A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les transmito el Reino, dice el Señor: comerán y beberán a mi mesa en mi Reino..

Te rogamos, Señor, que la virgen santa Agueda nos alcance tu perdón, pues ella fue agradable a tus ojos por la fortaleza que mostró en su martirio y por el mérito de su castidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.


Dia 5/02 Santa Agueda  virgen y mártir
Dia Octavo de la Novena a Maria Madre de las Almas Consagradas-
Rezamos por las intenciones del Santuario del Carrizal:
Miercoles 5 de Febrero (alla ya es el  Noveno dia) 

Por la renovacion de los Consagrados a Su Carisma-
9.00hs Santo Rosario
U.E. "Colegio las Colinas"
Adoracion al Santisimo
16hs Santa Misa: Padre Orlando-

Rezamos por nuestras intenciones y la de la Iglesia 
Por Nuestro Santo Padre Francisco I
Por las intenciones de Maria Madre de las Almas Consagradas
Por la Congregacion de las Siervas de Jesus
Por la Congregacion de las Siervas de Maria
Por las Congregaciones religiosas
Por los seminarios de todo el mundo
Por los sacerdotes 
Por los consagrados
Por los misioneros de la Palabra
Por las parroquias y sus parrocos
Por los ministros que visitan enfermos
Por los grupos de oracion 
por los grupos que difunden la devocion a Maria Madre de las Almas Consagradas
Por la mision de Maria en Argentina y el mundo
Por el movimiento Mariano Arcas Sagrados Corazones
Por todos los que rezan esta novena..

Por la Paz en Medio Oriente
Por la Paz en el Mundo

 Rezemos la Palabra de Dios de este dia

Míranos, Señor, con amor y multiplica en nosotros los dones de tu gracia para que, llenos de fe, esperanza y caridad, permanezcamos siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos.

Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.




Lectura del segundo libro de Samuel (24, 2. 9-17)

En aquellos días, el rey David dio a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él, esta orden: “Recorran todas las tribus de Israel, desde la ciudad de Dan hasta la de Bersebá, para hacer el censo de la población, a fin de que pueda yo saber cuánta gente tengo”. Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para la guerra, y en Judá quinientos mil. Pero a David le remordió la conciencia por haber mandado hacer el censo y dijo al Señor: “He pecado gravemente; pero tú, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque he cometido una gran locura”. Aquella misma noche el Señor le habló al profeta Gad, consejero de David, y le dijo:

“Ve a ver a David y dile que yo, el Señor, le mando decir esto:

‘Te propongo tres castigos.Escoge uno y yo lo realizaré’”. Por la mañana, Gad se presentó ante David y le preguntó: “¿Qué castigo prefieres; tres años de hambre en tu territorio; tres meses de huir, perseguido por tus enemigos; o tres días de peste en tus dominios? Piénsalo y dímelo, para que pueda yo contestarle al Señor, que me ha enviado”. David le respondió: “Estoy en un gran apuro. Pero prefiero caer en manos de Dios, que es el Señor de la misericordia, que en manos de los hombres”. Y escogió la peste. Era la época de la cosecha del trigo, cuando el Señor envió la peste sobre Israel,
desde aquella misma mañana hasta el tiempo señalado. Desde Dan hasta Bersebá murieron setenta mil hombres. Pero, cuando el ángel del Señor había extendido ya su mano hacia Jerusalén, para desatar ahí la peste, el Señor tuvo compasión y le dijo: “¡Basta ya! Retira tu mano”.En ese momento, el ángel se hallaba cerca de Jerusalén, en los campos de Arauná, el yebuseo. Entonces el rey David, angustiado por el exterminio, oró así: “Soy yo, Señor, el que ha pecado; soy yo, el pastor, quien ha obrado mal. ¿Qué culpa tienen ellos, que son las ovejas? Castígame, pues, a mí y a los míos”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.




Salmo 31

Perdona, Señor, nuestros pecados.

Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni engaño.

Perdona, Señor, nuestros pecados.

Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado.

Perdona, Señor, nuestros pecados.

Por eso, en el momento de la angustia, que todo fiel te invoque, y no lo alcanzarán las grandes aguas, aunque éstas se desborden. Perdona, Señor, nuestros pecados.


† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6, 1-6)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?” Y estaban desconcertados.

Pero Jesús les dijo:

“Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos.

Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús. 


Recibe, Padre Santo, las oraciones que te presentamos en la fiesta de tu mártir santa Agueda; y concédenos la gracia de permanecer siempre firmes en la confesión de tu nombre,Tú que iluminaste el misterio de la cruz en la muerte gloriosa de tus mártires; escucha nuestra súplica y haz que, fortalecidos por este sacrificio, nos unamos en Cristo fielmente y trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos los humanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén


 Novena 

Oración de San Bernardo para empezar todos los días.

Acordaos, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección
e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado.
Yo, pecador, animado con tal confianza,
acudo a vos oh Madre,
Virgen de las vírgenes: a vos vengo,
delante de vos me presento gimiendo.
No queráis, oh Madre del Verbo,
despreciar mis palabras;
antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas.  Amén



Oración de San Efrén de Siria (306-373).
Doctor de la Iglesia.


Oh Virgen purísima, Madre de Dios, Reina de todo lo criado, levantada sobre todos los cortesanos del cielo y más resplandeciente y pura que los rayos del sol: tú eres más gloriosa que los querubines, más santa que los serafines y sin comparación más sublime y aventajada que todos los ejércitos del cielo. Tú eres la esperanza de los patriarcas, la gloria de los profetas, la alabanza de los apóstoles, honra de los mártires, alegría de los santos, ornamento de las sagradas jerarquías, corona de las vírgenes, inaccesible por tu inmensa claridad, princesa y guía de todos y doncella sacratísima; por ti somos reconciliados con Cristo mi Señor. Guardame debajo de tus alas; y apiádate de mí, que estoy sucio con mis pasiones y manchado con los innumerables males que he cometido contra mi Juez y Criador. No tengo otra confianza sino en ti, que eres el áncora demi esperanza, el puerto de mi salud y socorro oportuno en la tribulación.



Oracion Final

¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima Madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa ley cristiana; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu, la paz en la familia y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la santa Iglesia católica.
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena.


Petición.  
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.


Oración. 
 
Concédenos, por favor, Señor Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.   Amén.

Oracion a Maria Madre de las Almas Consagradas

 

¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más
en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera
que podamos así, llevar muchas almas
al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje en la unión
y caridad en vida cristiana
y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento,
la oración y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor. 


Amén 

 Maria Madre de las Almas Consagradas, Ruega por ellas..
Beato Juan Pablo II,  Ruega por nosotros..

Fuente de la Novena:
 Sitio Maria Madre de las Almas Consagradas.blogspot.com


Santa Agueda, vírgen y mártir (Año 251)

Agueda significa "la buena", "la virtuosa".
Un himno latino sumamente antiguo canta así: "Oh Agueda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar que el pecho fuera destrozado a machetazos y tu intercesión es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el fuego de la concupiscencia.". Agueda nació en Catania, Sicilia, al sur de Italia, hacia el año 230. 

Como Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía, decidió conservarse siempre pura y virgen, por amor a Dios.
Jesús carga la
Cruz
 





 










Oración

Te rogamos, Señor, que la virgen santa Agueda nos alcance tu perdón, pues ella fue agradable a tus ojos por la fortaleza que mostró en su martirio y por el mérito de su castidad. Por nuestro Señor Jesucristo.


¡ Gracias por tu oracion! Dios te Bendiga!






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