A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

jueves, 28 de marzo de 2013

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor".

 
Este Jueves Santo, el santo padre Francisco presidió en la basílica de San Pedro la concelebración de la santa misa crismal con los cardenales, patriarcas, arzobispos, obispos y presbíteros, diocesanos y religiosos, presentes en la diócesis de Roma, en la que pidió a los sacerdotes que sean “pastores con olor a oveja” para que Dios Padre renueve en ellos el Espíritu de Santidad con el que fueron ungidos. 
fuente: aica.org


“Que renueve nuestro corazón de tal manera que la unción, con el perfume de Cristo, llegue a todos, también a las periferias, allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora”, deseó el obispo de Roma, al tiempo que pidió a los fieles que “acompañen a sus sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre pastores según el corazón de Dios”. 

 Jueves Santo (Misa crismal)

 "..Queridos fieles, acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios.

Queridos sacerdotes, que Dios Padre renueve en nosotros el Espíritu de Santidad con que hemos sido ungidos, que lo renueve en nuestro corazón de tal manera que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora. Que nuestra gente nos sienta discípulos del Señor, sienta que estamos revestidos con sus nombres, que no buscamos otra identidad; y pueda recibir a través de nuestras palabras y obras ese óleo de alegría que les vino a traer Jesús, el Ungido.
Amén." Fragmento de la Homilia de Su Santidad Francisco I

Celebración Eucarística y bendición de los óleos ¡Oh Dios!, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a nosotros, miembros de su cuerpo, nos haces partícipes de su Misma unción; ayúdanos a ser en el mundo testigos fieles de la redención que ofreces a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén


Lectura del libro del profeta Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9
El espíritu del Señor está sobre mi, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, proclamar el perdón a los cautivos, y la libertad a los prisioneros; a pregonar el año de gracia del Señor, el día de la venganza de nuestro Dios.
El Señor me ha enviado a consolar a los afligidos, los afligidos de Sión, a cambiar su ceniza en diadema, sus lágrimas en aceite perfumado de alegría y su abatimiento, en cánticos.
Ustedes serán llamados "sacerdotes del Señor"; ministros de nuestro Dios" se les llamará.
Esto dice el Señor:
"Yo les daré su recompensa fielmente y haré con ellos un pacto perpetuo. Su estirpe será célebre entre las naciones, y sus vástagos, entre los pueblos. Cuantos los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor".
Palabra de Dios.Te alabamos, Señor.


Sal 88,
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
"He encontrado a David, mi servidor, y con mi aceite santo lo he ungido. Lo sostendrá mi mano y le dará mi brazo fortaleza.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Contará con mi amor y mi lealtad y su poder aumentará en mi nombre. El me podrá decir: "Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva".
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.


Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan 1, 5-8
Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el soberano de los reyes de la tierra, aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Miren: él viene entre las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán duelo por su causa.
"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir; el todopoderoso".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4,16-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor".
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo:
"Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Renovación de las promesas sacerdotales

Acabada la homilía, el obispo dialoga con los presbísteros con éstas o semejantes palabras:
Obispo :
Hijos amadísimos: En esta conmemoración anual del día en que Cristo confirió su sacerdocio a los Apóstoles y a nosotros, ¿queréis renovar las promesas que hicisteis un día ante vuestro obispo y ante el pueblo santo de Dios?
Sacerdotes:
Sí, quiero.
Obispo :
¿Queréis uniros más fuertemente a Cristo y configuraros con él, renunciando a vosotros mismos y reafirmando la promesa de cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo, aceptasteis gozosos el día de vuestra ordenación para el servicio de la Iglesia?
Sacerdotes:
Sí, quiero.
Obispo :
¿Deseáis permanecer como fieles dispensadores de los misterios de Dios en la celebración eucarística y en las demás acciones litúrgicas, y desempeñar fielmente el ministerio de la predicación como seguidores de Cristo, Cabeza y Pastor, sin pretender los bienes temporales, sino movidos únicamente por el celo de las almas?
Sacerdotes:
Sí, quiero.
Obispo :
Y ahora vosotros, hijos muy queridos, orad por vuestros presbíteros, para que el Señor derrame abundantemente sobre ellos sus bendiciones: que sean ministros fieles de Cristo, Sumo Sacerdote, y os conduzcan a él, única fuente de salvación.
Pueblo:
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.
Seguidamente, dirigiéndose al pueblo, prosigue:
Obispo:
Y rezad también por mí, para que sea fiel al ministerio apostólico confiado a mi humilde persona y sea imagen, cada vez más viva y perfecta, de Cristo Sacerdote, Buen Pastor,Maestro y Siervo de todos.
Pueblo:
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.
Obispo:
El Señor nos guarde en su caridad y nos conduzca a todos, pastores y grey, a la vida eterna.
Todos:
Amén. 

Después de la renovación de las promesas sacerdotales, los diáconos y ministros designados llevan los óleos, o, en efecto, algunos presbíteros y ministros, o bien los mismos fieles que presentan pan, el vino y el agua, se dirigen ordenadamente a la sacristia donde se han dejado preparados los óleos y las otras ofrendas. Al volver al altar, lo hacen de este modo: en primer lugar el ministro que lleva el recipiente con los aromas, si es que el obispo quiere hacer él la mezcla del crisma; después otro ministro con la vasdija de óleo con de los catecúmenos; seguidamente, otro con la vasija del óleo de los enfermos. El óleo para el crisma es llevado en último lugar por un diácono o un presbítero. A ellos les siguen los ministros que llevan el pan, el vino y el agua para la celebración eucarística.
Cuando llegan al altar o a la sede, el obispo recibe los dones. El diácono que lleva la vasija para el santo crisma, se la presenta al obispo, diciendo en voz alta: "Oleo para el santo crisma"; el obispo la recibe y se la entrega a uno de los diáconos que le ayudan, el cual la coloca sobre la mesa que se ha preparado. Lo mismo hacen los que llevan las vasijas para el óleo de los enfermos y de los catecúmenos. El primero dice: "Oleo de los enfermos"; el otro: "Oleo de los catecúmenos". El obispo recibe ambas vasijas, y los ministros las colocan sobre la mesa que se ha preparado.
La misa se desarrolla como en el rito de la concelebración, hasta el final de la plegaria eucarística, a no ser que todo el rito de la bendición se tenga inmediatamente. En este caso todo se dispone según se describirá más adelante

