A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

domingo, 28 de febrero de 2016

Hijitos... hijitas, acudid a mi llamado, recibid las gracias que estoy derramando sobre vosotros, aquí en este mi bosquecito, lugar sagrado de oración y de recogimiento, escogido por mi Hijo Jesús para refugio de todas mis almas consagradas.



Evangelio
según San Lucas 13,1-9.
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

Palabra del Señor





Oremos a Dios Padre, que está siempre cerca de nosotros y nos escucha lleno de amor y de comprensión.

-Para que la Iglesia muestre a todos con sus obras e instituciones la misericordia con que Dios nos trata.

-Para que no caigamos en la tentación de guardar las meras formas externas de la religiosidad.

-Para que cuantos tienen autoridad sobre los demás sientan que están a su servicio para el bien y la justicia.

-Para que los cristianos comprendamos cada vez más y mejor el sentido y las exigencias del ayuno cuaresmal y de toda práctica religiosa.

Oración: Confírmanos, Señor, en el espíritu de la penitencia cuaresmal, y haz que nuestra austeridad exterior vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Meditacion con los Mensajes de Maria Madre de las Almas Consagradas




9° Mensaje de la Santísima Virgen

Individual para la H. Mary Carmen
Este mensaje llegó el día 28 de octubre de 1993, a las 9:00 p.m., a la hermana Mary Carmen.
 

Hijitos, hijitas:

Estoy intercediendo ante mi hijo por vosotros. Debéis entregaos más a la oración. Acercad vuestra alma, vuestro cuerpo y vuestro corazón a la luz de Cristo Jesús. Escuchad, hijitos, el tiempo que vivís es tiempo de prueba y de escogencia.

Consolad a estos Dos Corazones traspasados de dolor al ver la perdición de tantas almas; dolor que entristece el rostro de mi Hijo Jesús ante la perdición de mis almas consagradas... ¡Son tantas...!

Hijitos, os invito a orar. No olvidéis la oración; no os alejéis de ella. Es ahora cuando Satanás desata toda su furia y quiere apartaros de esta arma poderosa que os acerca al Sacratísimo Corazón de mi Hijo Jesús y de vuestra Madre.

Dudáis de que el infierno exista y que el demonio quiere ganar su batalla. Decís: todo tiene su explicación...

¿Qué os impide daros a plenitud? ¿Qué os obliga a callar? Y del cambio en vuestros corazones ¿Por qué os resistís?

Mi Corazón Inmaculado triunfará, llevando a mis almas pequeñas a la reconciliación con mi Hijo Jesús, que está presente en cada uno de mis sacerdotes y con una verdadera participación en la santa misa que es el centro de vuestras vidas.

Hijitos: no me olvido de vosotros. Por ello acudo a vuestro llamado silencioso. Os dejo mis mensajes de luz y vida. Dejo en vuestros corazones heridos un diluvio de amor y de esperanza. A través de ellos la confianza nace y la duda muere.

Hijitos. Orad para pedir la salvación del mundo. Personalmente me he manifestado e intervenido de muchas maneras para invitaros a la conversión; pero muchas almas se resisten a dar un cambio en sus corazones.

Hijitos míos: ¿Queréis atar las manos a Dios? Leed mis mensajes como si fuera la primera vez. Ellos son un diluvio de amor sobre cada uno de vosotros. Es una vía para los indecisos, para los que sufren; es un consuelo para los corazones heridos, perdidos en el desorden de este siglo.

Hijitos, hijitas: proteged al débil con la oración y con la penitencia de cada día, aceptando con fervor el grito de mi amor por los pecadores. Hijitos, una madre no olvida a ninguno de sus hijos por muy ingratos que sean. Mis palabras traen luz y vida.

Si me amáis, otros me amarán también, pues el amor es contagioso. Purificadlo quitándole el exceso de humanidad que le estorba y le impide alcanzar su plenitud.

Hijitos, hijitas: acudid a mi llamado y así recibiréis las gracias que estoy derramando sobre vosotros aquí, en este mi bosquecito, que he escogido para refugio de todas mis almas consagradas.

Hijitos: una madre conoce a todos sus hijos hasta lo más íntimo de sus corazones. ¡Cuánto habéis dudado de mi presencia en este lugar sagrado y cuánta inquietud permanece en vuestros corazones!. Orad, hijitos, para que comprendáis lo que quiero de vuestros corazones.

Purificad vuestros corazones, afianzad vuestra fe, manteneos en oración y penitencia, proteged a mis más pequeños.

