Evangelio según San Lucas 13,1-9.
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".
Palabra del Señor
Oremos a Dios Padre, que está siempre cerca de nosotros y nos escucha lleno de amor y de comprensión.
-Para que la Iglesia muestre a todos con sus obras e instituciones la misericordia con que Dios nos trata.
-Para que no caigamos en la tentación de guardar las meras formas externas de la religiosidad.
-Para que cuantos tienen autoridad sobre los demás sientan que están a su servicio para el bien y la justicia.
-Para que los cristianos comprendamos cada vez más y mejor el sentido y las exigencias del ayuno cuaresmal y de toda práctica religiosa.
Oración: Confírmanos, Señor, en el espíritu de la penitencia cuaresmal, y haz que nuestra austeridad exterior vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Meditacion con los Mensajes de Maria Madre de las Almas Consagradas
9° Mensaje de la Santísima Virgen
Individual para la H. Mary Carmen
Este mensaje llegó el día 28 de octubre de 1993, a las 9:00 p.m., a la hermana Mary Carmen.
Hijitos, hijitas:
Estoy intercediendo ante mi hijo por vosotros. Debéis entregaos más a la oración. Acercad vuestra alma, vuestro cuerpo y vuestro corazón a la luz de Cristo Jesús. Escuchad, hijitos, el tiempo que vivís es tiempo de prueba y de escogencia.
Consolad a estos Dos Corazones traspasados de dolor al ver la perdición de tantas almas; dolor que entristece el rostro de mi Hijo Jesús ante la perdición de mis almas consagradas... ¡Son tantas...!
Hijitos, os invito a orar. No olvidéis la oración; no os alejéis de ella. Es ahora cuando Satanás desata toda su furia y quiere apartaros de esta arma poderosa que os acerca al Sacratísimo Corazón de mi Hijo Jesús y de vuestra Madre.
Dudáis de que el infierno exista y que el demonio quiere ganar su batalla. Decís: todo tiene su explicación...
¿Qué os impide daros a plenitud? ¿Qué os obliga a callar? Y del cambio en vuestros corazones ¿Por qué os resistís?
Mi Corazón Inmaculado triunfará, llevando a mis almas pequeñas a la reconciliación con mi Hijo Jesús, que está presente en cada uno de mis sacerdotes y con una verdadera participación en la santa misa que es el centro de vuestras vidas.
Hijitos: no me olvido de vosotros. Por ello acudo a vuestro llamado silencioso. Os dejo mis mensajes de luz y vida. Dejo en vuestros corazones heridos un diluvio de amor y de esperanza. A través de ellos la confianza nace y la duda muere.
Hijitos. Orad para pedir la salvación del mundo. Personalmente me he manifestado e intervenido de muchas maneras para invitaros a la conversión; pero muchas almas se resisten a dar un cambio en sus corazones.
Hijitos míos: ¿Queréis atar las manos a Dios? Leed mis mensajes como si fuera la primera vez. Ellos son un diluvio de amor sobre cada uno de vosotros. Es una vía para los indecisos, para los que sufren; es un consuelo para los corazones heridos, perdidos en el desorden de este siglo.
Hijitos, hijitas: proteged al débil con la oración y con la penitencia de cada día, aceptando con fervor el grito de mi amor por los pecadores. Hijitos, una madre no olvida a ninguno de sus hijos por muy ingratos que sean. Mis palabras traen luz y vida.
Si me amáis, otros me amarán también, pues el amor es contagioso. Purificadlo quitándole el exceso de humanidad que le estorba y le impide alcanzar su plenitud.
Hijitos, hijitas: acudid a mi llamado y así recibiréis las gracias que estoy derramando sobre vosotros aquí, en este mi bosquecito, que he escogido para refugio de todas mis almas consagradas.
Hijitos: una madre conoce a todos sus hijos hasta lo más íntimo de sus corazones. ¡Cuánto habéis dudado de mi presencia en este lugar sagrado y cuánta inquietud permanece en vuestros corazones!. Orad, hijitos, para que comprendáis lo que quiero de vuestros corazones.
Purificad vuestros corazones, afianzad vuestra fe, manteneos en oración y penitencia, proteged a mis más pequeños.
Hijitos... hijitas, acudid a mi llamado, recibid las gracias que estoy derramando sobre vosotros, aquí en este mi bosquecito, lugar sagrado de oración y de recogimiento, escogido por mi Hijo Jesús para refugio de todas mis almas consagradas.
¡Os amo... os amo tanto!
Os amo con todo mi corazón. Os doy mi bendición.
Os cubro con mi manto.
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Oremos
Te pedimos Señor, que bendigas a los párrocos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los vicarios parroquiales.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los misioneros.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos capellanes, en la diversidad de tareas que realizan.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos, asesores de los diversos movimientos eclesiales.
Bendícelos Señor.
Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Sacerdotes y Diáconos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que estén atravesando alguna crisis profunda y que les concedas una renovada fidelidad.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la docilidad a tu SantoEspíritu, junto con el fervor y la alegría.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que se encuentran sirviendo en zonas de riesgo.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la creatividad y la intrepidez espiritual, para ganar la mayor cantidad de corazones para tu Reino.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”