Todos los Martes rezamos por los sacerdotes y las almas consagradas Desde aqui compartiremos nuestros encuentros.. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, Dadnos muchos y santos sacerdotes y haz de nuestras familias semilleros de vocaciones.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
viernes, 31 de mayo de 2019
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
Este Domingo 2 de Junio el grupo visitara a las hermanas para rezar con ellas y La Madre seguirá su camino, visitara conventos y casas de oracion Te invitamos a sumarte, puedes acercarte al Cotolengo Av. Lacaze 3963, Claypole, Buenos Aires a partir de las 10hs ,
o puedes rezar desde aqui junto a nosotros, oremos este dia y ofrezcamos nuestra oración por las hermanas y por los sacerdotes del mundo entero. Dios te Bendiga!!!
Evangelio según san Lucas 1, 39-56
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
"¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído!
Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
Entonces María dijo:
"Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso. Su nombre es santo, y su misericordia es eterna con aquellos que le honran.
Actuó con la fuerza de su brazo y dispersó a los de corazón soberbio.
Derribó de sus tronos a los poderosos y engrandeció a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos despidió sin nada.
Tomó de la mano a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros antepasados, en favor de Abrahán y de sus descendientes para siempre".
María estuvo con Isabel unos tres meses; después regresó a su casa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
Confiados en la misericordia del Señor, que por medio de santa María Virgen ha visitado y redimido a su pueblo, oremos a Dios por las necesidades de todos los seres humanos:
Para que el Señor, que, por medio de la visita de María, arca de la nueva alianza, llevó la salvación a la casa de Isabel, conceda a la Iglesia llevar a Cristo a los que aún no lo conocen, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el Todopoderoso, que hizo obras grandes en María, visite con su gracia a los que viven a oscuras y les haga descubrir los signos de su presencia en el mundo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el ejemplo de María nos haga más atentos a las necesidades de los demás y nos impulse a imitar su caridad para con los que necesitan una mano buena que los ayude, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Verbo eterno de Dios, que escogiste como habitáculo de tu presencia el seno virginal de santa María, escucha nuestra oración y concédenos imitar fielmente el ejemplo de caridad de tu Madre.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
Evangelio según san Lucas 1, 39-56
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
"¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído!
Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
Entonces María dijo:
"Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso. Su nombre es santo, y su misericordia es eterna con aquellos que le honran.
Actuó con la fuerza de su brazo y dispersó a los de corazón soberbio.
Derribó de sus tronos a los poderosos y engrandeció a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos despidió sin nada.
Tomó de la mano a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros antepasados, en favor de Abrahán y de sus descendientes para siempre".
María estuvo con Isabel unos tres meses; después regresó a su casa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
Confiados en la misericordia del Señor, que por medio de santa María Virgen ha visitado y redimido a su pueblo, oremos a Dios por las necesidades de todos los seres humanos:
Para que el Señor, que, por medio de la visita de María, arca de la nueva alianza, llevó la salvación a la casa de Isabel, conceda a la Iglesia llevar a Cristo a los que aún no lo conocen, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el Todopoderoso, que hizo obras grandes en María, visite con su gracia a los que viven a oscuras y les haga descubrir los signos de su presencia en el mundo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el ejemplo de María nos haga más atentos a las necesidades de los demás y nos impulse a imitar su caridad para con los que necesitan una mano buena que los ayude, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Verbo eterno de Dios, que escogiste como habitáculo de tu presencia el seno virginal de santa María, escucha nuestra oración y concédenos imitar fielmente el ejemplo de caridad de tu Madre.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Preces por los sacerdotes
A nuestro Santísimo Padre el Papa,
Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.
A los sucesores de los Apóstoles,
Dales Señor, solicitud paternal por sus
sacerdotes.
A los Obispos puestos por el Espíritu Santo,
Compromételos con sus ovejas, Señor.
A los párrocos,
Enséñales a servir y a no desear ser
servidos, Señor.
A los confesores y directores espirituales,
Hazlos Señor, instrumentos dóciles de
tu Espíritu.
A los que anuncian tu palabra,
Que comuniquen espíritu y vida, Señor.
A los asistentes de apostolado seglar,
Que lo impulsen con su testimonio,
Señor.
A los que trabajan por la juventud,
Que la comprometan contigo, Señor.