Hijitos... hijitas, acudid a mi llamado, recibid las gracias que estoy derramando sobre vosotros, aquí en este mi bosquecito, lugar sagrado de oración y de recogimiento, escogido por mi Hijo Jesús para refugio de todas mis almas consagradas.

¡Os amo... os amo tanto!

Os amo con todo mi corazón. Os doy mi bendición.

Os cubro con mi manto.


Sitio Oficial

Oremos
 

Te pedimos Señor, que bendigas a los párrocos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que bendigas a los vicarios parroquiales.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que bendigas a los misioneros.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos capellanes, en la diversidad de tareas que realizan.


 Jesús, Buen Pastor, Bendícelos. 

Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos, asesores de los diversos movimientos eclesiales.
Bendícelos Señor.

Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Sacerdotes y Diáconos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que estén atravesando alguna crisis profunda y que les concedas una renovada fidelidad.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos. 



Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la docilidad a tu SantoEspíritu, junto con el fervor y la alegría.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos. 

Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que se encuentran sirviendo en zonas de riesgo.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la creatividad y la intrepidez espiritual, para ganar la mayor cantidad de corazones para tu Reino.
Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.

Oración:




“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”

viernes, 26 de febrero de 2016

Quien está lleno del Espíritu divino no busca ya su propia complacencia ni pretende provecho alguno personal, sino que «después que hemos abandonado el mundo, ninguna otra cosa hemos de hacer sino seguir la voluntad del Señor y agradarle» (1 R 22,9)



Evangelio
según san Mateo 21,33-43,45-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envío a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: "A mi hijo lo respetarán". Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: "Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia". Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. "Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?". Ellos le respondieron: "Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo". Entonces Jesús les dijo: "¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular, esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos". Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.


Palabra del Señor

Evangelio Sitio Catholic.net




Mientras avanzamos en el cumplimiento pleno de la voluntad del Padre, elevemos a Él nuestras súplicas, por intercesión de María.

-Para que el Padre, que hizo de María la discípula y madre de la Palabra, conceda a toda la Iglesia el espíritu de escucha para obedecer a cada señal de su voluntad.

-Para que nos conceda, a ejemplo y por intercesión de la Virgen, un corazón grande para compartir las angustias y necesidades del todo hombre.

-Para que sostenga con su fuerza a cuantos viven en el sufrimiento, la enfermedad, la soledad.

-Para que en la Cuaresma sepamos acoger con sincera voluntad de conversión la palabra de Dios, que nos interpela cada día.

Oración: Padre omnipotente, que en este tiempo favorable nos llamas a la conversión; haz que, a imitación de María, experimentemos la dicha de ser discípulos de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


Meditacion Especial


Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu y todo será creado.
Y repuebla la faz de la tierra.




El «Espíritu del Señor»

La propia negación es obra de la gracia y se traduce en liberación del hombre de sí mismo y en disponibilidad creciente respecto de Dios. Pero, repetimos, esto no puede ser fruto de las propias fuerzas. Es necesario que el Espíritu del Señor le llene de su presencia y establezca en él su morada. Sólo una colaboración íntima entre Dios y el hombre podrá domar el espíritu de la carne, el egoísmo, para que el Espíritu del Señor se erija desde entonces en su mentor y guía. «El Espíritu del Señor quiere que la carne sea mortificada y despreciada, tenida por vil y abyecta. Y se afana por la humildad y la paciencia, y la pura y simple y verdadera paz del espíritu. Y siempre desea, más que nada, el temor divino y la divina sabiduría, y el divino amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»
(1 R 17,14-16).

Francisco no se pregunta sobre cómo se efectúa dicha colaboración. Sabe, e incesantemente lo pregona con acentos particularmente emotivos en su Testamento, que todo lo ha recibido de Dios. Pero reconoce al mismo tiempo que «el hombre exterior necesariamente se va consumiendo día a día, aunque el interior se vaya renovando»
(1 Cel 98). En realidad, quedan vigorosamente subrayados entrambos elementos de la vida espiritual: acción divina y respuesta humana, resaltando la importancia de sus respectivos roles. Sólo así podrá lograr pleno sentido su vida de penitencia y podrá progresar el hombre evangélico, el hombre nuevo, el hombre del Reino de Dios, «cuyo corazón y espíritu son enteramente de Dios nuestro Señor».