Bendición del Oleo de los Enfermos

Antes de que el obispo diga "Por él sigues creando todos los bienes...", en la plegaria eucarística I o antes de la doxología "Por Cristo, con él y en él ", en las obras plegarias eucarísticas , el que llevó la vasija del óleo de los enfermos, la lleva cerca del altar y la sostiene delante del obispo, mientras bendice el óleo de los enfermos diciendo está oración:
Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar las dolencias de los enfermos por medio de tu Hijo: escucha con amor la oración de nuestra fe y derrama desde el ciceo tu Espíritu Santo Paráclito sobre este óleo.
Tú que has hecho que el leño verde del olivo produzca aceite abundante para vigor de nuestro cuerpo, enriquece con tu bendición este óleo para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores. Que por tu acción, Señor, este aceite sea para nosotros óleo santo, en nombre de Jesucristo nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos).
Amén.

La conclusión "Que vive y reina" se dice solamente cuando la bendición se hace fuera de la plegaría eucarística.
Acababa la bendición, la vasija del óleo de los enfermos se lleva de nuevo a su lugar, y la misa prosigue después de la comunión.

Antífona de Comunión

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

Oración después de la Comunión

Concédenos Dios todopoderoso, que quienes han participado en tus sacramentos sean en el mundo buen olor de Cristo. Que vive y reina.
Amén.


Bendición del Oleo de los Catecúmenos

Dicha la oración después de la comunión, los miembros colocan las vasijas con los óleos que se han de bendecir sobre una mesa que se ha dispuesto oportunamente en medio del prebisterio. El obispo, teniendo a ambos lados suyos a los prebíteros concelebrantes, que forman un semicírculo, y a los otros ministros detrás de él, procede a la bendición del óleo de los catecúmenos y la consagración del crisma.
Estando todo dispuesto, el obispo, de pie y cara al pueblo, con las manos extendidas, dice la siguiente oración.
Señor Dios, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite un símbolo de vigor, dígnate bendecir este óleo y concede tu fortaleza a los catecúmenos que han de ser ungidos con él, para que, al aumentar en ellos el conocimiento de las realidades divinas y la valentía en el combate de la fe, vivan más hondamente el Evangelio de Cristo, emprendan animosos la tarea cristiana y, admitidos entre tus hijos de adopción, gocen de la alegría de sentirse renacidos y de formar parte de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


Consagración del Crisma

Seguidamente el Obispo derrama los aromas sobre el óleo y hace el crisma en silencio, a no ser que ya estuviese preparado de antemano.
Una vez hecho ésto, dice la siguiente invitación a orar:
Hermanos: pidamos a Dios Padre todopoderoso que se digne bendecir y santificar este ungüento para que aquellos cuyos cuerpos van a ser ungidos con él sientan interiormente la unción de la bondad divina y sean dignos de los frutos de la redención.
Entonces el obispo, oportunamente, sopla sobre la boca de la vasija del crisma, y con las manos extendidas dice la siguiente oración de consagración:
Señor Dios, autor de todo crecimiento y de todo progreso espiritual: recibe complacido la acción de gracias que gozosamente, por nuestro medio, te dirige la Iglesia.
Al principio del mundo, tú mandaste que de la tierra brotasen árboles que dieran fruto, y entre ellos el olivo, que ahora nos suministra el aceite con el que hemos preparado el santo crisma.
Ya David, en los tiempos antiguos, previendo con espíritu profético los sacramentos que tu amor instituiría en favor de los hombres, nos invitaba a ungir nuestros rostros con óleo en señal de alegría. También, cuando en los días del diluvio las aguas purificaron de pecado la tierra, una paloma, signo de la gracia futura, anunció con un ramo de olivo la restauración de la paz entre los hombres.
Y en los últimos tiempos, el símbolo de la unción alcanzó su plenitud: después que el agua bautismal lava los pecados, el óleo santo consagra nuestros cuerpos y da paz y alegría a nuestros rostros.
Por eso, Señor, tú mandaste a tu siervo Moisés que, tras purificar en el agua a su hermano Aarón, lo consagrase sacerdote con la unción de este óleo.
Todavía alcanzó la unción mayor grandeza cuando tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, después de ser bautizado por Juan en el Jordán, recibió el Espíritu Santo en forma de paloma y se oyó tu voz declarando que él era tu Hijo, el Amado, en quien te complacías plenamente.De este modo se hizo manifiesto que David ya hablaba de Cristo cuando dijo: "El Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros".

