A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

jueves, 7 de marzo de 2013

Señor, Tú promulgas tus preceptos para que se observen con exactitud. Que mi conducta se ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad.

Te pedimos humildemente, Señor, que conforme se acerca la fiesta de nuestra redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar santamente la Pascua de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31-39
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?
¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?
Como dice la Escritura: "Por tu causa estamos expuestos a la muerte todo el día, nos tratan como ovejas llevadas al matadero".
Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.



Este es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su Dios
Lectura del libro del profeta Jeremías 7, 23-28
Esto dice el Señor:
"Esta fue la orden que di a mi pueblo: Si obedecen mi voz, yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo;
sigan fielmente el camino que yo les he mandado para que sean felices.
Pero ellos no escucharon ni hicieron caso; siguieron las inclinaciones de su corazón endurecido; me dieron la espalda y no la cara.
Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos, los profetas. Pero no me obedecieron ni me hicieron caso, sino que endurecieron su corazón y fueron peores que sus
antepasados. Cuando les comuniques todo esto, no te escucharán; cuando los llames, no te responderán. Entonces les dirás: Esta es la nación que no escucha la voz del Señor su Dios y no aprende la lección. La verdad ha desaparecido de su boca".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.



Sal 94,
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, cantemos alegres al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva. Entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Entremos, postrémonos para adorarlo, arrodillémonos ante el Señor, que nos ha hecho. Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, ovejas que él apacienta. ¡Ojalá escuchen hoy su voz!
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
"No endurezcan su corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto: cuando me tentaron sus antepasados y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras".
Señor, que no seamos sordos a tu voz.



† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo. Cuando salió el demonio, habló el mudo y la gente quedó maravillada. Pero algunos dijeron:
"Expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo:
"Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder de Satanás. Ahora bien, si yo expulso los demonios con el poder de Satanás, sus hijos, ¿con qué poder los expulsan? Por eso ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo expulso los demonios con el poder de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Dia 7/03 Santas Perpetua y Felicidad (mártires, rojo)

Aquellos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir con él, con él se gozan eternamente.

Dios todopoderoso, por cuyo amor las santas mártires Perpetua y Felícita fueron capaces de resistir persecuciones y tormentos, concédenos por su intercesión la gracia de amarte más cada día.Por nuestro Señor Jesucristo...Amén.


«La divina providencia consiste en las disposiciones por las que Dios conduce con sabiduría y amor todas las criaturas hasta su fin último» (CEC -321).

Gracias, Jesús, por todo lo que me envías: aquello que me parece bueno y, también, aquello que me hace sufrir un poco y que, seguro, tiene una parte positiva aunque a veces me cueste verla humanamente.
«Todo reino dividido contra sí mismo quedará desolado.»
Jesús, te pido por la unidad en la Iglesia, para que, como Tú pediste al Padre, «todos sean uno; como Tú Padre, en mi y yo en Ti» (Juan 17,21).


Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el destino del universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su pueblo:
 
Por la santa Iglesia de Dios, para que busque día con mayor afán el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen purificarse de todas sus faltas y pecados, roguemos al Señor.
  Escúchanos, Padre.
Por los sacerdotes del mundo entero para que Dios les conceda la perseverancia en su ministerio, roguemos al Señor.
 Escúchanos, Padre.
Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y constancia por la paz y el bienestar de sus súbitos, a fin de que reine entre los pueblos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Por los enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren, para que Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus males, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda preservar en la fe y progresar en el mutuo amor,
Escúchanos, Padre.


Dios nuestro, que has enviado a tu hijo, rey profeta, para anunciar el Evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista, escucha nuestras súplicas y haz que tu palabra resuene con fuerza en el mundo, y a nosotros nos transforme e instrumentos eficaces de libertad y salvación para todos los hombres.
Por Jesucristo Señor nuestro.
Amén.

 La Iglesia, dirigida por los sucesores de los apóstoles, guarda íntegra la doctrina a través de los siglos, a la vez que orienta a los fieles para aplicarla en las situaciones actuales de cada época y de cada pueblo.Convéncete: tu apostolado consiste en difundir bondad, luz, entusiasmo, generosidad, espíritu de sacrificio, constancia en el trabajo, profundidad en el estudio, amplitud en la entrega, estar al día, obediencia absoluta y alegre a la Iglesia, caridad perfecta...
-Nadie da lo que no tiene» (Surco.- 927).
Jesús, si quiero ser tu discípulo y hacer apostolado entre mis amigos, he de empezar siguiéndote de cerca.
«Y el seguimiento de Jesucristo implica cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida (Mateo 5, 17), sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro, que es quien le da la plenitud perfecta» (C. I. C.-2053).
El que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
Jesús, primero he de cumplir yo esos mandamientos, hasta el más pequeño, obedeciendo con alegría y con resolución las indicaciones de la Iglesia.
No es suficiente con guardar los diez mandamientos, sino que debo conocer lo que dicen el Papa y los Obispos.
Y luego tengo el deber, por cristiano, de enseñar a los demás dónde está el camino, y la verdad y la vida.
Y no están en otro sitio más que en Ti y en tu Iglesia: en los mandamientos, en los sacramentos, en las exigencias cristianas de caridad y entrega, de honradez, de prestigio profesional, de espíritu de sacrificio.
Ayúdame, Jesús, a vivir conforme a tus mandamientos.
Sé que obedecerlos no va en contra de mi libertad sino que, precisamente porque me guían en mi camino, son la mejor elección que puedo hacer.
Y esta elección, obedecerte a Ti y a tu Iglesia, es el mejor uso posible de mi libertad.
Además, sólo siendo fiel a estos mandatos podré luego difundir bondad, luz, entusiasmo, generosidad..., porque nadie da lo que no tiene.

Esta meditación está tomada de:
"Una cita con Dios" de Pablo Cardona.
Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona

 

 

 

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