Quien está lleno del Espíritu divino no busca ya su propia complacencia ni pretende provecho alguno personal, sino que «después que hemos abandonado el mundo, ninguna otra cosa hemos de hacer sino seguir la voluntad del Señor y agradarle»
(1 R 22,9). La vida evangélica de penitencia alcanzará de esta manera su plenitud en la libertad, en el desapego de sí mismo y del mundo y en la inmaculada pureza de un corazón abierto enteramente al Espíritu de Dios, que lo puede llenar y vivificar.

Esta plenitud, que es producto del Espíritu del Señor, explica el enorme entusiasmo de Francisco por seguir el camino de la imitación de Cristo. No sólo aspiraba a una mera imitación exterior o a una mimética reproducción de los ejemplos de Cristo, sino que en definitiva buscaba la plena y espiritual presencia de la vida otorgada en Cristo, para vivir sencillamente conforme a ella y transparentar en la propia carne la vida y la pasión de Cristo
(2 Cor 4,10).

K. Esser, Temas espirituales. 


Sitio Franciscanos.org




Oración de San Agustín


www.parroquianseuropa.blogspot.com.ar

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.

Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Amén. 


Oremos ,,.










sábado, 20 de febrero de 2016

“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.





BEATOS FRANCISCO Y JACINTA MARTO,
PASTORCITOS DE FÁTIMA
De la homilía de S. S. Juan Pablo II
en la misa de beatificación (Fátima, 13 de mayo de 2000)

«Yo te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11,25).

Con estas palabras Jesús alaba los designios del Padre celestial; sabe que nadie puede ir a él si el Padre no lo atrae (cf. Jn 6,44), por eso alaba este designio y lo acepta filialmente: «Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito» (Mt 11,26). Has querido abrir el Reino a los pequeños.

Por designio divino, «una mujer vestida del sol» (Ap 12,1) vino del cielo a esta tierra en búsqueda de los pequeños privilegiados del Padre. Les habla con voz y corazón de madre: los invita a ofrecerse como víctimas de reparación, mostrándose dispuesta a guiarlos con seguridad hasta Dios. Entonces, de sus manos maternas salió una luz que los penetró íntimamente, y se sintieron sumergidos en Dios, como cuando una persona -explican ellos- se contempla en un espejo.

Más tarde, Francisco, uno de los tres privilegiados, explicaba: «Estábamos ardiendo en esa luz que es Dios y no nos quemábamos. ¿Cómo es Dios? No se puede decir. Esto sí que la gente no puede decirlo». Dios: una luz que arde, pero no quema. Moisés tuvo esa misma sensación cuando vio a Dios en la zarza ardiente; allí oyó a Dios hablar, preocupado por la esclavitud de su pueblo y decidido a liberarlo por medio de él: «Yo estaré contigo» (cf. Ex 3,2-12). Cuantos acogen esta presencia se convierten en morada y, por consiguiente, en «zarza ardiente» del Altísimo.

Lo que más impresionaba y absorbía al beato Francisco era Dios en esa luz inmensa que había penetrado en lo más íntimo de los tres. Además sólo a él Dios se dio a conocer «muy triste», como decía. Una noche, su padre lo oyó sollozar y le preguntó por qué lloraba; el hijo le respondió: «Pensaba en Jesús, que está muy triste a causa de los pecados que se cometen contra él». Vive movido por el único deseo -que expresa muy bien el modo de pensar de los niños- de «consolar y dar alegría a Jesús».

En su vida se produce una transformación que podríamos llamar radical; una transformación ciertamente no común en los niños de su edad. Se entrega a una vida espiritual intensa, que se traduce en una oración asidua y ferviente, y llega a una verdadera forma de unión mística con el Señor. Esto mismo lo lleva a una progresiva purificación del espíritu, a través de la renuncia a los propios gustos e incluso a los juegos inocentes de los niños.

Soportó los grandes sufrimientos de la enfermedad que lo llevó a la muerte, sin quejarse nunca. Todo le parecía poco para consolar a Jesús; murió con una sonrisa en los labios. En el pequeño Francisco era grande el deseo de reparar las ofensas de los pecadores, esforzándose por ser bueno y ofreciendo sacrificios y oraciones. Y Jacinta, su hermana, casi dos años menor que él, vivía animada por los mismos sentimientos.