Todos los concelebrantes, en silencio, extienden la mano derecha hacia el crisma, y la mantienen así hasta el final de la oración.
A la vista de tantas maravillas, te pedimos, Señor, que te dignes santificar con tu bendición † este óleo y que, con la cooperación de Cristo, tu Hijo, de cuyo nombre le viene a este óleo el nombre de crisma, infundas en él la fuerza del Espíritu Santo con la que ungiste a sacerdotes, reyes, profetas y mártires, y hagas que este crisma sea sacramento de la plenitud de la vida cristiana para todos los que van a ser renovados por el baño espiritual del bautismo; haz que los consagrados por esta unción, libres del pecado en que nacieron, y convertidos en templo de tu divina presencia, exhalen el perfume de una vida santa; que, fieles al sentido de la unción, vivan según su condición de reyes, sacerdotes y profetas y que este óleo sea para cuantos renazcan del agua y del Espíritu Santo, crisma de salvación, les haga partícipes de la vida eterna y herederos de la gloria celestial.Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Todos los concelebrantes, en silencio, extienden la mano derecha hacia el crisma, y la mantienen así hasta el final de la oración.
Por tanto, te pedimos, Señor, que mediante el poder de tu gracia hagas que esta mezcla de aceite y perfume sea para nosotros instrumento y signo de tus t bendiciones; derrama sobre nuestros hermanos, cuando sean ungidos con este crisma, la abundancia de los dones del Espíritu Santo, y que los lugares y objetos consagrados por este óleo sean para tu pueblo motivo de santificación.
Pero ante todo, Señor, te suplicamos que por medio del sacramento del crisma hagas crecer a tu Iglesia en el número y santidad de sus hijos, hasta que, según la medida de Cristo, alcance aquella plenitud en la que tú, en el esplendor de tu gloria, junto con tu Hijo y en la unidad del Espíritu Santo, lo serás todo en todos por los siglos de los siglos.
Amén.
 

Cuando todo el rito de la bendición de los óleos se realiza después de la liturgia de la Palabra, acabada la oración de los fieles, el obispo con los concelebrantes se acerca a la mesa donde se va a tener la bendición del óleo de los catecúmenos, y del óleo de los enfermos, y la consagración del crisma. Todo se hace según se ha descrito más arriba.
Dada la bendición conclusiva de la misa, el obispo pone incienso en el incensario y se organiza la procesión hacia la sacristía.
Los óleos bendecidos son llevados por sus ministros inmediatamente después de la cruz.
En la sacristía, el obispo, oportunamente, puede advertir a los presbíteros cómo hay que tratar y venerar los óleos, y también cómo hay que conservarlos cuidadosamente.

 Este Jueves Santo nos trae el recuerdo de aquella Última Cena del Señor con los Apóstoles. Como en años anteriores, Jesús celebrará la Pascua rodeado de los suyos. Pero esta vez tendrá características muy singulares, por ser la última Pascua del Señor antes de su tránsito al Padre y por los acontecimientos que en ella tendrán lugar. Todos los momentos de esta Última Cena reflejan la Majestad de Jesús, que sabe que morirá al día siguiente, y su gran amor y ternura por los hombres.

Oremos hermanos y hermanas para que Dios nos envíe pastores santos y fortalezca a toda la Iglesia para continuar en este camino de fe con todos nuestros hermanos.

Rezamos el santo rosario pidiendo a Dios por intersección de Maria Santissima por todos los sacerdotes y las almas consagradas, que en este jueves santo Dios las proteja y guíe sus pasos. 




martes, 19 de marzo de 2013

Concédenos, Señor, que podamos servirte... con un corazón puro como San José, que se entregó para servir a tu Hijo...


¡Bendito seas San José,
que fuiste testigo de la Gloria de Dios en la tierra.
Bendito sea el Padre Eterno que te escogió.
Bendito sea el Hijo que te amó
y el Espíritu Santo que te santificó.
Bendita sea María que te amó!

 
Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección de san José el nacimiento y la infancia de nuestro Redentor, concédele a tu Iglesia proseguir y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.




Lectura del segundo libro de Samuel (7, 4-5. 12-14. 16)
En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo:
“Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino.El me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo 88
Su descendencia perdurará eternamente.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos.
Su descendencia perdurará eternamente.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’.
Su descendencia perdurará eternamente.
El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice”.
Su descendencia perdurará eternamente.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (4, 13. 16-18. 22)
Hermanos:
La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.
En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura:
Te he constituido padre de todos los pueblos.
Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. El, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido:
Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 16. 18-21. 24)
Gloria a ti, Señor.
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera:
Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:
“José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Invoquemos a Dios, que confió a San José la custodia de su Hijo, y pidámosle que por su intercesión escuche lo que con fe queremos pedirle.

 
Para que la Iglesia del nuevo milenio cristiano sea como San José, fiel custodia, de los misterios del Verbo de Dios y para que se vea enriquecida con la constante intercesión del esposo de la Virgen María.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que San José, que fue un trabajador fiel y un padre ejemplar, consiga de Dios que a nadie falte trabajo e interceda por los que deben mantener y educar una familia.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que mirando a San José, que supo contemplar al Hijo de Dios, muchos jóvenes fijen su mirada en Jesucristo que los ama, y lo sigan con generosidad: pidamos especialmente por los seminaristas y por los que los acompañan en su formación.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes hoy celebran su onomástico, a ejemplo de su santo, vivan con sencillez de corazón y con deseo de los bienes eternos, sean fieles custodios de la fe que han recibido y gocen un día de la felicidad eterna de Dios.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que los agonizantes y los que hoy dejarán este mundo, por intercesión de San José, descubran la misericordia de Dios que se les manifiesta y puedan dejar este mundo en paz.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.


Ayúdanos, Señor, y ya que en nombre de San José, fiel custodio de tu Verbo encarnado, te hemos suplicado, no permitas que nunca nos apartemos de Ti, antes bien danos tu luz y tu verdad para permanecer atentos a tu voz y
dóciles en tu servicio. Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.