A los que trabajan entre los pobres,
Haz que te vean y te sirvan en ellos,
Señor.
A los que atienden a los enfermos,
Que les enseñen el valor del
sufrimiento, Señor.
A los sacerdotes pobres,
Socórrelos, Señor.
A los sacerdotes enfermos,
Sánalos, Señor.
A los sacerdotes ancianos,
Dales alegre esperanza, Señor.
A los tristes y afligidos,
Consuélalos, Señor.
A los sacerdotes turbados,
Dales tu paz, Señor.
A los que están en crisis,
Muéstrales tu camino, Señor.
A los calumniados y perseguidos,
Defiende su causa, Señor.
A los sacerdotes tibios,
Inflámalos, Señor.
A los desalentados,
Reanímalos, Señor.
A los que aspiran al sacerdocio,
Dales la perseverancia, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia,
Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales obediencia y amor al Papa,
Señor.
A todos los sacerdotes,
Que vivan en comunión con su Obispo,
Señor.
Que todos los sacerdotes,
Sean uno como Tú y el Padre, Señor.
Que todos los sacerdotes,
Promuevan la justicia con que Tú eres
justo.
Que todos los sacerdotes,
Colaboren en la unidad del presbiterio,
Señor.
Que todos los sacerdotes, llenos de Ti,
Vivan con alegría en el celibato, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales la plenitud de tu Espíritu y
transfórmalos en Ti, Señor.
De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.
A nuestro Santísimo Padre el Papa,
Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.
A los sucesores de los Apóstoles,
Dales Señor, solicitud paternal por sus
sacerdotes.
A los Obispos puestos por el Espíritu Santo,
Compromételos con sus ovejas, Señor.
A los párrocos,
Enséñales a servir y a no desear ser
servidos, Señor.
A los confesores y directores espirituales,
Hazlos Señor, instrumentos dóciles de
tu Espíritu.
A los que anuncian tu palabra,
Que comuniquen espíritu y vida, Señor.
A los asistentes de apostolado seglar,
Que lo impulsen con su testimonio,
Señor.
A los que trabajan por la juventud,
Que la comprometan contigo, Señor.
A los que trabajan entre los pobres,
Haz que te vean y te sirvan en ellos,
Señor.
A los que atienden a los enfermos,
Que les enseñen el valor del
sufrimiento, Señor.
A los sacerdotes pobres,
Socórrelos, Señor.
A los sacerdotes enfermos,
Sánalos, Señor.
A los sacerdotes ancianos,
Dales alegre esperanza, Señor.
A los tristes y afligidos,
Consuélalos, Señor.
A los sacerdotes turbados,
Dales tu paz, Señor.
A los que están en crisis,
Muéstrales tu camino, Señor.
A los calumniados y perseguidos,
Defiende su causa, Señor.
A los sacerdotes tibios,
Inflámalos, Señor.
A los desalentados,
Reanímalos, Señor.
A los que aspiran al sacerdocio,
Dales la perseverancia, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia,
Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales obediencia y amor al Papa,
Señor.
A todos los sacerdotes,
Que vivan en comunión con su Obispo,
Señor.
Que todos los sacerdotes,
Sean uno como Tú y el Padre, Señor.
Que todos los sacerdotes,
Promuevan la justicia con que Tú eres
justo.
Que todos los sacerdotes,
Colaboren en la unidad del presbiterio,
Señor.
Que todos los sacerdotes, llenos de Ti,
Vivan con alegría en el celibato, Señor.
A todos los sacerdotes,
Dales la plenitud de tu Espíritu y
transfórmalos en Ti, Señor.
De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.
Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.
jueves, 30 de mayo de 2019
Oracion de un sacerdote a La Santisima Virgen Maria
Evangelio según San Juan 16,16-20.
Jesús dijo a sus discípulos:
"Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?".
Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo."
Oremos
Por intercesión de la Virgen María, tabernáculo sagrado del Hijo de Dios, imploremos la misericordia divina impulsados por el Espíritu.
-Por la Iglesia: para que se muestre ante el mundo, fiel a su Señor por la fe y la caridad.
-Por los gobernantes y los políticos: para que trabajen por la convivencia y solidaridad entre los pueblos, en el respeto y la paz.
-Por los pobres y los que no tienen quien les ayude y consuele: para que nuestra solicitud fraterna les devuelva la alegría y la confianza.