La pequeña Jacinta sintió y vivió como suya esta aflicción de la Virgen, ofreciéndose heroicamente como víctima por los pecadores. Un día -cuando tanto ella como Francisco ya habían contraído la enfermedad que los obligaba a estar en cama- la Virgen María fue a visitarlos a su casa, como cuenta la pequeña: «Nuestra Señora vino a vernos, y dijo que muy pronto volvería a buscar a Francisco para llevarlo al cielo. Y a mí me preguntó si aún quería convertir a más pecadores. Le dije que sí». Y, al acercarse el momento de la muerte de Francisco, Jacinta le recomienda: «Da muchos saludos de mi parte a nuestro Señor y a nuestra Señora, y diles que estoy dispuesta a sufrir todo lo que quieran con tal de convertir a los pecadores». Jacinta se había quedado tan impresionada con la visión del infierno, durante la aparición del 13 de julio, que todas las mortificaciones y penitencias le parecían pocas con tal de salvar a los pecadores.

Con su solicitud materna, la santísima Virgen vino aquí, a Fátima, a pedir a los hombres que «no ofendieran más a Dios, nuestro Señor, que ya ha sido muy ofendido». Su dolor de madre la impulsa a hablar; está en juego el destino de sus hijos.







Beatos Francisco y Jacinta Martos

Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima, y su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta. Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban. Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia. En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la «gripe española». Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.



La Virgen María no dejaba de escuchar los ferviente súplicas de estos niños, respondiéndoles a menudo de manera visiblemente. Tanto Francisco como Jacinta fueron testigos de hechos extraordinarios:



En un pueblo vecino, a una familia le había caído la desgracia del arresto de un hijo por una denuncia que le llevaría a la cárcel si no demostrase su inocencia. Sus padres, afligidísimos, mandaron a Teresa, la hermana mayor de Lucia, para que le suplicara a los niños que les obtuvieran de la Virgen la liberación de su hijo. Lucía, al ir a la escuela, contó a sus primos lo sucedido. Dijo Francisco, "Vosotras vais a la escuela y yo me quedaré aquí con Jesús para pedirle esta gracia." En la tarde Francisco le dice a Lucia,


"Puedes decirle a Teresa que haga saber que dentro de pocos días el muchacho estará en casa." En efecto, el 13 del mes siguiente, el joven se encontraba de nuevo en casa.

En otra ocasión, había una familia cuyo hijo había desaparecido como prodigo sin que nadie tuviera noticia de él. Su madre le rogó a Jacinta que lo recomendará a la Virgen. Algunos días después, el joven regresó a casa, pidió perdón a sus padres y les contó su trágica aventura. Después de haber gastado cuanto había robado, había sido arrestado y metido en la cárcel. Logró evadirse y huyó a unos bosques desconocidos, y, poco después, se halló completamente perdido. No sabiendo a qué punto dirigirse, llorando se arrodilló y rezó. Vio entonces a Jacinta que le tomó de una mano y le condujo hasta un camino, donde le dejo, indicándole que lo siguiese. De esta forma, el joven pudo llegar hasta su casa. Cuando después interrogaron a Jacinta si realmente había ido a encontrase con el joven, repuso que no pero que si había rogado mucho a la Virgen por él.

Ciertamente que los prodigiosos acontecimientos de los que estos niños fueron protagonistas hicieron que todo el mundo se volvieran hacia ellos, pero ellos se mantenían sencillos y humildes. Cuanto mas buscados eran por la gente, tanto mas procuraban ocultarse.

Un día que se dirigían tranquilamente hacia la carretera, vieron que se paraba un gran auto delante de ellos con un grupo de señoras y señores, elegantemente vestidos. "Mira, vendrán a visitarnos..." empezó Francisco. "¿Nos vamos?" pregunta Jacinta. "Imposible sin que lo noten," responde Lucía: "Sigamos andando y veréis cómo no nos conocen." Pero los visitantes los paran: "¿Sois de Aljustrel?" "Si, señores" responde Lucia. "¿Conocéis a los tres pastores a los cuales se les ha aparecido la Virgen?" "Si los conocemos" "¿Sabrías decirnos dónde viven?" "Tomen ustedes este camino y allí abajo tuerzan hacia la izquierda" les contesta Lucía, describiéndoles sus casas. Los visitantes marcharon, dándoles las gracias y ellos contentos, corrieron a esconderse.

 


Ciertamente, Francisco y Jacinta fueron muy dóciles a los preceptos del Señor y a las palabras de la Santísima Virgen María. Progresaron constantemente en el camino de la santidad y, en breve tiempo, alcanzaron una gran y sólida perfección cristiana. Al saber por la Virgen María que sus vidas iban a ser breves, pasaban los días en ardiente expectativa de entrar en el cielo. Y de hecho, su espera no se prolongó.




