A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

domingo, 22 de junio de 2014

Señor concédenos, te rogamos, por la intercesión de san Juan Fisher y de santo Tomás Moro, ratificar con una vida santa la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Padre misericordioso: tú que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.




† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 26-33

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre del cielo; pero al que me niegue delante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.




Unámonos a Jesucristo, el Sacerdote de la nueva Alianza, que presenta al Padre nuestras oraciones.

-Por todos los sacerdotes: para que, a ejemplo del Buen Pastor, sirvan a todos y busquen su verdadero bien.

-Por la Iglesia: para que no le falten nunca sacerdotes que administren y vivan santamente los sacramentos.

-Por la Iglesia: para que no le falten ministros y creyentes que anuncien el Evangelio y atiendan con celo y caridad a los hermanos.

-Por los pastores de la Iglesia: para que encuentren la estima y colaboración de todos en la misión que el Señor les ha encomendado.

Oración: Escúchanos, Dios de bondad, y haz que nosotros, tus hijos, sepamos acoger y celebrar los dones que nos concedes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Fuente: Franciscanos.org.

SANTO TOMÁS MORO . 
Nació en Londres el año 1478. Estudió en Londres y Oxford. Fue laico, casado y padre de cuatro hijos, amigo de los franciscanos y al parecer miembro de la Tercera Orden Franciscana, humanista y jurista, escritor y hombre de gobierno, canciller del Reino. Era considerado uno de los humanistas si no el humanista más grande a nivel europeo. Su obra más conocida se titula Utopía, y es uno de los textos paradigmáticos de la filosofía política. Un «hombre verdaderamente completo» lo denominó Pío XI. Porque fue coherente con sus convicciones cristianas, cayó en desgracia del rey Enrique VIII al oponerse a sus pretensiones divorcistas y al negarse a jurar la supremacía espiritual del monarca sobre la del papa. Fue encarcelado en la Torre de Londres y luego decapitado el 6 de julio de 1535. Por sus dotes naturales y por su fe, supo enfrentarse a la muerte con la sonrisa en los labios. Canonizado por Pío XI en 1935, Juan Pablo II, el año 2000, lo proclamó patrono de los gobernantes y políticos. Su memoria se celebra el 22 de junio, asociada a la de san Juan Fisher.- 

SAN JUAN FISHER. 
La liturgia une en una misma memoria a san Juan Fisher y a santo Tomás Moro, personalidades eminentes de la Iglesia y de la sociedad inglesa en tiempo del rey Enrique VIII. Juan nació en Berverly (Yorkshire) el año 1469, hijo de un rico comerciante. Recibió la ordenación sacerdotal después de una brillante carrera universitaria en Cambridge, donde llegó a canciller de la Universidad. Más tarde fue elegido arzobispo de Rochester, cargo que ejerció con una vida austera y de entrega pastoral, visitando con frecuencia a sus fieles. Fue uno de los hombres más cultos de su tiempo, se distinguió en las controversias contra las tesis de Lutero y escribió obras contra otros errores. Por defender la validez del matrimonio de Enrique VIII y rechazar el juramento de fidelidad a las pretensiones reales contra de la autoridad espiritual del Papa, fue encarcelado en la Torre de Londres y luego decapitado el 22 de junio de 1535.

Oración: Señor, tú has querido que el testimonio del martirio sea perfecta expresión de la fe; concédenos, te rogamos, por la intercesión de san Juan Fisher y de santo Tomás Moro, ratificar con una vida santa la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Hoy se recuerda a Santo Tomas Moro:Un testimonio de fe hasta el martirio.


Fortaleza y vida de oración. Coherencia cristiana y unidad de vida.



Tomás Moro es una figura muy cercana a nosotros, pues fue un cristiano corriente, que supo compaginar bien su vocación de padre de familia con la profesión de abogado y más tarde de Canciller, en una perfecta unidad de vida. Se encontraba en el mundo como en su propio hogar; amaba todas las realidades humanas que constituyen el entramado de su vida, donde Dios le quiso. Vivió al mismo tiempo un desprendimiento de los bienes y un amor a la Cruz tan grandes que puede decirse que ahí asentó toda su fortaleza.

Tomás Moro tenía costumbre de meditar cada viernes algún pasaje de la Pasión de Nuestro Señor. Cuando sus hijos o su mujer se quejaban por dificultades y contrariedades comunes, les decía que no podían pretender “ir al Cielo en un colchón de plumas” y les recordaba los sufrimientos que padeció Nuestro Señor, y que no es el siervo mayor que su dueño. Además de aprovechar las contrariedades para identificarse con la Cruz, Moro hacía otras penitencias. Algunos días llevaba, a flor de piel y oculta, una camisa de pelo áspero. Esta práctica la continuó durante su encarcelamiento en la Torre de Londres, a pesar del frío, humedad y privaciones de toda clase que pasó en aquellos largos meses



Asi Rezaba Santo Tomas Moro; No esperaba que Dios hiciera por él lo que, con un poco de esfuerzo, podía lograr por sí mismo. Trabajó con empeño toda su vida hasta llegar a ser un abogado de prestigio antes de ser nombrado Canciller, pero nunca olvidó la necesidad de la oración, aunque a veces, sobre todo en circunstancias tan dramáticas como mientras esperaba la ejecución, no le era fácil. En estos días escribió una larga plegaria, en la que, entre muchas piadosas y conmovedoras consideraciones del hombre que sabe que va a morir, exclamaba:
“Dame, mi buen Señor, la gracia de esforzarme para conseguir las cosas que en la oración te pido”. “Dame, Señor mío, un anhelo de estar contigo, no para evitar calamidades de este pobre mundo, y ni siquiera para evitar las penas del purgatorio, ni las del infierno tampoco, ni para alcanzar las alegrías del Cielo, ni por consideración de mi propio provecho, sino sencillamente por auténtico amor a Ti”“Dadme vuestra gracia, buen Señor, para estimar el mundo en nada, para tener mi mente bien unida a vos; y no depender de las variables opiniones de los demás... Para que piense en Dios con alegría, e implore tiernamente su ayuda. Para que me apoye en la fortaleza de Dios y me esfuerce con afán en amarle... Para darle gracias sin cesar por sus beneficios; para redimir el tiempo que he perdido...


Tomado del sitio Encuentro de oracion y fe

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