-Por las futuras madres: para que cuiden con amor de la vida que se gesta en sus entrañas, y encuentren atención y estima en la familia y en la sociedad.
Oración: Dios Padre, que con tanto amor has mirado la humildad de tu sierva María, escucha nuestra oración y concédenos la protección maternal de aquella a quien tu Hijo nos dio como madre nuestra. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón.
Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.
Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.
Oremos una Novena al Espiritu Santo
lunes, 27 de mayo de 2019
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.
- Espíritu Santo, Divino Consolador y Huésped de mi alma, te adoro, te alabo y te bendigo.
- Me consagro hoy de nuevo a Ti, para que me invadas con tu gracia, ordenes mis facultades y sentidos, me ilumines, fortalezcas, serenes y bendigas.
INUNDA MI INTELIGENCIA CON TU LUZ PARA CONOCER:
Tu Divina Voluntad
Lo que puedo y debo hacer
Lo que debo y puedo modificar
Lo que no depende de mí cambiar
Cómo debo conducirme en los acontecimientos de la vida
ROBUSTECE MI VOLUNTAD CON EL DON DE LA FORTALEZA:
Para cumplir constantemente con mi deber
Observar fielmente mis promesas
Conformarme con tu voluntad
Afrontar los problemas y dificultades
Luchar eficazmente contra el mal
Soportar las molestias y enfermedades
Para ser bondadoso, tolerante y paciente
GRACIAS TE DOY:
Por haberme hecho cristiano
Por posibilitarme conocerte y amarte
Por haberme infundido devoción hacia Ti
Por haberme colmado de gracias y favores
TE RUEGO ME AYUDES:
A perseverar en tu amor
Vivir y obrar en comunión contigo
Hacer fructificar en mí tus dones
Permanecer fiel a tus inspiraciones
Secundar generosamente tus deseos
Evitar lo que te contrita y ofende
Extender tu reinado en mis prójimos
Contemplarte eternamente en el cielo.
Evangelio según san Juan 15, 26-27; 16, 1-4
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Ustedes mismos serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.
Les he dicho todo esto, para que no pierdan la fe en la prueba. Porque los expulsarán de la sinagoga; más aún, llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios. Y actuarán así, porque no conocen al Padre ni me conocen a mí. Les digo esto de antemano, para que, cuando llegue la hora, recuerden que ya estaba anunciado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Dios, que por la predicación de tu obispo san Agustín de Cantorbery llevaste a los pueblos de Inglaterra la luz del Evangelio; concédenos que el fruto de su trabajo apostólico perdure en tu Iglesia con perenne fecundidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos la grandeza del Señor.
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Vivimos rodeados de regalos de Dios. Todo lo bueno que tenemos, las cualidades del alma y del cuerpo..., todo son dones del Señor para que nos ayuden a ser felices en esta vida y alcancemos con ellos el Cielo.
Junto con la gracia, Dios adornó nuestra alma con las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo. Las virtudes nos dan el poder, la capacidad de actuar de una manera sobrenatural, de juzgar el mundo y los acontecimientos desde un punto de vista más alto, desde la fe, y de portarnos como verdaderos hijos de Dios. Nos dan la posibilidad de conocer íntimamente a Dios, de amarle como Él se ama, y de realizar obras meritorias para la vida eterna. Bajo el influjo de estas virtudes nuestro trabajo,se convierte en un tesoro de méritos para el Cielo.
Las virtudes sobrenaturales nos dan la capacidad, de manera semejante a como las piernas nos permiten caminar y los ojos contemplar el mundo que nos rodea.
Los dones del Espíritu Santo son un nuevo regalo que Dios otorga al alma para que pueda realizar de modo más perfecto y como sin esfuerzo las obras buenas en las que se manifiesta el amor a Dios, la santidad. presencia de Dios, caridad, ofrecimiento del trabajo, pequeñas mortificaciones a lo largo del día.
El alma es investida “de un aumento de fuerza, se hace apta para obedecer con mayor facilidad y prontitud a la llamada y a los impulsos del Espíritu. Es tanta la eficacia de estos dones, que conducen al hombre a las más altas cimas de la santidad, y tanta su excelencia, que perseveran intactos, aunque más perfectos, en el reino celestial. Merced a ellos, el Espíritu Santo nos mueve a desear y nos empuja a conseguir las bienaventuranzas evangélicas. León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 12. .