El 23 de diciembre de 1918, Francisco y Jacinta cayeron gravemente enfermos por la terrible epidemia de bronco-neumonía. Pero a pesar de que se encontraban enfermos, no disminuyeron en nada el fervor en hacer sacrificios.


Hacia el final de febrero de 1919, Francisco desmejoró visiblemente y del lecho en que se vio postrado no volvió a levantarse. Sufrió con íntima alegría su enfermedad y sus grandísimos dolores, en sacrificio a Dios. Como Lucía le preguntaba si sufría. Respondía: "Bastante, pero no me importa. Sufro para consolar a Nuestro Señor y en breve iré al cielo."

El día 2 de abril, su estado era tal que se creyó conveniente llamar al párroco. No había hecho todavía la Primera Comunión y temía no poder recibir al Señor antes de morir. Habiéndose confesado en la tarde, quiso guardar ayuno hasta recibir la comunión. El siguiente día, recibió la comunión con gran lucidez de espíritu y piedad, y apenas hubo salido el sacerdote cuando preguntó a su madre si no podía recibir al Señor nuevamente. Después de esto, pidió perdón a todos por cualquier disgusto que les hubiese ocasionado. A Lucia y Jacinta les añadió: "Yo me voy al Paraíso; pero desde allí pediré mucho a Jesús y a la Virgen para que os lleve también pronto allá arriba." Al día siguiente, el 4 de abril, con una sonrisa angelical, sin agonía, sin un gemido, expiró dulcemente. No tenía aún once años.
 


Jacinta sufrió mucho por la muerte de su hermano. Poco después de esto, como resultado de la bronconeumonía, se le declaró una pleuresía purulenta, acompañada por otras complicaciones. Un día le declara a Lucia: "La Virgen ha venido a verme y me preguntó si quería seguir convirtiendo pecadores. Respondí que si y Ella añadió que iré pronto a un hospital y que sufriré mucho, pero que lo padezca todo por la conversión de los pecadores, en reparación de las ofensas cometidas contra Su Corazón y por amor de Jesús. Dijo que mamá me acompañará, pero que luego me quedaré sola." Y así fue.

Por orden del médico fue llevada al hospital de Vila Nova donde fue sometida a un tratamiento por dos meses. Al regresar a su casa, volvió como había partido pero con una gran llaga en el pecho que necesitaba ser medicada diariamente. Mas, por falta de higiene, le sobrevino a la llaga una infección progresiva que le resultó a Jacinta un tormento. Era un martirio continuo, que sufría siempre sin quejarse. Intentaba ocultar todos estos sufrimientos a los ojos de su madre para no hacerla padecer mas. Y aun le consolaba diciéndole que estaba muy bien.

Durante su enfermedad confió a su prima: "Sufro mucho; pero ofrezco todo por la conversión de los pecadores y para desagraviar al Corazón Inmaculado de María"

En enero de 1920, un doctor especialista le insiste a la mamá de Jacinta a que la llevasen al Hospital de Lisboa, para atenderla. Esta partida fue desgarradora para Jacinta, sobre todo el tener que separarse de Lucía.

Al despedirse de Lucía le hace estas recomendaciones: 'Ya falta poco para irme al cielo. Tu quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al I.C. de María. Cuando vayas a decirlo, no te escondas. Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del I.C. de María. Que las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el I.C. de María, que pidan la paz al Inmaculado Corazón, que Dios la confió a Ella. Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la luz que tengo aquí dentro en el pecho, que me está abrazando y me hace gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María." 







 


Su mamá pudo acompañarla al hospital, pero después de varios días tuvo ella que regresar a casa y Jacinta se quedó sola. Fue admitida en el hospital y el 10 de febrero tuvo lugar la operación. Le quitaron dos costillas del lado izquierdo, donde quedó una llaga ancha como una mano. Los dolores eran espantosos, sobre todo en el momento de la cura. Pero la paciencia de Jacinta fue la de un mártir. Sus únicas palabras eran para llamar a la Virgen y para ofrecer sus dolores por la conversión de los pecadores.

Tres días antes de morir le dice a la enfermera, "La Santísima Virgen se me ha aparecido asegurándome que pronto vendría a buscarme, y desde aquel momento me ha quitado los dolores. El 20 de febrero de 1920, hacia las seis de la tarde ella declaró que se encontraba mal y pidió los últimos Sacramentos. Esa noche hizo su ultima confesión y rogó que le llevaran pronto el Viático porque moriría muy pronto. El sacerdote no vio la urgencia y prometió llevársela al día siguiente. Pero poco después, murió. Tenía diez años.

