Oración por el Papa
Padre Nuestro que estás en los cielos,
que todo lo gobiernas a través de Tu Hijo Jesucristo
Ten piedad y misericordia de Tu amadísimo hijo El Papa Francisco y concédele
por tu infinita misericordia, larga vida y salud en abundancia,
para encaminar al mundo por senderos de paz y justicia,
de amor y prosperidad y de
verdadera santidad.
Dale a tu vicario en la tierra
fuerza, protección y los dones del Espíritu para cumplir con la misión
que le has encomendado.
Gracias Señor por darnos a Su Santidad el Papa Francisco
Danos la gracia de estar siempre con el, unidos a tu rebaño, la Iglesia Católica.
Por Nuestro Señor Jesucristo
Amén.
.
Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, de camino hacia la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos le contestaron:
"Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o uno de los profetas".
Jesús les preguntó:
"Y según ustedes, ¿quién soy yo?"
Simón Pedro respondió:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo:
"Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no podrá contra ella. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
En el gozo de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, imploremos la misericordia divina para con la Iglesia, edificada sobre la roca de Pedro, y pidamos por el mundo entero, iluminado por la predicación de Pablo:
Para que el santo Padre, el Papa, gobierne con la sabiduría del Espíritu y la firmeza de la fe apostólica a la Iglesia del Dios vivo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que Dios, que envió a san Pablo a los paganos para anunciarles el mensaje de salvación, envíe también hoy misioneros que proclamen el Evangelio a los pueblos que lo desconocen, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Por los que sufren persecuciones y por los que están encarcelados a causa de su fe, para que con la oración perseverante de la Iglesia obtengan su libertad, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que quienes nos encontramos hoy reunidos aquí, perseveremos cimentados firmemente en la doctrina apostólica y en la integridad de la fe y anunciemos a Cristo al mundo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Protege, Señor, a este pueblo que te busca sinceramente y, por la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, concédele los bienes que te ha pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
San Pedro y San Pablo, Apóstoles
Solemnidad de los primeros tiempos del cristianismo. "Los Apóstoles Pedro y Pablo son considerados por los fieles cristianos, con todo derecho, como las primeras columnas, no solo de la Santa Sede romana, sino además de la universal Iglesia de Dios vivo, diseminada por el orbe de la tierra" (Pablo VI).
Fundadores de la Iglesia de Roma, fueron quienes con más fuerza impulsaron su crecimiento con el supremos testimonio de "su martirio, padecido en Roma con fortaleza: Pedro, a quien nuestro Señor Jesucristo eligió como fundamento de su Iglesia y Obispo de esta esclarecida ciudad, y Pablo, el Doctor de las gentes, maestro y amigo de la primera comunidad aquí fundada" (Pablo VI).
SAN PEDRO era pescador en el lago Tiberíades o de Galilea. Nació en Betsaida, una aldea campesina y marinera situada al lado del Lago de Genesareth. Se llamaba Simón y era hijo de Jonás. Su hermano Andrés fue también apóstol como él y discípulo de Juan el Bautista. Quizá heredó de su padre Jonás la rudeza de su carácter y la prontitud de su genio. Lo cierto es que Pedro, como nos lo presenta el Nuevo Testamento, era vehemente y franco, un tanto presumido y un poco infantil en sus reacciones. Fue un hombre también espontáneo, generoso, con absoluta confianza en su Maestro.
En el primer encuentro de Pedro con Jesús ya queda al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas de Pedro a su servicio o compañía. Fue constituido por Cristo como cabeza de su Iglesia, ocupando siempre el primer puesto en el Colegio de los Apóstoles. En los principales misterios fue su compañero y su testigo.
Después de la Ascensión del Señor vivió por algún tiempo en Jerusalén, hacia el año 50. Fue considerado el primer Papa de la Iglesia y en el año 67, de la era cristiana, sufre el martirio bajo Nerón dando generosamente su vida por Cristo. Bien pudo cantar el poeta: "Pedro es el primero en creer y el primero en amar; el primero de los Apóstoles que ve al Señor resucitado; el primero que confirma la fe con un milagro; el primero que convierte a los judíos, el primero que recibe a los gentiles en la Iglesia; el primero en todo".
Entre los más fanáticos perseguidores de los cristianos de Jerusalén, sobresalía un helenista de Tarso, por nombre Saulo, discípulo del célebre rabino Gamaliel, que después sería el gran apóstol de los gentiles, SAN PABLO, cuya memoria se uniría siempre a la del príncipe de los apóstoles. Era un hombre culto que hablaba griego. No sabemos exactamente cuándo nació y es casi seguro que no conoció a Jesús durante su vida mortal. San Pablo fue un hombre nuevo después de su caída en el camino de Damasco.
Y como todos los convertidos, el fuego le quemaba las entrañas y se sintió forzado a comunicarlo a todo el mundo. Acompañado por Bernabé, emprendió tres largos viajes famosísimos y ganó para Cristo muchas almas en Asia Menor, Creta, Macedonia, Grecia, etc. Fundó iglesias en los más importantes sitios del mundo romano.