Vivimos rodeados de regalos de Dios. Todo lo bueno que tenemos, las cualidades del alma y del cuerpo..., todo son dones del Señor para que nos ayuden a ser felices en esta vida y alcancemos con ellos el Cielo.
Junto con la gracia, Dios adornó nuestra alma con las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo. Las virtudes nos dan el poder, la capacidad de actuar de una manera sobrenatural, de juzgar el mundo y los acontecimientos desde un punto de vista más alto, desde la fe, y de portarnos como verdaderos hijos de Dios. Nos dan la posibilidad de conocer íntimamente a Dios, de amarle como Él se ama, y de realizar obras meritorias para la vida eterna. Bajo el influjo de estas virtudes nuestro trabajo,se convierte en un tesoro de méritos para el Cielo.
Las virtudes sobrenaturales nos dan la capacidad, de manera semejante a como las piernas nos permiten caminar y los ojos contemplar el mundo que nos rodea.
Los dones del Espíritu Santo son un nuevo regalo que Dios otorga al alma para que pueda realizar de modo más perfecto y como sin esfuerzo las obras buenas en las que se manifiesta el amor a Dios, la santidad. presencia de Dios, caridad, ofrecimiento del trabajo, pequeñas mortificaciones a lo largo del día.
El alma es investida “de un aumento de fuerza, se hace apta para obedecer con mayor facilidad y prontitud a la llamada y a los impulsos del Espíritu. Es tanta la eficacia de estos dones, que conducen al hombre a las más altas cimas de la santidad, y tanta su excelencia, que perseveran intactos, aunque más perfectos, en el reino celestial. Merced a ellos, el Espíritu Santo nos mueve a desear y nos empuja a conseguir las bienaventuranzas evangélicas. León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 12. .
Los dones del Espíritu Santo van conformando nuestra vida según las maneras y modos propios de un hijo de Dios, nos dan una finura y sensibilidad mayor para oír y poner en práctica las mociones e inspiraciones del Paráclito, que así va gobernando con prontitud y facilidad nuestra vida, que entonces se guía por el querer de Dios.
Hoy le pedimos al Espíritu Santo que doblegue en nosotros lo que es rígido, particularmente la rigidez de la soberbia; que caliente en nosotros lo que es frío, la tibieza en el trato con Dios; que enderece lo extraviado, porque son muchos los apegamientos terrenos, el peso de los pecados pasados, la flaqueza de la voluntad, la ignorancia de lo que en tantas ocasiones sería más grato a Dios... De aquí provienen los fracasos y debilidades, los cansancios y derrotas. Por eso, le pedimos en nuestra oración que arranque de nuestra alma “el peso muerto, resto de todas las impurezas, que le hace pegarse al suelo; para que suba hasta la Majestad de Dios, a fundirse en la llamarada viva de Amor, que es Él”.
San Josemaría Escrivá, Camino, n. 8864.
Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.
La lucha decidida contra todo pecado venial deliberado nos dispone para recibir la luz y la protección del Paráclito a través de sus dones. La claridad que recibimos en la inteligencia nos hace conocer y comprender las cosas divinas; la ayuda que alcanza nuestra voluntad nos permite aprovechar con eficacia las oportunidades de realizar el bien que se nos presentan cada día y rechazar las tentaciones de todo aquello que nos alejaría de Dios.
El don de inteligencia nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe; el don de ciencia nos lleva a juzgar con rectitud de las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él; el don de sabiduría nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones; el don de consejo nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás; el don de piedad nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre; el don de fortaleza nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios; el don de temor nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.
En estos días en que nos preparamos para celebrar el envío solemne del Espíritu Santo sobre la Iglesia, representada por los Apóstoles reunidos en el Cenáculo, junto a Santa María, Madre de Dios, pedimos insistentemente que seamos dóciles a la acción del Paráclito en nuestra alma y que no cese su acción y sus inspiraciones sobre los hombres de esta época nuestra, “particularmente sedienta del Espíritu Santo” y tan necesitada de su protección y de su ayuda. Le decimos:
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres; ven dador de las gracias; ven, lumbre de los corazones Concede a tus fieles, que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo.