Antes de morir, Nuestra Señora se dignó aparecérsele varias veces. He aquí lo que ha dictado a su madrina.

Sobre los pecados:
-Los pecados que llevan mas almas al infierno son los de la carne.
-Si los hombres supiesen lo que es la eternidad harían todo por cambiar de vida. Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte, ni hacen penitencia.

Sobre las guerras:
-Las guerras son consecuencia del pecado del mundo.
-Es preciso hacer penitencia para que se detengan las guerras.

Sobre las virtudes cristianas:
-No debemos andar rodeados de lujos
-Ser amigos del silencio
-No hablar mal de nadie y huir de quien habla mal.
-Tener mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo
-La mortificación y el sacrificio agradan mucho al Señor.

Tanto Jacinta como Francisco fueron trasladados al Santuario de Fátima. Los milagros que fueron parte de sus vidas, también lo fueron de su muerte. Cuando abrieron el sepulcro de Francisco, encontraron que el rosario que le habían colocado sobre su pecho, estaba enredado entre los dedos de su manos. Y a Jacinta, cuando 15 años después de su muerte, la iban a trasladar hacia el Santuario, encontraron que su cuerpo estaba incorrupto.

El 18 de abril de 1989, el Santo Padre, Juan Pablo II, declaró a Francisco y Jacinta Venerables.

El 13 de Mayo del 2000, el Santo Padre JPII los declaró beatos en su visita a Fátima, siendo los primeros niños no mártires en ser beatificados. El lema de la beatificación:"Contemplar como Francisco y amar como Jacinta" 



Oremos Unidos




¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.





Novena a Fatima

Sitio Fatima

miércoles, 17 de febrero de 2016

OH SEÑOR Jesucristo, al presentarnos ante Tu adorable Rostro para pedirte a Ti las gracias que más necesitamos, Te rogamos, por sobre todo, nos concedas la disposición interior para nunca dejar de hacer en ningún momento lo que Tu requieres de nosotros con Tus santos mandamientos y divinas inspiraciones. Amén.

Imagen del sitio de las Hermanas Hijas de la Inmaculada


Evangelio
según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se aglomeraba alrededor de Jesús y él se puso a decir:
"Esta es una generación malvada; pide una señal, pero no se le dará una señal diferente a la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los ninivitas, así el Hijo del hombre lo será para esta generación.
La reina del sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde el extremo de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más importante que Salomón.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más importante que Jonás".
Palabra del Señor.


Fiesta de la Santa Faz


 Mensaje de Jesús el 21-11-1938 a la Beata María Pierina de Micheli, «Apóstol del Divino Rostro», Religiosa de las «Hijas de la Inmaculada Concepción» de Buenos Aires:“He dado mi corazón como objeto sensible de mi gran amor por los hombres y mi Rostro lo doy como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres y deseo que sea honrado con una fiesta particular el martes de quincuagésima…”


Santa Teresita de Lisieux y la Santa Faz






Es precisamente este pasaje de Isaías que mueve tanto el corazón de Santa Teresita del Niño Jesús que por ello, pide permiso y le es concedido, para añadir a su nombre "del Niño Jesús y de la Santa Faz". 

En una carta a Pauline, nos revela como su devoción a la Santa Faz es el fundamento para su espiritualidad del camino escondido y pequeño, espiritualidad que la llevó a ser proclamada Doctora de la Iglesia: "A través de ti he entrado en las profundidades de los misterios de amor escondidos en el Rostro de nuestro esposo. He entendido cual es la verdadera gloria. Aquel cuyo reino no es de este mundo me ha enseñado que la verdadera sabiduría consiste en desear no ser conocido ni tomado en cuenta. Es encontrar gozo en el olvido de si. Ah! Deseo, como el Rostro de Jesús, que el mío esté escondido y que nadie en la tierra me reconozca " (cf. Is 53,3). Tengo sed de sufrir y debo ser olvidada. (SS A 71r; ET 152).

Santa Teresita llevaba dentro de su hábito y cerca de su corazón escrito sobre una imagen del Santo Rostro: "Haz que yo me asemeje a Ti, Oh Jesús". Para Sta. Teresita, el contemplar el Santo Rostro del Señor, significaba imitar todo lo que en El veía: un Dios con vida oculta, humilde, mansa y pobre; El Corazón de Dios siendo revelado en su Rostro.