Fue José un hombre sencillo que Dios cubrió de gracias y de dones para que cumpliera una misión singular y entrañable en los planes salvíficos. Vivió entre gozos inenarrables, al tener junto a él a Jesús y a María, y también entre incertidumbres y sufrimientos: perplejidad ante el misterio obrado en María, que él todavía no conoce; la pobreza extrema de Belén; la profecía de Simeón en el Templo sobre los sufrimientos del Salvador; la angustiosa huida a Egipto; la vida apenas sin recursos en un país extraño; la vuelta de Egipto y los temores ante Arquelao... Fue siempre fidelísimo a la voluntad de Dios, dejando a un lado planes y razones meramente humanas.
El centro de su vida fueron Jesús y María, y el cumplimiento de la misión que Dios le había confiado. “La entrega de San José aparece tejida de ese entrecruzarse de amor fiel, de fe amorosa, de esperanza confiada. Su fiesta es, por eso, un buen momento para que todos renovemos nuestra entrega a la vocación de cristianos, que a cada uno de nosotros ha concedido el Señor.
“Cuando se desea sinceramente vivir de fe, de amor y de esperanza, la renovación de la entrega no es volver a tomar algo que estaba en desuso. 
Cuando hay fe, amor y esperanza, renovarse es -a pesar de los errores personales, de las caídas, de las debilidades mantenerse en las manos de Dios: confirmar un camino de fidelidad. Renovar la entrega es renovar  la fidelidad a lo que el Señor quiere de nosotros: amar con obras” San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa.
Le pedimos especialmente hoy al Santo Patriarca el deseo eficaz de cumplir la voluntad de Dios en todo, en una entrega alegre, sin condiciones, que sirva a muchos para que encuentren el camino que conduce al Cielo.
Dios espera de todos nosotros una actitud despierta, amorosa, llena de iniciativas. ¡El corazón del Santo Patriarca estuvo siempre lleno de alegría, incluso en los momentos más difíciles! Hemos de lograr que nuestro quehacer divino en la tierra, nuestro caminar hacia Dios sea siempre nuevo, como nuevo y original es siempre el amor,Hoy pedimos a San José esa juventud interior que da siempre la entrega verdadera, la renovación desde sus mismos cimientos de estos firmes compromisos que adquirimos un día. Le pedimos también por tantos que esperan de nosotros esa alegría interior, consecuencia de la entrega, que les arrastre hasta Jesús, a quien encontrarán siempre muy cerca de María.




San José,
Esposo de la Virgen María

José significa "Dios me ayuda".

De San José únicamente sabemos los datos históricos que San Mateo y San Lucas nos narran en el Evangelio. Su más grande honor es que Dios le confió sus dos más preciosos tesoros: Jesús y María. San Mateo nos dice que era descendiente de la familia de David.

Una muy antigua tradición dice que l9 de Marzo sucedió la muerte de nuestro santo y el paso de su alma de la tierra al cielo.

Aqui encontraras mas de San Jose 




San José, el santo del Silencio.
Es un caso excepcional en la Biblia: un santo al que no se le escucha ni una sola palabra. No es que haya sido uno de esos seres que no hablaban nada, pero seguramente fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta antiguo: "Sean pocas tus palabras". Quizás Dios ha permitido que de tan grande amigo del Señor no se conserve ni una sola palabra, para enseñarnos a amar también nosotros en silencio. "San José, Patrono de la Vida interior, enséñanos a orar, a sufrir y a callar".

Un dato curioso: Desde que el Papa Pío Nono declaró en 1870 a San José como Patrono Universal de la Iglesia, todos los Pontífices que ha tenido la Iglesia Católica desde esa fecha, han sido santos. Buen regalo de San José.


Santa Teresa repetía: "Parece que Jesucristo quiere demostrar que así como San José lo trató tan sumamente bien a El en esta tierra, El le concede ahora en el cielo todo lo que le pida para nosotros. Pido a todos que hagan la prueba y se darán cuenta de cuán ventajoso es ser devotos de este santo Patriarca"."Yo no conozco persona que le haya rezado con fe y perseverancia a San José, y que no se haya vuelto más virtuosa y más progresista en santidad".







Oración a San José
del Papa León XIII


A vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación,
y después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María,Madre de Dios, os tuvo unido y, por el paterno amorconque abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.

Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la
escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzaren el Cielo la eterna felicidad.

Amén. 



Rezamos el Santo Rosario por los sacerdotes y Almas Consagradas


A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.



ORACION POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES
De Santa Teresita del Niño Jesús

OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna
en el Cielo. Amén 



Oracion por las Vocaciones de Juan Pablo II

Padre santo:
Fuente perenne de la existencia y del amor,
que en el hombre viviente
muestras el esplendor de tu gloria,
y pones en su corazón la simiente de tu llamada,
haz que ninguno, por negligencia nuestra, ignore este don o lo pierda,
sino que todos, con plena generosidad,
puedan caminar hacia la realización de tu Amor.

Señor Jesús,
que en tu peregrinar por los caminos de Palestina,
has elegido y llamado a tus apóstoles
y les has confiado la tarea de predicar el Evangelio,
apacentar a los fieles, celebrar el culto divino,
haz que hoy no falten a tu Iglesia
numerosos y santos Sacerdotes, que lleven a todos
los frutos de tu muerte y de tu resurrección.

Espíritu Santo: que santificas a la Iglesia
con la constante dádiva de tus dones,
introduce en el corazón de los llamados
a la vida consagrada
una íntima y fuerte pasión por el Reino,
para que con un sí generoso e incondicional
pongan su existencia al servicio del Evangelio.

Virgen Santísima, que sin dudar
te has ofrecido al Omnipotente
para la actuación de su designio de salvación,
infunde confianza en el corazón de los jóvenes
para que haya siempre pastores celosos,
que guíen al pueblo cristiano por el camino de la vida,
y almas consagradas que sepan testimoniar
en la castidad, en la pobreza y en la obediencia,
la presencia liberadora de tu Hijo resucitado.

Amén



Estas oraciones son tomadas del sitio Dos Corazones.org


domingo, 17 de marzo de 2013

"Oremos los unos por los otros y todos por el mundo, para que haya una gran fraternidad" Su Santidad Francisco I.




