A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

martes, 2 de diciembre de 2014

Concédenos, Señor, permanecer alertas a la venida de tu Hijo, para que, cuando llegue y llame a la puerta, nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

Gloria a ti, Señor.

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.



Oremos al Señor, que vendrá y nos salvará, y digámosle confiados: Ven, Señor, y sálvanos.

-Señor Jesús, ungido del Padre y salvador de los hombres, ven pronto y sálvanos.

-Tú que viniste al mundo, líbranos del pecado del mundo.

-Tú que viniste del Padre, muéstranos el camino para ir a Él.

-Tú que fuiste concebido por obra del Espíritu Santo, renuévanos a nosotros con la fuerza de este mismo Espíritu.

-Tú que tomaste carne en el seno de la Virgen María, líbranos de la corrupción de la carne.

Oración: Concédenos, Señor, permanecer alertas a la venida de tu Hijo, para que, cuando llegue y llame a la puerta, nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Oramos tambien con las peticiones de la Misa del Domingo Primero de Adviento

Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, y pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos.
Respondemos a cada petición: Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los fieles despierten del sueño de sus indolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que se afiance la paz en el mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los humanos, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que nosotros mismos vivamos siempre alerta, sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Celebrante:
Señor Dios, Padre y Redentor nuestro, que nunca olvidas las obras de tus manos; escucha las plegarias de tu pueblo y no permitas que nos desviemos de tu camino, sino que, como siervos responsables, vivamos siempre en vela, aguardando la venida de tu Hijo Jesucristo. él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Dios busca para sus obras, de ordinario, a personas corrientes, sencillas, a las que comunica las gracias necesarias. Enseña Santo Tomás de Aquino, aplicándolo a la Virgen, pero válido para todos, que “a quienes Dios elige para una misión los dispone y prepara de suerte que sean idóneos para desempeñar la misión para la que fueron elegidos”. 


Por eso, si alguna vez se hace cuesta arriba nuestro cometido, siempre podremos decir: porque tengo vocación para esta misión, tengo las gracias necesarias y saldré adelante. Dios me ayudará si yo pongo lo que esté de mi parte.
La Virgen nos enseña que para acertar en el cumplimiento de la voluntad divina es necesaria una disponibilidad completa. Solo podemos cooperar con Dios cuando nos entregamos completamente a Él, dejándole actuar sobre nuestra vida con entera libertad.
 “Dios no puede comunicar su voluntad si, primeramente, no hay en el alma de la criatura esta presentación íntima, esta consagración profunda. Dios respeta siempre la libertad humana, no actúa directamente ni se impone sino en la medida en que nosotros le dejamos actuar”
La respuesta de la Virgen es como un programa de lo que será después toda su vida: Ecce ancilla Domini... Ella no tendrá otro fin que cumplir la voluntad de Dios. Nosotros podemos darle hoy a la Virgen un sí para que lo presente a su Hijo, sin reservas y sin condiciones, aunque alguna vez nos pueda costar.

meditacion del sitio : www.Iesvs.org-



Adviento

El primer domingo de Adviento es el primer día de un nuevo Año Litúrgico para la Iglesia Católica y en esta ocasión el Evangelio anima a los fieles a velar y estar preparados porque no se sabe cuándo llegará el dueño de casa.
 

Esta primera semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación a la vigilancia en espera de la venida del Señor. Por ello, es importante que en las familias se haga un propósito que les permita avanzar en el camino hacia la Navidad.

En un momento propicio o tal vez después del encendido de la primera vela de la corona de adviento, los miembros del hogar podrían comenzar revisando las relaciones familiares y terminar pidiendo perdón a quienes se ha ofendido, así como dándolo a los demás.



Fuente Aci Prensa

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