Para ella, también, esta contemplación le llevaba necesariamente a la consolación y recomendaba a su hermana Celine "se otra Verónica que limpia el rostro de Jesús lleno de Sangre y Lágrimas." La misma sangre y agua que fluirían de su Corazón al ser traspasado.

Sta. Teresita invita a su hermana a consolar el Rostro de Jesús convirtiendo pecadores: "Consuela a nuestro Señor en su Agonía, revelada en su Rostro, pero especialmente calmando su sed de almas". En uno de sus poemas escribe: "¡Oh quisiera para consolarte ignorada del mundo estar! La belleza que Tú ocultas me descubre tu misterio. Tu Rostro Salvador es divina flor de mirra que tener quiero sobre el corazón! Tu Rostro es mi riqueza y ya nada pido . Yo Jesús me oculto en él y a Ti me asemejaré.. Deja en mi la señal divina de tus rasgos de dulzura, solo así llegaré a ser santa atrayendo a Ti los corazones."




Para Sta. Teresita, la santidad necesariamente se debe revelar en el rostro, pues la abundancia del corazón se refleja en el rostro. Así como la santidad se refleja en el rostro, la santidad a la vez representa el verdadero rostro de Cristo.
 SS Juan Pablo II nos dice en NMI: "la santidad representa al vivo el rostro de Cristo":
En la fiesta de la Transfiguración, el 6 de Agosto de 1896, día que se celebraba la Fiesta de la Santa Faz en el Carmelo de Lisieux, Sta. Teresita con dos novicias (ella era maestra de novicias en ese tiempo) hicieron un acto de consagración a la Santa Faz. Las tres pidieron "ser escondidas en el secreto de tu Santo Rostro", que significaba el deseo de imitar la vida oculta y el amor sufriente de Cristo, con el propósito de ejercitarse tanto en el amor que pronto fuesen consumidas en ese amor y así no atarse a las cosas de la tierra y pronto alcanzar la visión de Jesús, cara a cara (ET 91). En la consagración expresan el deseo de convertirse en otras Verónicas, consolando a Jesús en su pasión y ofreciéndole almas como consuelo. La oración concluyó: "¡Oh adorable rostro de Jesús! Mientras esperamos el día en que contemplaremos tu gloria infinita, nuestro único deseo es escondernos bajo tus ojos divinos y así no ser reconocidas en la tierra."

En sus escritos Teresa revela cómo la Virgen María –a quien llamaba su “madrecita”- la ayudó a profundizar el misterio del Rostro de Cristo, que no es otro que el de la Eucaristía y el Sagrado Corazón: el misterio del Amor de un Dios que se encarna y toma rostro humano, ama con corazón humano y quiere permanecer entre nosotros y ser uno con nosotros convertido en pan: “No había sondeado hasta entonces la profundidad de los tesoros que encierra la Santa Faz; mi madrecita fue quien se afanó en revelármelos. Fue en esta ocasión cuando me los reveló y comprendí...Comprendí como nunca dónde se encuentra la gloria verdadera...Aquel, cuyo reino no es de este mundo, me evidenció que la única realeza codiciable consiste en querer ser desconocido y estimado en nada, en poner nuestro contento en el propio menosprecio. ¡Ah! Deseaba que mi rostro ,como el de Jesús, estuviera escondido a todos los ojos, que nadie me conociera en el mundo; amaba el padecer y el ser olvidada”.
Son innumerables los textos en que Teresa de Lisieux habla de la Sta. Faz. Demasiados para citarlos en un resumen de estas dimensiones. Vaya éste sacado del proceso de beatificación: “La Santa Faz era el espejo donde Sor Teresa veía el Alma y el Corazón de su Amado; el libro de meditación donde bebió la ciencia del amor. Fue en la meditación de la Santa Faz que aprendió ella la humildad”.

Oremos


ADORABLE Rostro de mi Jesús, mi único amor, mi luz y mi vida, permíteme conocerte, amarte y servirte sólo a Ti, que yo pueda vivir Contigo, de Ti, a través de Ti y para Ti. Amén.

ETERNO Padre, a Ti te ofrezco el adorable Rostro de Tu Amado Hijo por el honor y la gloria de Tu Nombre, por la conversión de los pecadores y por la salvación de los moribundos.

OH DIVINO Jesús, a través de Tu Rostro y Nombre, sálvanos. ¡Nuestra esperanza está en la virtud de Tu Santo Nombre!