¡Qué dichosos y benditos son los que aman al Señor y cumplen lo que dice el mismo Señor en el Evangelio: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y al prójimo como a ti mismo! san Francisco de Asis


Ciudad del Vaticano, 13 Mar 2013 (AICA): “Estoy muy contento de que haya sido elegido un latinoamericano. Sabemos las esperanzas que había en ese continente en el que vive la mayor parte de los católicos”, fueron las primeras palabras del director de la oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi SJ, comentando con los periodistas la elección del nuevo Papa. “La elección del nombre Francisco es muy significativa -dijo- Es un nombre que nunca antes había sido elegido y evoca sencillez, testimonio evangélico.
 

“El cardenal Bergoglio -añadió- es jesuita y los jesuitas se caracterizan por el servicio a la Iglesia recogiendo todos los carismas que el Señor nos da, allá donde se necesitan, pero intentando evitar los puestos de poder. Para mí esta elección asume el significado de una llamada al servicio, una llamada fuerte y no una búsqueda de poder o de autoridad. Estoy convencido absolutamente de que tenemos un Papa que quiere servir. Su elección fue la elección de un rechazo del poder” .




Debemos ser sencillos, humildes y puros
De la carta de san Francisco de Asís, dirigida a todos los fieles

La venida al mundo del Verbo del Padre, tan digno tan santo y tan glorioso, fue anunciada por el Padre altísimo, por boca de su santo arcángel Gabriel, a la santa y gloriosa Virgen María, de cuyo seno recibió una auténtica naturaleza humana, frágil como la nuestra. Él, siendo rico sobre toda ponderación, quiso elegir la pobreza, junto con su santísima madre. Y, al acercarse su pasión, celebró la Pascua con sus discípulos. Luego oró al Padre diciendo: Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz.

Sin embargo, sometió su voluntad a la del Padre. Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, a quien entregó por nosotros y que nació por nosotros, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y víctima en el ara de la cruz, con su propia sangre, no por sí mismo, por quien han sido hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos nos salvemos por él y lo recibamos con puro corazón y cuerpo casto.

¡Qué dichosos y benditos son los que aman al Señor y cumplen lo que dice el mismo Señor en el Evangelio: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y al prójimo como a ti mismo! Amemos, pues, a Dios y adorémoslo con puro corazón y con mente pura, ya que él nos hace saber cuál es su mayor deseo, cuando dice: Los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque todos los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y verdad. Y dirijámosle, día y noche, nuestra alabanza y oración, diciendo: Padre nuestro, que estás en los cielos; porque debemos orar siempre sin desanimarnos.

Procuremos, además, dar frutos de verdadero arrepentimiento. Y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Tengamos caridad y humildad y demos limosna, ya que ésta lava las almas de la inmundicia del pecado. En efecto, los hombres pierden todo lo que dejan en este mundo tan sólo se llevan consigo el premio de su caridad y las limosnas que practicaron, por las cuales recibirán del Señor la recompensa y una digna remuneración.

No debemos ser sabios y prudentes según la carne, sino más bien sencillos, humildes y puros. Nunca debemos desear estar por encima de los demás, sino, al contrario debemos, a ejemplo del Señor, vivir como servidores y sumisos a toda humana criatura, movidos por el amor de Dios. El Espíritu del Señor reposará sobre los que así obren y perseveren hasta el fin, y los convertirá en el lugar de su estancia y su morada, y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras imitan; ellos son los esposos, los hermanos y las madres de nuestro Señor Jesucristo.



ORACION POR LA PAZ
San Francis de Asís
Señor,
hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde hay error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado, como en amar;
porque dando se recibe, olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida .
Amén.

El martes 19 de Marzo rezaremos por el Papa Su Santidad Francisco I en la Parroquia Santo tomas Moro- Urquiza 1450 Vicente Lopez Pcia de Buenos Aires Adoracion 13 hs 14hs Santo Rosario-







Jornadas de Oracion en La Catedral de Buenos Aires:

Lunes 18 de marzo

20.30 hs. Iglesia Catedral Primada de Buenos Aires

Vigilia de Oración, durante toda la noche, de los jóvenes para todo el Pueblo de Dios.





Martes 19 de marzo Solemnidad de San José, Patrono de la Iglesia Universal

04.00 hs. Marcha desde la Iglesia Catedral hacia el Obelisco.

05.30 hs. Transmisión en el Obelisco, en directo desde Roma, de la Celebración de la Santa Misa de Inicio Solemne del Pontificado de Su Santidad Francisco. 


12.00 hs. Repique de las campanas durante 10 minutos de todas las Iglesias de la Arquidiócesis y edificios con campanas de la Ciudad saludando al nuevo y querido Santo Padre Francisco desde su lugar de origen.

Por la tarde Santa Misa de San José en cada una de las Parroquias e Iglesias de la Arquidiócesis por las intenciones del Santo Padre Francisco.
Oremos a nuestra Madre La Virgen Maria con las oraciones de San Francisco de Asis

Santa Virgen María,
no ha nacido en el mundo
ninguna semejante a ti entre las mujeres,
hija y esclava del altísimo y sumo Rey,
el Padre celestial,
Madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo,
esposa del Espíritu Santo:
ruega por nosotros
ante tu santísimo amado Hijo, Señor y maestro.
Gloria al Padre. Como era.






Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.

Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya. Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas vosotras, santas virtudes,
que sois infundidas por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagáis fieles a Dios.

Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 


Load y bendecid a mi Señor,
dadle gracias y servidle con gran humildad.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Habemus Papam!!!! Gracias Señor! Gracias Virgencita Maria!



