Todos los Martes rezamos por los sacerdotes y las almas consagradas Desde aqui compartiremos nuestros encuentros.. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, Dadnos muchos y santos sacerdotes y haz de nuestras familias semilleros de vocaciones.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Invoquemos del Espíritu Santo una renovada efusión de este don, confiando nuestra súplica a la intercesión de Maria, modelo sublime de ferviente oración y de dulzura materna. Ella, a quien la Iglesia en las Letanías lauretanas Saluda como Vas insignae devotionis, nos ensetie a adorar a Dios «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23) y a abrirnos, con corazón manso y acogedor, a cuantos son sus hijos y, por tanto, nuestros hermanos.
La Efusion del Espiritu Santo
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.
V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Del Catecismo:
1830 La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
1831 Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-2).
Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (Sal 143,10).
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios... Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo (Rm 8,14.17)
Los dones del Espíritu Santo son hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las potencias del alma para recibir y secundar con facilidad las mociones del propio Espíritu Santo al modo divino o sobrehumano. Los dones son infundidos por Dios. El alma no podría adquirir los dones por sus propias fuerzas ya que transcienden infinitamente todo el orden puramente natural. Los dones los poseen en algún grado todas las almas en gracia. Es incompatible con el pecado mortal.
El Espíritu Santo actúa los dones directa e inmediatamente como causa motora y principal, a diferencia de las virtudes infusas que son movidas o actuadas por el mismo hombre como causa motora y principal, aunque siempre bajo la previa moción de una gracia actual.
Los dones perfeccionan el acto sobrenatural de las las virtudes infusas.
Por la moción divina de los dones, el Espíritu Santo, inhabitante en el alma, rige y gobierna inmediatamente nuestra vida sobrenatural. Ya no es la razón humana la que manda y gobierna; es el Espíritu Santo mismo, que actúa como regla, motor y causa principal única de nuestros actos virtuosos, poniendo en movimiento todo el organismo de nuestra vida sobrenatural hasta llevarlo a su pleno desarrollo.
Evangelizacion Dos Corazones
Explicacion de cada Don
CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Recibe, ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el Amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a tus divinas operaciones y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo!, dígnate formarme con María y en María según el modelo de vuestro amado JESÚS.
Gloria al Padre Creador; Gloria al Hijo Redentor; Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén. (Rezar un Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice)
de la Audiencia de SS Juan Pablo II, 13 de septiembre de 1989
"La Iglesia primitiva era una comunidad fundada en la enseñanza de los Apóstoles (Hech 2, 42) y animada en su totalidad por el Espíritu Santo, el cual infundía luz a los creyentes para que comprendiesen la Palabra, y los congregaba en la caridad en torno a la Eucaristía. Así la Iglesia crecía y se propagaba en una muchedumbre de creyentes que 'no tenía sino un solo corazón y una sola alma' (Hech 4, 32).
..." Es Cristo quien nos da esta plenitud divina (Cfr. Col 2, 9 ss.) mediante la acción del Espíritu Santo. Así, colmados de vida divina, los cristianos entran y viven en la plenitud del Cristo total que es la Iglesia, y, a través de la Iglesia, en el nuevo universo que poco a poco se va construyendo (Cfr. Ef 1, 23; 4,12-13; Col 2, 10). En el centro de la Iglesia y del nuevo universo está la Eucaristía, donde se halla presente el Cristo que obra en los hombres y en el mundo entero mediante el Espíritu Santo."
Oremos
Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo,
que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal.
Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo.
Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material.
Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua.
Gracias por tu misericordia para conmigo y los mios.
Gracias Dios mio.
VEN, ESPÍRITU CREADORRezada a diario por el Papa JPII
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fíeles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne,
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.,
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.
V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
* En Enero de 1980, Juan Pablo II, hablando a un grupo de la renovación carismática dijo:
"Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo. Cuando tenía 11 años, me entristecía porque se me dificultaban mucho las matemáticas. Mi padre, me mostró en un librito el Himno '"VEN CREADOR ESPIRITU"', y me dijo: Rézalo y verás que El te ayuda a comprender. Llevo mas de 40 años rezando este himno todos los días y he sabido lo mucho que ayuda el Divino Espíritu.
Te Invito a Pedir la Efusuion del Espiritu Santo Juntos desde Aqui. Dios te Bendiga!!!
ORACION PARA IMPLORAR EL ESPIRITU SANTO
Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo,
y por la intercesión de la Santísima Siempre Virgen María,
envía a mi corazón El Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo, a mi corazón y santifícalo.
Ven, Padre de los pobres, y alíviame.
Ven, autor de todo bien, y constélame.
Ven, luz de las mentes e ilumíname.
Ven, dulce huésped de los corazones, y no te apartes de mí.
Ven, verdadero Refrigerio de mi vida, y renuévame.
Tres veces……….Gloria al Padre…….
Espíritu Santo, eterno Amor,
Ven a nosotros con tus ardores,
Ven, inflama nuestros corazones.
Gloria, adoración, bendición y amor a
Tí ETERNO DIVINO ESPíRITU,
que has traído sobre esta tierra al Salvador de nuestras almas.
¡Gloria y honor a su adorabilísimo corazón, que nos ama con amor infinito!
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