Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.
Padre todopoderoso, te suplicamos que la santísima Virgen María
nos proteja
siempre con su maternal intercesión y nos ayude a conocer y a
amar a tu Hijo
Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es
Dios, por los siglos de los siglos...
Amén.
El dia 16 de Julio se celebro en la Iglesia la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, muchos conocen la historia de esta hermosa advocacion, ese dia el grupo de oracion Beato Juan Pablo II fue invitado por las hermanas carmelitas ha la misa en honor a Nuestra Señora del Carmen en el Carmelo de Santa Teresita donde se encuentra peregrinando la Virgencita Maria Madre de las Almas Consagradas.
Alli se celebró la Misa presidida por el Obispo Mons. Raul Martin
Vicario Episcopal Zona Devoto. Obispo titular de Troina y Auxiliar de Buenos Aires. Acompañado por sacerdotes y con el coro de las carmelitas, tambien nos consagramos a Nuestra Señora del Carmen y el obispo nos entrego los escapularios bendecidos a todos los presentes, verdaderamente una misa muy linda.
Desde aqui en este humilde sitio queremos compartir con todos ustedes nuestros amigos parte de la fiesta las oraciones que se dieron en la misa y los cantos de las monjitas la foto que esta publicada, se entrego a todos los presentes gentileza del Carmelo Seglar , San Nicolas .
Desde aqui nuestro agradecimiento al Carmelo por invitarnos y dejarnos participar de esta hermosa experiencia.
Regocíjate, Jerusalén,
pues vengo a vivir en medio de
ti
Lectura del libro del
profeta Zacarías 2, 14-17
"Canta de gozo y
regocíjate, Jerusalén, pues
vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se
unirán al Señor
en aquel día; ellas también serán mi pueblo y yo habitaré en
medio de ti y
sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El
Señor tomará
nuevamente a Judá como su propiedad personal en la tierra santa
y Jerusalén
volverá a ser la ciudad elegida".
¡Que todos guarden silencio ante el Señor, pues él se levanta ya
de su santa
morada!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Ha hecho en mí grandes
cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de
júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad
de su esclava.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es
su nombre.
Desde ahora me llamarán
dichosa todas las
generaciones, porque
ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es
su nombre. Y su
misericordia llega de generación en generación a los que lo
temen.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es
su nombre.
Ha hecho sentir el poder
de su brazo: dispersó a los
de corazón altanero. Destronó a los potentados y exaltó a los
humildes. A los
hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin
nada.
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es
su nombre.
Señalando con la mano a
sus discípulos, dijo: Estos
son mi madre y mis hermanos
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 12, 46-50
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús
estaba hablando a la
muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y
trataban de hablar
con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
"Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar
contigo".
Pero él respondió al que se lo decía:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la
voluntad de
mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana
y mi
madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Padre lleno de bondad, que
nos socorra el inmenso amor
de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María
no menoscabó
la integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de
nuestras culpas y
haga aceptable a ti nuestra oración.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
La Virgen prometió, a
quienes viviesen y muriesen con el escapulario o la medalla
bendecida con el
Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen, que hace sus veces la
gracia para
obtener la perseverancia final; es decir,
una ayuda
particular para que, quienes no estén en gracia, se arrepientan
en los últimos
momentos de su vida. A esta promesa hay que añadir el llamado privilegio
sabatino, que consiste en la liberación del Purgatorio al
sábado siguiente
a la muerte, y otras muchas gracias e indulgencias.
Verdaderamente,
“María, con su amor materno, se cuida de los hermanos de su Hijo
que todavía
peregrinan y se hallan en peligros y en ansiedad hasta que sean
conducidos a la
patria bienaventurada...”. No dejemos de acudir,
cada día, muchas
veces, a Ella, para que nos ayude y proteja. El mismo
escapulario nos puede
recordar frecuentemente que pertenecemos a Nuestra Madre del
Cielo y que Ella
nos pertenece, pues somos sus hijos, que tanto le hemos costado.
El 16 de julio de
1251 se apareció la Virgen Santísima a San Simón Stock, General
de la Orden de
los Carmelitas, y prometió unas gracias y bendiciones especiales
para aquellos
que llevaran el escapulario. Esta devoción “ha hecho correr
sobre el mundo un
río caudaloso de gracias espirituales y temporales”.
La Iglesia la
ha aprobado repetidamente con numerosos privilegios
espirituales. Durante
siglos, los cristianos se han acogido a esa protección de
Nuestra Señora.
“Lleva sobre tu pecho el santo escapulario del Carmen. Pocas
devociones hay
muchas y muy buenas devociones marianas tienen tanto arraigo
entre los fieles,
y tantas bendiciones de los Pontífices. Además, ¡es tan maternal
ese privilegio
sabatino!l Elculto y la
devoción a la Virgen del Carmen se remonta a los orígenes de la
Orden
carmelitana, cuya tradición más antigua la relaciona con aquella
pequeña
nube como la palma de la mano de un hombre, que subía desde el
mar
1 Rey 18, 44 y que se divisaba desde la cumbre del Monte Carmelo, mientras el
profeta Elías
suplicaba al Señor que pusiese fin a una larga sequía. La nube
cubrió
rápidamente el cielo y trajo lluvia abundante a la tierra
sedienta durante
tanto tiempo. En esta nube cargada de bienes se ha visto una
figura de la
Virgen María, quien, dando el Salvador al mundo, fue
portadora del
agua vivificante de la que estaba sedienta toda la humanidad.
Ella nos trae
continuamente bienes incontables.El Papa Juan Pablo
II, hablando a jóvenes en una parroquia romana dedicada a la
Virgen del Carmen,
recordaba en confidencia el especial socorro y amparo que
recibió de su
devoción a la Virgen del Carmen. “Debo deciros les comentaba que
en mi edad
juvenil, cuando era como vosotros, Ella me ayudó. No podría
decir en qué medida,
pero creo que en una medida inmensa. Me ayudó a encontrar la
gracia propia de mi
edad, de mi vocación”. Y añadía: la misión de la Virgen, la que
se halla
prefigurada y “toma inicio en el Monte Carmelo, en Tierra Santa,
está ligada a
un vestido. Este vestido se llama santo escapulario. Yo debo
mucho, en mis años
jóvenes, a este, su escapulario carmelitano. Que la madre sea
siempre solícita,
se preocupe de los vestidos de sus hijos, de que vayan bien
vestidos, es algo
hermoso”. Pero cuando estos vestidos se rompen, “la madre trata
de reparar los
vestidos de sus hijos”. “La Virgen del Carmen, Madre del santo
escapulario, nos
habla de este cuidado materno, de esta preocupación suya para
vestirnos.
Vestirnos en sentido espiritual. Vestirnos con la gracia de
Dios, y ayudarnos a
mantener siempre blanco este vestido”. El Papa hacía mención del
vestido blanco
que llevaban los catecúmenos de los primeros siglos, símbolo de
la gracia
santificante que recibían con el Bautismo. Y después de exhortar
a conservar
siempre limpia el alma, concluía: “Sed también vosotros
solícitos colaborando
con la Madre buena, que se preocupa de vuestros vestidos, y
especialmente del
vestido de la gracia, que santifica el alma de sus hijos e
hijas”Juan Pablo II, Alocución 15-I-1989
Todos los Martes rezamos por los sacerdotes y las almas consagradas Desde aqui compartiremos nuestros encuentros.. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, Dadnos muchos y santos sacerdotes y haz de nuestras familias semilleros de vocaciones.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.