                          BIENVENIDO

                           S. S. FRANCISO I


"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella"


Oremus pro pontifice nostro

CARDENAL JORGE MARIO BERGOGLIO


Recemos mucho por el "dulce Cristo en la tierra" y por la Iglesia.


Gracias Señor por darnos a Francisco I Dale a tu vicario en la tierra
fuerza, protección y los dones del Espíritu para cumplir con la misión
que le has encomendado.Danos la gracia de estar siempre con el, unidos a tu rebaño, la Iglesia Católica.
Por Nuestro Señor Jesucristo
Amén.

 

La bendición Urbi et orbi se imparte durante el año siempre en dos fechas: el Domingo de Pascua y el día de Navidad, 25 de diciembre. Se hace desde el balcón central de la Basílica de San Pedro (llamado por eso Balcón de las bendiciones) adornado con cortinas y colgantes, y con la cátedra del Papa allí calocada, y para ella el Papa suele revestirse con ornamentos solemnes (mitra, báculo, estola y capa pluvial) y va precedido de cruz procesional y acompañado de cardenales-diáconos y ceremonieros.



También es impartida por el Papa el día de su elección; es decir, al final del cónclave, en el momento en que se presenta ante Roma y el mundo como nuevo sucesor de San Pedro. Solo durante el Pontificado de Juan Pablo II, la Bendición Urbi et Orbi ha sido impartida en el Altar de la Plaza de San Pedro. Hoy es criterio de cada Papa, si la hace en el Balcón de la Basílica Vaticana o no, exceptuando el día de su Asunción como tal, luego del Habemus Papam.



De acuerdo a las creencias de los fieles, los efectos de la bendición Urbi et orbi se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación de masas (televisión, radio, internet, etc.).

 

Condiciones habituales para poder ganar la indulgencia:

1. Estar en gracia al momento de recibir la bendición Urbi et Orbi (no estar en pecado grave).

2. Deseo genuino de conversión (desear la perfección en la caridad con odio al pecado más pequeño, aunque despues caigamos).

3. Rezar por las intenciones del Papa (al menos un Padrenuestro y un Avemaría).

4. Comulgar dentro del período de 7 días anteriores o posteriores.

5. Confesarse dentro del período de 7 días anteriores o posteriores. Una confesión cubre esos 15 días, con lo cual basta confesarse cada dos semanas (aunque es mejor hacerlo semanalmente para que no se demore la salida de las almas en hasta 1 semana, y para no tener que pagar en el Purgatorio hasta 7 días de pecados propios!)

Fórmula de la bendición papal Urbi et orbi

 Latín
– Sancti Apostoli Petrus et Paulus, de quorum potestate et auctoritate confidimus, ipsi intercedant pro nobis ad Dominum.
– Amen.
– Precibus et meritis beatæ Mariæ semper Virginis, beati Michælis Archangeli, beati Ioannis Baptistæ et sanctorum Apostolorum Petri et Pauli et omnium Sanctorum misereatur vestri omnipotens Deus et dimissis omnibus peccatis vestris, perducat vos Jesus Christus ad vitam æternam.
– Amen.
– Indulgentiam, absolutionem et remissionem omnium peccatorum vestrorum, spatium veræ et fructuosæ penitentiæ, cor semper penitens et emendationem vitæ, gratiam et consolationem Sancti Spiritus et finalem perseverantiam in bonis operibus, tribuat vobis omnipotens et misericors Dominus.
– Amen.
– Et benedictio Dei omnipotentis (Patris et Filiis et Spiritus Sancti) descendat super vos et maneat semper.
– Amen.
Traducción


"Que los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyo poder y autoridad confiamos, intercedan por nosotros ante el Señor".
Todos: "Amén".


"Que por a las oraciones y los méritos de santa María, siempre Virgen, de san Miguel Arcángel, de san Juan el Bautista, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados todos vuestros pecados, os conduzca por Jesucristo hasta la vida eterna".

Todos: "Amén".


"Que el Señor omnipotente y misericordioso os conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia final en las buenas obras".

Todos: "Amén".
"Y la bendición de Dios omnipotente (Padre, Hijo y Espíritu Santo) descienda sobre vosotros y permanezca para siempre".
Todos: "Amén".


Si quieres saber mas haz click aqui: Pueblo de Maria 




ORACIÓN POR EL PAPA
Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.

Creo firmemente que por medio de él Tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.

Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención.

Así sea.

-P. Marcial Maciel, L.C
 

martes, 12 de marzo de 2013

Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación que regocija."Que toda nuestra vida se consagre a dar a Cristo al pueblo y el pueblo a la Iglesia de Cristo" (Don Orione)


Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha está el amor. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas. 
 El 12 de Marzo los orionitas conmemoran el aniversario del fallecimiento de San Luis Orione, acontecimiento que se celebra como el paso a la eternidad del Padre fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
"Cuántas veces he sentido a Jesucristo junto a mí, cuantas veces le he descubierto, a Jesús, en los más despreciados, en los más infelices. En el más miserable de los hombres brilla la imagen de Dios. Quien da al pobre da a Dios.Salvar siempre, salvar a todos, salvar a costa de cualquier sacrificio, con pasión redentora y con holocausto redentor. Os encomiendo las almas de los jóvenes. Los jóvenes de hoy son el Sol o la tempestad del mañana." Don Orione