Para aumentar la devoción al Espíritu Santo, empecemos por practicar las virtudes humanas y cristianas, en el trabajo y en la convivencia diaria. Si el cristiano “lucha por adquirir estas virtudes, su alma se dispone a recibir eficazmente la gracia del Espíritu Santo . La Tercera Persona de la Trinidad Beatísima –regala sus dones: don de sabiduría, de entendimiento, de consejo, de fortaleza, de ciencia, de piedad, de temor de Dios
”San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 92.9.
El Espíritu Santo desea –como nunca podremos nosotros llegar a quererlo– darnos sus dones en tal abundancia que formen un río impetuoso en nuestra vida sobrenatural y que produzcan en nosotros sus admirables frutos. Solo espera que quitemos los posibles obstáculos de nuestra alma, que le pidamos a Él mismo más deseos de purificación, que le digamos desde lo más hondo: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu Amor. No desea otra cosa que llenarnos de su gracia y de sus dones. Si vosotros –decía el Señor–, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le piden?Lc 11, 13.
A lo largo de estos días en los que preparamos la fiesta de Pentecostés debemos rogar con humildad al Padre de las luces que envíe a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual nos hace exclamar: Abba! ¡Padre!. Debemos pedir a Cristo que, desde el seno del Padre, mande al que es Consolador óptimo, dulce Huésped del alma, dulce refrigerio.
En el Decenario que comenzaremos después de la solemnidad de la Ascensión, queremos disponernos para ser más dóciles a las gracias que continuamente nos otorga el Paráclito. Pidámosle cada uno de sus dones para ser buenos instrumentos suyos en la familia, en nuestras ocupaciones, en la sociedad. “Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense sus dones.
“Los Apóstoles, a pesar de haber sido instruidos por Jesús durante tres años, huyeron despavoridos ante los enemigos de Cristo. Sin embargo, después de Pentecostés, se dejaron azotar y encarcelar, y acabaron dando la vida en testimonio de su fe”San Josemaría Escrivá, Surco, n. 283.
Nuestra fidelidad a las inspiraciones y gracias que recibimos del Espíritu Santo se concretará, en muchas ocasiones, a la docilidad en la dirección espiritual, con un esfuerzo diario para sacar adelante las metas y sugerencias que nos señalan.
Oremos para preparar nuestro corazon
Consagración al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagracion perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagracion perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
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Espíritu de Sabiduría, que conoces mis pensamientos más secretos, y mis deseos más íntimos, buenos y malos; ilumíname y hazme conocer lo bueno para obrarlo, y lo malo para detestarlo sinceramente.
Intensifica mi vida interior, por el don de Entendimiento.
Aconséjame en mis dudas y vacilaciones, por el don de Consejo.
Dame la energía necesaria en la lucha contra mis pasiones, por el don de Fortaleza.
Envuelve todo mi proceder en un ambiente sobrenatural, por el don de Ciencia.
Haz que me sienta hijo tuyo en todas las vicisitudes de la vida, y acuda a Ti, cual niño con afecto filial, por el don de Piedad.
Concédeme que Te venere y Te ame cual lo mereces; que ande con cautela en el sendero del bien, guiado por el don del santo Temor de Dios; que tema el pecado más que ningún otro mal; que prefiera perderlo todo antes que tu gracia; y que llegue un día a aquella feliz morada, donde Tú serás nuestra Luz y Consuelo, y, cual tierna madre; enjugas “toda lágrima de nuestros ojos”, donde no hay llanto ni dolor alguno, sino eterna felicidad. Así sea
Por intercesión de María
envía al Espíritu Santo
Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo y por la intercesión de la Siempre Virgen María;
envía a mi corazón al Espíritu Santo.
Espíritu Santo, Dios de infinita caridad, dame Tu Santo Amor.
Espíritu Santo, Dios de las virtudes; conviérteme.
Espíritu Santo, Fuente de luces celestes;
disipa mi ignorancia.
Espíritu Santo, Dios de infinita pureza; santifica mi alma.
Espíritu Santo, que habitas en mi alma, transfórmala y hazla toda tuya.
Espíritu Santo, Amor sustancial del padre y del Hijo, permanece siempre en mi corazón.
Tres veces……Gloria al Padre………
Espíritu Santo, eterno amor………..etc.
