no quieren sujetarse “a mayor desconsuelo y mortificación”. Y escribe el mismo santo: “Y jamás, si quiere llegar a poseer a Cristo, le busque sin la cruz”La Cruz del Señor, con la que hemos de cargar cada día, no es ciertamente la que produce nuestros egoísmos, envidias, pereza, etcétera, no son los conflictos que producen nuestro hombre viejo y nuestro amar desordenado. Esto no es del Señor, no santifica.

En alguna ocasión, encontraremos la Cruz en una gran dificultad, en una enfermedad grave y dolorosa, en un desastre económico, en la muerte de un ser querido: “,, no olvidéis que estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios.

“Es la hora de amar la mortificación pasiva, que viene, cuando no la esperamos”. El Señor nos dará las fuerzas necesarias para llevar con garbo esa Cruz y nos llenará de gracias y frutos inimaginables. Comprendemos que Dios bendice de muchas maneras, y frecuentemente, a sus amigos, haciéndonos partícipes de su Cruz y corredentores con Él.


Fuente:  www.iesvs.org


Oremos a Dios nuestro Padre, pues de él nos viene la misericordia y él hace fiesta por los hijos que vuelven a su hogar.

-Para que la Iglesia sea signo e instrumento de reconciliación de los hombres entre sí y con Dios.

-Para que haya justicia en el mundo y nunca sean oprimidos los inocentes.

-Para que los cristianos vivamos siempre reconciliados y perdonemos a los demás, como deseamos que el Padre nos perdone a nosotros.

-Para que la frecuente participación en la Eucaristía nos haga tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos por nuestros pecados.

Oración: Desde lo hondo a ti gritamos, Señor, escucha nuestra voz; sálvanos, pues queremos convertirnos a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén



Invoquemos juntos la intercesión de la Virgen María para que todos los hombres se abran al amor misericordioso de Dios, y así la familia humana pueda sanar en profundidad de los males que la afligen. Como el paralítico del Evangelio, os animo a acercaros con decisión y confianza al amor y a la misericordia de Jesús, el único que puede perdonar los pecados y devolver la alegría y la paz a nuestros corazones. Benedicto XVI, Ángelus del 19 de febrero de 2006


Súplica para ser un Buen Cristiano, San Efren

 
Santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo; que sobrepasas incomparablemente a las potencias espirituales en pureza, en santidad de alma y cuerpo; mírame culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios de mi vida impura y llena de pecado; purifica mi espíritu de sus pasiones; santifica y encamina mis pensamientos errantes y ciegos; regula y dirige mis sentidos; líbrame de la detestable e infame tiranía de las inclinaciones y pasiones impuras; anula en mí el imperio de mi pecado; da la sabiduría y el discernimiento a mi espíritu en tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas y de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado, sea hallado digno de glorificarte, de cantarte libremente, verdadera madre de la verdadera Luz, Cristo Dios nuestro. Pues sólo con Él y por Él eres bendita y glorificada por toda criatura, invisible y visible, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


¡Señor envía tu Espíritu Santo y suscita en nosotros la pasión por Ti que manifestó el Diácono San Efrén!



Caminito del Espiritu Santo

Iniciamos el Martes pasado el Caminito hacia el Espiritu Santo en Nuestras vidas con el Anhelo que se manifeste en nosotros el Espiritu para ayudarnos a ser buenos cristianos orantes y contemplativos llenos del Amor de Dios, te invitamos desde aqui a seguir nuestras meditaciones y juntos lleguemos a Pentecostes de la Mano de Nuestra Madre La Santisima Virgen Maria-
¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.

Ven, Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, tu amadísima esposa./Tres Veces./
 (Oración dada por la Virgen María en su mensaje del 7-6-81, Movimiento Sacerdotal Mariano).


Señal de la Cruz

Sosteniendo el crucifijo del Rosario en nuestras manos:

† Por la Señal de la Santa Cruz

† de nuestros enemigos,

† líbranos Señor, Dios nuestro.

Hacer tres cruce pequeñas con el pulgar derecho, manteniendo la mano abierta, una en la frente, otra en los labios y otra en el pecho.
Presignarse


† En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Con la punta de la mano derecha tocar primero la frente, luego el pecho, luego el hombro izquierdo y finalmente el hombro derecho.



La Orgullosa presuncion y la concupiscencia desaparecen frente al don de Temor de Dios


En la tercera estacion del Via Crucis leemos. 'En su caída bajo el peso de la cruz aparece todo el itinerario de Jesus: su humillacion voluntaria para liberarnos de nuestro orgullo': la soberbia que nos induce a querer enmanciparnos de Dios, a ser solo nosotros mismos, sin necesidad del amor eterno y aspirando a ser los unicos artifices de nuestra vida. En esta rebelion contra la verdad, en este intento de hacernos dioses, nuestros propios creadores y jueces, nos hundimos y terminamos por autodestruirnos. Hemos perdido el Temor de Dios y asi somos esclavos.
El Don del Santo Temor de Dios perfecciona dos virtudes; primariamente la virtud de la Esperanza, en cuanto que arranca de raiz el pecado de presuncion, fruto de la soberbia, que se opone directamente a aquella por  exceso, y hace apoyarse únicamente en el auxilio omnipotente de Dios, que es el motivo formal de la esperanza. Perfecciona tambien la virtud de la Templanza, ya que no hay nada tan eficaz para frenar el apetito desordenado de los placeres como el temor de los castigos divinos. Los santos temblaban ante la posibilidad del menor pecado, porque el don de Temor les hacia ver con claridad la grandeza y majestad de Dios, por un lado, y la vileza y degradacion del pecado, de la soberbia, de la presuncion y de la ambicion, y por otro, lo que rompe esas cadenas de esclavitud es el don de Temor de Dios.

Oremos
Espiritu Santo indúceme a huir de las ocasiones de pecado, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda entristecerte, a temer radicalmente separarme de Tí a quien amo y constituyes mi razón de ser y de vivir. Amén.
Oracion al Espiritu Santo

Espiritu Santo, te doy gracias por el cuidado que tienes conmigo al ayudar a mi flaqueza con los dones de tu gracia. Tú sabes que soy debil y que la confución reina muchas veces en mi interior, y no sé como vencerla. Enviame tu Espiritu  para que triunfe en la tentación del relativismo ético y moral. Saca de mí la apatía, la frialdad y la indiferencia. Que sea generoso en la entrega, para transformar mi vida y la de los demas. Envíame Tu Espiritu para encender en mi alma el fuego de tu Divino Amor, para vencer la tibieza y asi siendo llama de fuego ardiente, pueda quemar todas las miserias que me impiden responder con generosidad al plan de Dios y a Su Verdad.
Ven a mi alma, oh Espiritu Santo, envíame un rayo de Tu Luz, para que, iluminada mi inteligencia, pueda conocer lo recto y gozar de tus celestiales consuelos.
Amen.

Fuente: Diario Cristo Hoy
 

Ven Espíritu Santo, ven
por medio de la poderosa intercesión
del Corazón Inmaculado de María
Tu Amadísima Esposa, ven.
(tres veces)
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