 Lectura del libro del profeta Ezequiel 47, 1-9.12
En aquellos tiempos, el ángel me llevó a la entrada del templo, y vi que debajo del umbral, por el lado oriental hacia el que mira la fachada del templo, brotaba una corriente de agua. El agua descendía por el lado derecho del templo hasta la parte sur del altar. Me hizo salir por el pórtico norte y dar la vuelta por fuera hasta el pórtico exterior que mira hacia oriente, y vi que las aguas manaban desde el costado derecho. El hombre salió en dirección este con un cordel de medir en la mano, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos; midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas; midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar al agua, que me llegaba hasta la cintura; midió por fin otros quinientos metros y la corriente de agua era ya un torrente que no 
pude atravesar, pues había crecido al punto que sólo a nado se podía atravesar. Entonces me dijo:
"¿Has visto, hijo de hombre?"
Después me ordenó que regresara a la orilla del torrente, y al regresar vi que junto al torrente en las dos orillas había muchos árboles. Y me dijo:
"Estas aguas fluyen hacia oriente, bajan al Arabá y desembocan en el mar Muerto, cuyas aguas quedarán saneadas. Por donde pase este torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá abundancia de peces, porque las aguas del mar Muerto quedarán saneadas cuando llegue este torrente. Junto a las dos orillas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán ni sus frutos se acabarán. Cada mes darán frutos nuevos, porque las aguas que los riegan manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y su follaje de medicina".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


 Salmo 45
El Señor está con nosotros.
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio oportuno en el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra y las montañas se desplomen en el mar.
El Señor está con nosotros.
Los canales de un río alegran la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo. Dios está en medio de ella, no puede ser destruida; Dios la socorre al despuntar la aurora.
El Señor está con nosotros.
El Señor todopoderoso está con nosotros, nuestra defensa es el Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, los prodigios que hace en la tierra.
El Señor está con nosotros.



† Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 1-3a. 5-16
Gloria a ti, Señor.
Era un día de fiesta para los judíos cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda, con cinco pórticos. En estos pórticos había muchos enfermos recostados en el suelo: ciegos, cojos y paralíticos. Había entre ellos un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido. Jesús, al verlo allí tendido, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le preguntó: 
"¿Quieres quedar sano?" 
Le respondió el enfermo: 
"Señor, no tengo a nadie que me ayude a entrar en la piscina cuando se mueve el agua. 
Mientras trato de llegar yo, otro se me ha adelantado". 
Jesús le dijo: 
"Levántate, toma tu camilla y camina". 
Al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y comenzó a caminar.
Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: 
"Hoy es sábado y no te está permitido llevar tu camilla".
Pero él contestó: 
"El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"". 
Ellos le preguntaron: 
"¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina?"" 
Pero él no conocía ni sabía quién lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que se había reunido allí. Más tarde, Jesús se encontró con él en el templo y le dijo: 
"Has sido sanado, no vuelvas a pecar más, pues podría sucederte algo peor". 
El hombre fue a informar a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Jesús hacía obras como ésta en sábado; por eso lo perseguían los judíos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Pequeña refleccion
El Evangelio de la Misa de hoy nos presenta a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, y que espera su curación milagrosa de las aguas de la piscina de Betzatá1. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres quedar sano? El enfermo le habló con toda sencillez: Señor –le dice–, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado. Jesús le dice: levántate, toma tu camilla y echa a andar. El paralítico obedeció: Y al momento el hombre quedó sanado, tomó su camilla y echó a andar.

El Señor está siempre dispuesto a escucharnos y a darnos en cada situación aquello que necesitamos. Su bondad supera siempre nuestros cálculos; pero quiere nuestra correspondencia personal, nuestro deseo de salir de aquella situación, que no pactemos con los defectos o los errores, y que pongamos esfuerzo para superarlos.

La Cuaresma nos mueve precisamente a mejorar en nuestras disposiciones interiores mediante la conversión del corazón a Dios y las obras de penitencia, que preparan nuestra alma para recibir las gracias que el Señor quiere darnos.

Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha está el amor. “No le pregunta el Señor al paralítico para saber –era superfluo–, sino para poner de manifiesto la paciencia de aquel hombre que, durante treinta y ocho años, sin cejar, insistió, esperando verse libre de su enfermedad”. Nuestro amor a Cristo se manifestará en la decisión y en el esfuerzo por arrancar lo antes posible el defecto dominante o por alcanzar aquella virtud que se presenta difícil de conseguir.

Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que con nuestro interés agradamos a Dios. “Hay que sufrir con paciencia –decía San Francisco de Sales– los retrasos en nuestra perfección, haciendo siempre lo que podamos por adelantar y con buen ánimo. Esperemos con paciencia, y en vez de inquietarnos por haber hecho tan poco en el pasado, procuremos con diligencia hacer más en lo porvenir”


Hoy recordamos a Don Orione en su dia
"El mejor acto de caridad que se le puede hacer a un alma, es darle a Jesús. Y el consuelo más dulce para Jesús es llevarle un alma" (Don Orione)

"Tenemos que ser santos, pero no tales que nuestra santidad pertenezca sólo al culto de los fieles o quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y proyecte sobre la sociedad tanto esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que más que ser santos de la Iglesia seamos santos del pueblo y de la salvación social" (Don Orione)
“El amor vence al odio, el bien vence al mal, la luz vence a las tinieblas” (Don Orione)
“Las obras de Dios se llevan a cabo con las manos juntas y de rodillas; también corriendo, pero espiritualmente de rodillas ante él.” (Don Orione)

Luis Orione, Santo Fundador, 12 de marzo  
Luis Orione, Santo

Sacerdote italiano, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia y de la Congregación de las Pequeñas Religiosas Misioneras de la Caridad Luis Orione nació en Pontecurone, diócesis de Tortona, el 23 de junio de 1872. A los 13 años fue recibido en el convento franciscano de Voghera (Pavía) que abandonó después de un año por motivos de salud. De 1886 a 1889 fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco de Turín.

