Evangelio según san Marcos 1, 29-39
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. El se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron:
"Todos te andan buscando".
El les dijo:
"Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido".
Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
Salmo 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy".
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
SAN ARNOLDO JANSSEN.
Nació el año 1837 en Goch, pequeña ciudad de la Baja Sajonia (Alemania). Ordenado de sacerdote en la diócesis de Münster, se dedicó doce años a la enseñanza. Dadas las dificultades de la Iglesia en Alemania, pasó a Holanda para dirigir un seminario misionero. Destacó por su devoción al Corazón de Jesús y su preocupación misionera. Su espiritualidad le llevó a la fundación de tres congregaciones: la "Sociedad del Verbo Divino", para el anuncio del Evangelio entre los no cristianos; su correspondiente rama femenina, las "Misioneras Siervas del Espíritu Santo", y las "Siervas del Espíritu Santo de la Adoración perpetua", para llevar una vida de estilo contemplativo. Todo para dar cumplimiento a las palabras de Jesús: "Rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies". Murió el 15 de enero de 1909 en Steyl (Holanda). Fue canonizado en el 2003
Escribe san Pablo a los Corintios: --Hermanos, hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común 1 Cor 12,4-7
A Dios Padre, que nos llama a formar un solo cuerpo y un solo espíritu, dirijamos nuestra oración:
-Para que la Iglesia sea cada vez más misionera y anuncie a los paganos de nuestro tiempo el Evangelio de la salvación.
-Para que conceda el espíritu del buen samaritano a los que se consagran al servicio de los marginados de la Iglesia y de la sociedad.
-Para que todos los creyentes en Cristo tengamos una actitud de diálogo abierto con las personas que encontremos en el camino de la vida.
-Para que aprendamos a perdonar para ser perdonados y seamos en toda ocasión constructores de reconciliación y de paz.
-Para que la familiaridad con Cristo nos llene de gozo, y sepamos comunicar ese gozo a los demás.
Oración: Acoge, Padre, la humilde expresión de nuestra fe, y robustece la esperanza de quienes queremos vivir en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
«MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES?»
Benedicto XVI, Ángelus del 15-I-06
Queridos hermanos y hermanas:
El pasado domingo, en que celebramos el Bautismo del Señor, comenzó el tiempo ordinario del Año litúrgico. La belleza de este tiempo está en el hecho de que nos invita a vivir nuestra vida ordinaria como un itinerario de santidad, es decir, de fe y de amistad con Jesús, continuamente descubierto y redescubierto como Maestro y Señor, camino, verdad y vida del hombre. Es lo que nos sugiere, en la liturgia de hoy, el evangelio de san Juan, presentándonos el primer encuentro entre Jesús y algunos de los que se convertirían en sus apóstoles. Eran discípulos de Juan Bautista, y fue precisamente él quien los dirigió a Jesús, cuando, después del bautismo en el Jordán, lo señaló como «el Cordero de Dios» (Jn 1,36). Entonces, dos de sus discípulos siguieron al Mesías, el cual les preguntó: «¿Qué buscáis?». Los dos le preguntaron: «Maestro, ¿dónde vives?». Y Jesús les respondió: «Venid y lo veréis», es decir, los invitó a seguirlo y a estar un poco con él. Quedaron tan impresionados durante las pocas horas transcurridas con Jesús, que inmediatamente uno de ellos, Andrés, habló de él a su hermano Simón, diciéndole: «Hemos encontrado al Mesías». He aquí dos palabras singularmente significativas: «buscar» y «encontrar».
Podemos considerar estos dos verbos de la página evangélica de hoy y sacar una indicación fundamental para el nuevo año, que queremos que sea un tiempo para renovar nuestro camino espiritual con Jesús, con la alegría de buscarlo y encontrarlo incesantemente. En efecto, la alegría más auténtica está en la relación con él, encontrado, seguido, conocido y amado, gracias a una continua tensión de la mente y del corazón. Ser discípulo de Cristo: esto basta al cristiano. La amistad con el Maestro proporciona al alma paz profunda y serenidad incluso en los momentos oscuros y en las pruebas más arduas. Cuando la fe afronta noches oscuras, en las que no se «siente» y no se «ve» la presencia de Dios, la amistad de Jesús garantiza que, en realidad, nada puede separarnos de su amor (cf. Rm 8,39).
Buscar y encontrar a Cristo, manantial inagotable de verdad y de vida: la palabra de Dios nos invita a reanudar, al inicio de un nuevo año, este camino de fe que nunca concluye. «Maestro, ¿dónde vives?», preguntamos también nosotros a Jesús, y él nos responde: «Venid y lo veréis».
Para el creyente es siempre una búsqueda incesante y un nuevo descubrimiento, porque Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, pero nosotros, el mundo, la historia, no somos nunca los mismos, y él viene a nuestro encuentro para donarnos su comunión y la plenitud de la vida. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a seguir a Jesús, gustando cada día la alegría de penetrar cada vez más en su misterio.
preparemos nuestro corazon y empezar el año 2020 con el Espiritu Santo Unidos en los Brazos de Jesus y Maria.
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagracion perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Ven Espíritu de Amor y de Paz
Compuesta por Juan Pablo II para el 1998, en preparación al gran jubileo
Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
muéstranos el sentido profundo del gran jubileo
y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe,
en la esperanza que no defrauda,
en la caridad que no espera recompensa
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios,
Compuesta por Juan Pablo II para el 1998, en preparación al gran jubileo
Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
muéstranos el sentido profundo del gran jubileo
y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe,
en la esperanza que no defrauda,
en la caridad que no espera recompensa
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios,
memoria y profecía de la Iglesia,
dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,
la culminación de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino,
guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones
para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio
y llevar a las generaciones venideras
la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo,
ven y renueva la faz de la tierra.
Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad,
para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia,
haz que la riqueza de los carismas y ministerios
contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,
y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren,
acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón,
orienta el camino de la ciencia y de la técnica
al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.
Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones,
y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne
en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha,
haznos dóciles a las muestras de tu amor
y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos
que tú pones en el curso de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
A ti, Espíritu de amor,
junto con el Padre omnipotente
y el Hijo unigénito,
alabanza, honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.
dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,
la culminación de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino,
guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones
para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio
y llevar a las generaciones venideras
la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo,
ven y renueva la faz de la tierra.
Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad,
para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia,
haz que la riqueza de los carismas y ministerios
contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,
y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren,
acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón,
orienta el camino de la ciencia y de la técnica
al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.
Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones,
y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne
en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha,
haznos dóciles a las muestras de tu amor
y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos
que tú pones en el curso de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
A ti, Espíritu de amor,
junto con el Padre omnipotente
y el Hijo unigénito,
alabanza, honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.
Mas Oraciones Aqui
Compartimos Fotos de la Hermana Clara Montilla gentileza del Portal Montecristo de Venezuela, gracias amigos, recemos unidos por ella y su mision, por las intenciones de Maria Madre de las Almas Consagradas y por la Congregacion Siervas de Jesus..
No hay comentarios:
Publicar un comentario