Las oraciones son del sitio corazones.org
domingo, 26 de mayo de 2019
Oremos Unidos
«Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, el que no es pastor dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; conozco las mías y las mías me conocen. Como el Padre me conoce a mi, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor.» (Juan 10, 11-18)
.viernes, 24 de mayo de 2019
Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La paz, la concordia y la unidad, objeto de la esperanza de la Iglesia y de la humanidad, están aún lejanas. Sin embargo, constituyen un don del Espíritu que hay que pedir incansablemente, siguiendo la escuela de María y confiando en su intercesión.
Con esta petición, los cristianos comparten la espera de aquella que, llena de la virtud de la esperanza, sostiene a la Iglesia en camino hacia el futuro de Dios.
La Virgen, habiendo alcanzado personalmente la bienaventuranza por haber «creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor»
(Lc 1,45), acompaña a los creyentes -y a toda la Iglesia- para que, en medio de las alegrías y tribulaciones de la vida presente, sean en el mundo los verdaderos profetas de la esperanza que no defrauda.
María, Madre de la unidad y de la esperanzaCatequesis de Juan Pablo II (12-XI-97)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre
Saludo a la Bienaventurada Virgen María
(S. Francisco)
Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas vosotras, santas virtudes,
que sois infundidas por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagáis fieles a Dios.
Tomado del sitio Franciscanos.org
jueves, 23 de mayo de 2019
La Congregación Esclavas de Cristo Rey atiende a 200 niños y ancianos de la comunidad Los Pocitos, en el oeste de Barquisimeto,Venezuela
Buenas Noticias desde Venezuela
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La Fundación “Dejad que Los Niños Vengan a Mi”, a cargo de las religiosas de la Congregación Esclavas de Cristo Rey, atienden a 200 niños y adultos mayores de Los Pocitos, donde cada día son más evidentes la precariedad y carencias sociales
Esta Fundación, coordinada por la hermana Yajanira Mosquera, se ha convertido, gracias al apoyo de otras instituciones, en una ventana a la esperanza ejemplo para el resto del país.
mas detalles de la nota Aqui; Lacle en Linea
En Noviembre de 2017 nos comunicamos con la hermana Yajanira y comenzamos una campaña colaborar con la fundacion que comenzaba a gestar con tantas buenas intenciones de la congregacion de las hermanas de Cristo Rey en Venezuela. Ha sido una gracia enorme y nos dio la oportunidad de trabajar por una buena causa que hoy tiene sus frutos.
Para esta Obra
Iniciamos la confeccion de Rosarios de maderita y con collares que la gente donaba se prepararon mas rosarios elegantes para la Obra de Maria
Hoy Recibimos estas fotos y La Madre que sigue ayudando a esta Obra que es solo de Ella para la gloria de Dios Padre Amen-
Hoy Recibimos estas fotos y La Madre que sigue ayudando a esta Obra que es solo de Ella para la gloria de Dios Padre Amen-
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De donde estes Ayudanos a crear un espacio digno para estos angelitos. Dios te bendiga! Tu ayuda es una bendicion para ti y para los niños. Si deseas ayudar escribeme @yajaniraecr religiosa. AYUDANOS A COMPARTIR ESTE MENSAJE POR FAVOR
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Seria una bendicion! Ayudanos a ayudar
.Para comunicarse con la hermana Yajanira por su Faceboock
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martes, 21 de mayo de 2019
Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos; sobrellévense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7. 11-13
Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, les ruego que anden como pide la vocación a la que han sido convocados. Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos; sobrellévense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que han sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Pero cada uno hemos recibido la gracia en la medida en que Cristo nos la ha dado. Cristo ha constituido a unos apóstoles; a a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Palabra de Dios.
Salmo Lc 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55 (R.: 49)
Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. R.
Porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham
y de su descendencia para siempre
Evangelio del Dia
Evangelio según san Juan 14, 27-31a
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Les dejo la paz, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les puede dar. No se inquieten ni tengan miedo. Ya escucharon lo que dije: "Me voy, pero regresaré a ustedes". Si de verdad me aman, deberían alegrarse de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Les he dicho esto antes de que suceda, para que cuando suceda crean.