El 16 de octubre de 1889 entró en el seminario de Tortona. Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la solidaridad con el prójimo en la Sociedad de Mutuo Socorro San Marciano y en la Conferencia de San Vicente. El 3 de julio de 1892, abrió en Tortona el primer Oratorio para cuidar la educación cristiana de los jóvenes. Al año siguiente, el 15 de octubre de 1893, Luis Orione, un clérigo de 21 años, abrió un colegio para chicos pobres en el barrio San Bernardino.

El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis alumnos de su colegio. En poco tiempo, Don Orione abrió nuevas casas en Mornico Losana (Pavía), en Noto (Sicilia), en Sanremo, en Roma.

Alrededor del joven Fundador crecieron clérigos y sacerdotes que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. En 1899 inició la rama de los ermitaños de la Divina Providencia. El Obispo de Tortona, Mons. Igino Bandi, con Decreto del 21 de marzo de 1903, reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), congregación religiosa masculina de la Pequeña Obra de la Divina providencia, dedicada a “colaborar para llevar a los pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad”, profesando un IV voto de especial “fidelidad al Papa”.En las primeras Constituciones de 1904, entre los fines de la nueva Congregación aparece el de trabajar “para alcanzar la unión de las Iglesias separadas”.

Animado por una gran pasión por la iglesia y por la salvación de las almas, se interesó activamente por los problemas emergentes en aquel tiempo, como la libertad y la unidad de la Iglesia, la “cuestión romana”, el modernismo, el socialismo, la cristianización de las masas obreras.

Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de la Marsica (1915). Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis de Messina durante tres años.

A los veinte años de la fundación de los Hijos de la Divina Providencia, como en “una única planta con muchas ramas”, el 29 de junio de 1915 dio inicio a la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, animadas por el mismo carisma fundacional y, en el 1927, las Hermanas adoratrices Sacramentinas invidentes, a las que se añadirán después las Contemplativas de Jesús Crucificado.

Organizó a los laicos en las asociaciones de las “Damas de la Divina Providencia”, los “Ex Alumnos” y los “Amigos”. Después tomará cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento Laical Orionino.

Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y asistenciales. Entre las obras más características, creó los “Pequeños Cottolengos”, para los que sufren y los abandonados, surgidos en la periferia de las grandes ciudades como “nuevos púlpitos” desde los que hablar de Cristo y de la Iglesia, “faros de fe y de humanidad”.

El celo misionero de Don Orione, que ya se había manifestado con el envío a Brasil en 1913 de sus primeros religiosos, se extendió después a Argentina y Uruguay (1921), Inglaterra (1935) y Albania (1936). En 1921-1922 y en 1934-1937, él mismo realizó dos viajes a América Latina, Argentina, Brasil y Uruguay, llegando hasta Chile.

Gozó de la estima personal de los Papas y de las autoridades de la Santa Sede, que le confiaron numerosos y delicados encargos para resolver problemas y curar heridas tanto dentro de la Iglesia como en las relaciones con el mundo civil. Fue predicador, confesor y organizador infatigable de peregrinaciones, misiones, procesiones, “belenes vivientes” y otras manifestaciones populares de la fe. Muy devoto de la Virgen, promovió su devoción por todos los medios y, con el trabajo manual de sus clérigos, construyó los santuarios de la Virgen de la Guardia en Tortona y de la Virgen de Caravaggio en Fumo.

En el invierno de 1940, intentando aliviar los problemas de corazón y pulmones que sufría, fue a la casa de Sanremo, aunque, como decía, “no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los pobres que son Jesucristo”. Después de tan sólo tres días, rodeado del afecto de sus hermanos, Don Orione falleció el 12 de marzo de 1940, suspirando “!Jesús! !Jesús! Voy”.

Su cuerpo, intacto en el momento de la primera exhumación en 1965, fue puesto en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la Guardia de Tortona, después de que, el 26 de octubre de 1980, Juan Pablo II inscribiera su nombre en el elenco de los Beatos.

Su Santidad Juan Pablo II lo canonizó el 16 de Mayo de 2004.

Sitio de Don Orione

Recemos Juntos
  
Te amo, mi Dios, y mi solo deseo es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable, y prefiero morir amándote antes que vivir un solo instante sin amarte.

Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es aquella de amarte eternamente.
Dios mío, si mi lengua no pudiera decir que te amo en cada instante, quiero que mi corazón te lo repita tantas veces cuantas respiro.

Te amo, oh mi Dios Salvador, porque has sido crucificado por mí, y me tienes acá crucificado por ti.

Dios mío, dame la gracia de morir amándote y sabiendo que te amo. Amén.

San Juan María Vianney 




Señor Dios, Padre Nuestro, te damos gracias por los sacerdotes, que son un regalo y un signo de tu amor.
Ellos nos manifiestan tu corazón bueno y rico en misericordia, nos ofrecen la salvación de Jesús y nos ayudan a vivir en el Espíritu Santo.
Concédenos pastores según tu corazón, bendice a los seminaristas, y haz que no falten en la Iglesia niños y jóvenes que sigan la vocación sacerdotal. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Oracion de Juan Pablo II


Padre Bueno, en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a tus hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir, en tu voluntad, los rasgos de nuestro verdadero rostro.

Padre santo, Tú nos llamas a ser santos como Tú eres santo. Te pedimos que nunca falten a tu Iglesia ministros y apóstoles santos que, con la palabra y con los sacramentos, preparen el camino para el encuentro contigo.

Padre misericordioso, da a la Humanidad extraviada, hombres y mujeres, que, con el testimonio de una vida transfigurada, a imagen de tu Hijo, caminen alegremente con todos los demás hermanos y hermanas hacia la patria celestial.

Padre nuestro, con la voz de tu Espíritu Santo, y confiando en la materna intercesión de María, te pedimos ardientemente: manda a tu Iglesia sacerdotes, que sean testimonios valientes de tu infinita bondad. ¡Amén!


Reza el Santo Rosario con la Voz de Juan Pablo II