Sus tumbas permanecen en Roma; motivando la fiesta de hoy, grande para Roma, para el sucesor de Pedro en el Vaticano y para toda la Iglesia de Cristo, Una, Santa, Universal y Católica.
Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, de camino hacia la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos le contestaron:
"Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o uno de los profetas".
Jesús les preguntó:
"Y según ustedes, ¿quién soy yo?"
Simón Pedro respondió:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo:
"Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no podrá contra ella. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
En el gozo de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, imploremos la misericordia divina para con la Iglesia, edificada sobre la roca de Pedro, y pidamos por el mundo entero, iluminado por la predicación de Pablo:
Para que el santo Padre, el Papa, gobierne con la sabiduría del Espíritu y la firmeza de la fe apostólica a la Iglesia del Dios vivo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que Dios, que envió a san Pablo a los paganos para anunciarles el mensaje de salvación, envíe también hoy misioneros que proclamen el Evangelio a los pueblos que lo desconocen, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Por los que sufren persecuciones y por los que están encarcelados a causa de su fe, para que con la oración perseverante de la Iglesia obtengan su libertad, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que quienes nos encontramos hoy reunidos aquí, perseveremos cimentados firmemente en la doctrina apostólica y en la integridad de la fe y anunciemos a Cristo al mundo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Protege, Señor, a este pueblo que te busca sinceramente y, por la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, concédele los bienes que te ha pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
San Pedro y San Pablo, Apóstoles
Solemnidad de los primeros tiempos del cristianismo. "Los Apóstoles Pedro y Pablo son considerados por los fieles cristianos, con todo derecho, como las primeras columnas, no solo de la Santa Sede romana, sino además de la universal Iglesia de Dios vivo, diseminada por el orbe de la tierra" (Pablo VI).
Fundadores de la Iglesia de Roma, fueron quienes con más fuerza impulsaron su crecimiento con el supremos testimonio de "su martirio, padecido en Roma con fortaleza: Pedro, a quien nuestro Señor Jesucristo eligió como fundamento de su Iglesia y Obispo de esta esclarecida ciudad, y Pablo, el Doctor de las gentes, maestro y amigo de la primera comunidad aquí fundada" (Pablo VI).
SAN PEDRO era pescador en el lago Tiberíades o de Galilea. Nació en Betsaida, una aldea campesina y marinera situada al lado del Lago de Genesareth. Se llamaba Simón y era hijo de Jonás. Su hermano Andrés fue también apóstol como él y discípulo de Juan el Bautista. Quizá heredó de su padre Jonás la rudeza de su carácter y la prontitud de su genio. Lo cierto es que Pedro, como nos lo presenta el Nuevo Testamento, era vehemente y franco, un tanto presumido y un poco infantil en sus reacciones. Fue un hombre también espontáneo, generoso, con absoluta confianza en su Maestro.
En el primer encuentro de Pedro con Jesús ya queda al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas de Pedro a su servicio o compañía. Fue constituido por Cristo como cabeza de su Iglesia, ocupando siempre el primer puesto en el Colegio de los Apóstoles. En los principales misterios fue su compañero y su testigo.
Después de la Ascensión del Señor vivió por algún tiempo en Jerusalén, hacia el año 50. Fue considerado el primer Papa de la Iglesia y en el año 67, de la era cristiana, sufre el martirio bajo Nerón dando generosamente su vida por Cristo. Bien pudo cantar el poeta: "Pedro es el primero en creer y el primero en amar; el primero de los Apóstoles que ve al Señor resucitado; el primero que confirma la fe con un milagro; el primero que convierte a los judíos, el primero que recibe a los gentiles en la Iglesia; el primero en todo".
Entre los más fanáticos perseguidores de los cristianos de Jerusalén, sobresalía un helenista de Tarso, por nombre Saulo, discípulo del célebre rabino Gamaliel, que después sería el gran apóstol de los gentiles, SAN PABLO, cuya memoria se uniría siempre a la del príncipe de los apóstoles. Era un hombre culto que hablaba griego. No sabemos exactamente cuándo nació y es casi seguro que no conoció a Jesús durante su vida mortal. San Pablo fue un hombre nuevo después de su caída en el camino de Damasco.
Y como todos los convertidos, el fuego le quemaba las entrañas y se sintió forzado a comunicarlo a todo el mundo. Acompañado por Bernabé, emprendió tres largos viajes famosísimos y ganó para Cristo muchas almas en Asia Menor, Creta, Macedonia, Grecia, etc. Fundó iglesias en los más importantes sitios del mundo romano.
Sus tumbas permanecen en Roma; motivando la fiesta de hoy, grande para Roma, para el sucesor de Pedro en el Vaticano y para toda la Iglesia de Cristo, Una, Santa, Universal y Católica.
San Pablo
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Corinto
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Arca Sagrados Corazones Se Une a los Saludos por el Papa en Su Dia
Para seguir meditando
Corinto
Arca Sagrados Corazones Se Une a los Saludos por el Papa en Su Dia
Para seguir meditando
un Estreno junto al Padre Jose de Jesus Aguilar
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