Ya no hablaré mucho con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningún poder sobre mí, tiene que ser así para que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo la misión que me encomendó".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
El Evangelio de la Misa recoge una de aquellas promesas que Jesús hizo a sus discípulos más íntimos en la Ultima Cena, y que se verían realizadas después de la Resurrección: La paz os dejo, mi paz os doy; no la doy yo como la da el mundo Jn 14, 27.
Y más adelante, en la misma Cena, les repetirá: Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación, pero confiad: yo he vencido al mundo Jn 16, 33 .
Ahora, después de la Resurrección, Jesús se presenta delante de ellos y les dice: Pax vobis!, la paz sea con vosotros Jn 20, 19-21 .
Y con este saludo amigable quedaron disipados el temor y la vergüenza que pesaban sobre los Apóstoles por haberse comportado con cobardía durante la Pasión. De esta forma -a través del saludo, de su expresión acogedora- se ha vuelto a crear el ambiente de intimidad en el que Jesús les comunica su propia paz
En nuestros días parece que se va perdiendo esa huella de Dios en el saludo habitual. Sin embargo, nos puede ser de gran utilidad para la propia vida interior poner un especial empeño en mantener y vivificar el sentido cristiano del saludo y de las despedidas; eso contribuirá a mantener la presencia de Dios en nuestras vidas.
Si nos acostumbramos, por ejemplo, a saludar al Angel Custodio de la persona con quien nos encontramos, podremos con facilidad y sencillez dar mayor elevación al trato con los demás. Será consecuencia de la presencia de Dios que llevamos en el alma. No perdamos el sentido sobrenatural en lo habitual de cada día: “Y les dijo: Paz a vosotros. Nos debería dar vergüenza -decía San Gregorio Nacianceno- prescindir del saludo de la paz, que el Señor nos dejó cuando iba a dejar este mundo”SAN GREGORIO NACIANCENO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 545.
Sea cual sea nuestro saludo habitual, siempre puede ser motivo para vivir mejor la fraternidad con los demás, para rezar por aquellas personas y darles paz y alegría, como hizo el Señor con sus discípulos.
“En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre Lc 1, 44.
“En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre Lc 1, 44.
El sobresalto de alegría que sintió Isabel, subraya el don que puede encerrarse en un simple saludo cuando parte de un corazón lleno de Dios. ¡Cuántas veces las tinieblas de la soledad, que oprimen a un alma, pueden ser desgarradas por el rayo luminoso de una sonrisa o de una palabra amable!”JUAN PABLO II, Hom. Roma, 11-II-1981.
A los discípulos les encarga una misión de paz. En la casa en que entréis decid primero: paz a esta casa Lc 10, 6 .
El desear la paz a los demás, el promoverla a nuestro alrededor es un gran bien humano, y cuando está animado por la caridad es también un gran bien sobrenatural. El tener paz en nuestra alma -condición para poder comunicarla- es señal cierta de que Dios está cerca de nosotros; es además un fruto del Espíritu Santo JUAN PABLO II, Hom. Roma, 11-II-1981.
San Pablo exhortaba con frecuencia a los primeros cristianos a vivir con paz y alegría: alegraos , vivid en paz y el Dios de la caridad estará con vosotros
La paz verdadera es fruto de la santidad, del amor a Dios, de la lucha que supone el no dejar que se apague este amor por nuestras tendencias desordenadas y por nuestros pecados. Cuando se ama a Dios, el alma se convierte en un árbol bueno que se da a conocer por sus frutos. Las acciones que lleva a cabo revelan la presencia del Paráclito y, en cuanto causan un gozo espiritual, se llaman frutos del Espíritu SANTO TOMAS, Suma Teológica, 1-2, q. 70, a. 1.
Uno de estos frutos es la paz de Dios que supera todo conocimiento Flp 4, 7, la misma que Jesucristo deseó a los Apóstoles y a los cristianos de todos los tiempos. “Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy..., la paz os dejo..., la paz sea con vosotros..., y esto, en medio de la tribulación” J. ESCRIVA DE BALAGUER, Cfr. Camino, n. 258.
La paz verdadera es la “tranquilidad en el orden”SAN AGUSTIN, La ciudad de Dios, 19, 13, 1.orden entre Dios y nosotros, orden entre nosotros y los demás.
Si mantenemos ese orden tendremos paz y podremos comunicarla. El orden con Dios supone el deseo firme de desterrar de nuestra vida todo pecado, y el de poner a Cristo como centro de nuestra existencia. El orden con los demás lleva en primer lugar a vivir esmeradamente las relaciones de justicia (en las obras, en las palabras, en los juicios), pues la paz es obra de la justicia Is 32, 17.
Y más allá de la justicia, la misericordia, que nos moverá en tantas ocasiones a ayudar, a consolar, a sostener a quienes lo necesitan. “Donde hay amor a la justicia, donde existe respeto a la dignidad de la persona humana, donde no se busca el propio capricho o la propia utilidad, sino el servicio a Dios y a los hombres, allí se encuentra la paz”A. DEL PORTILLO, Homilía, 30-III-1985
El Señor nos ha dejado la misión de pacificar la tierra, comenzando por poner paz en nuestra alma, en la familia, en el lugar donde trabajamos... Contribuiremos eficazmente a que cesen rencores y discordias, a crear un clima de colaboración y de entendimiento mutuo. La paz en una familia, en una comunidad del tipo que sea, no consiste en la mera ausencia de riñas y de disputas, lo que en ocasiones podría ser sólo un signo de indiferencia mutua. La paz consiste en la armonía que lleva a colaborar en proyectos y en intereses comunes; la paz verdadera lleva a preocuparnos de los demás, de sus proyectos, de sus intereses, de sus penas.
El Señor desea que fomentemos en nuestro corazón grandes deseos de paz y de concordia en medio de este mundo que parece alejarse cada vez más de esta paz, porque los hombres en ocasiones no quieren tener a Dios en su corazón. A nosotros los cristianos nos pide que dejemos paz y alegría allí por donde pasemos.
Cristo es nuestra paz Ef 2, 14. Desde hace veinte siglos nos repite: la paz os dejo, mi paz os doy . Nos lo dice a cada uno para que con nuestra vida lo pregonemos por todo el mundo, por ese mundo, quizá pequeño, en el que cada día se desenvuelve nuestra existencia.
La vida de los primeros cristianos ayudó a muchos a encontrar el sentido de su existencia. Llevaron la paz a la familia y a la sociedad en la que se desenvolvía su vida. En muchas inscripciones de aquella época se puede encontrar el saludo con que invocaban y se deseaban la paz. Esta paz, que es de Dios, permanecerá en la tierra mientras haya hombres de buena voluntad (20). Una buena parte de nuestro apostolado consistirá en llevar la serenidad y la alegría a las personas que nos rodean; con más urgencia cuanto mayor sea la inquietud y la tristeza que encontremos a nuestro paso.
Los demás deberían recordar a cada cristiano como a un hombre, a una mujer, que -aunque tuvo sufrimientos y pruebas como los demás- ofreció al mundo una imagen sonriente y sacrificada, amable y serena, porque vivió como un hijo de Dios. Este puede ser el propósito de nuestra oración de hoy: “Que nadie lea tristeza ni dolor en tu cara, cuando difundes por el ambiente del mundo el aroma de tu sacrificio: los hijos de Dios han de ser siempre sembradores de paz y de alegría”J. ESCRIVA DE BALAGUER, Surco, n. 92.- Ibídem, n. 59 . Esto sólo es posible cuando somos conscientes de nuestra filiación divina
El sabernos hijos de Dios nos dará paz firme, no sujeta a los vaivenes del sentimiento o de los incidentes de cada día, serenidad y firmeza, que tanto necesitamos. Mantener esta disposición abierta y amigable ante los demás nos incitará a luchar seriamente contra las posibles antipatías, que tienen su fundamento en una visión poco sobrenatural de las personas; contra las asperezas del carácter, que quitan la paz del ambiente y que indican falta de mortificación; contra el egoísmo; contra la comodidad..., que son obstáculos serios para la amistad y para el apostolado.
El deseo sincero de paz que el Señor pone en nuestro corazón nos debe llevar a evitar absolutamente todo aquello que causa división y desasosiego: los juicios negativos sobre los demás, las murmuraciones, las críticas, las quejas.
Acudamos a la Virgen, nuestra Madre, para no perder nunca la alegría y serenidad. “Santa María es -así la invoca la Iglesia- la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: "Regina pacis, ora pro nobis!" -Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad. Te sorprenderás de su inmediata eficacia” J. ESCRIVA DE BALAGUER, Surco, n. 874..
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