Oracion de Santa teresita a La Santa Faz

¡Faz adorable de Jesús. única hermosura que arrebata mi corazón! Dígnate imprimir en mí tu divina semejanza, para que no puedas mirar el alma de tu pequeñita esposa sin mirarte a ti mismo. ¡Oh Amado mío! Por tu amor acepto no ver aquí abajo la blandura de tu mirada ni sentir el inefable beso de tus labios, pero te suplico que me abrases con tu amor, el cual me consuma rápidamente y conduzca pronto a tu presencia.
Vivir de amor es enjugar tu Rostro e implorar el perdón de los pecadores. ¡Oh, cuántas gracias he recibido, durante mi vida, de esta Santa Faz!
Santa Teresa de la Santa Faz

Hemos visto en otro lugar lo arraigada de la devoción a la Sta. Faz en Francia, concretamente en Tours y el apostolado que desarrolló Monsieur Dupont propagando la devoción y traduciéndola en obras prácticas de atención al prójimo. Teresa de Lisieux hizo lo propio desde su encierro del Carmelo: dedicó numerosas poesías a la Sta Faz, la pintó en casullas y estampas, inculcó a sus novicias y hermanas de comunidad esta devoción en lo que tiene de más auténtico: la identificación con Cristo en la bonanza y en las dificultades; la menciona en cartas y comunicaciones.

Duro fue para ella ver como su padre perdía sus facultades físicas y mentales durante los seis últimos años de su vida. Este fue su comentario: “Así como la Faz adorable de Jesús se entristeció durante su pasión, así hubo de velarse en los días de su humillación la faz de su servidor fiel (su padre) para merecer ser abrillantada en los cielos”. Y es que el mundo doliente es el que mejor puede identificarse con la Santa Faz de Cristo Crucificado.

Lo que importa de verdad a una persona se manifiesta en el momento supremo de la muerte: salen a flote los sentimientos más profundos, algunas veces ocultos por un fárrago de trivialidades. En Teresa de Jesús no ocurrió eso: murió como vivió. Una testigo que la atendía en la enfermería manifiesta: “Cerca de su lecho habíamos colocado un lienzo de la Santa Faz, a la que tenía gran devoción, para festejar el 6 de Agosto, la Transfiguración del Señor”. Y a esta compañera de comunidad le confiesa en la intimidad: “¡Qué bien hizo Nuestro Señor en bajar sus ojos al ofrecernos su retrato! Porque los ojos son el espejo del alma y nosotras hubiéramos muerto de gozo al poder entrever su alma. ¡Qué gracias me ha concedido la Santa Faz en mi vida! Al escribir mi Cántico Vivir de Amor me ayudó hasta a redactarle con suma facilidad. Transcribí de memoria durante los tres cuartos de hora de silencio por la noche las quince estrofas que había rimado durante el día. Mi devoción, o hablando más exactamente mi piedad para con la Santa Faz está inspirada en las palabras de Isaías: “ Le falta hermosura y esplendor..; le vimos y no tenía expresión...Despreciado y como el último de los hombres, varón de dolores, conocedor de la enfermedad; tenía la Faz semioculta y como llena de vergüenza, y no le hemos apreciado”. Yo también no deseo tener ni fulgor ni hermosura...pisar yo sola las uvas en el lagar, vivir desconocida de todos”.

Y como se reseña en el proceso de beatificación: “Tenía la Santa Faz colgada en las cortinas de su cama durante su última enfermedad: su vista le ayudó a soportar su largo martirio”. Se ahogaba –tenía tuberculosis- y en su angustia la contemplaba una y otra vez...Para finalizar este apartado trascribimos casi literalmente su Cántico a la Santa Faz. A algunos oídos modernos les podrá parecer exagerado...No es eso. Son frases tejidas por una poeta, una mística...un alma enamorada.


“¡Jesús! Tu imagen inefable es el astro que guía mis pasos. Tú lo sabes bien. Tu dulce rostro es aquí en la tierra mi paraíso. Mi amor descubre los encantos de tus ojos embellecidos por el llanto. Cuando contemplo tus dolores sonrío a través de mis lágrimas. Deseo vivir ignorada y solitaria para consolar tu belleza; esa belleza que se oculta en tu Faz bajo el misterio del dolor y que tan fuertemente me atrae a Ti. Tu faz es mi sola patria; ella es mi reino de amor, mi prado risueño, mi dulce sol de cada día. Ella es el lirio del valle, cuyo perfume misterioso consuela mi afligida alma y le hace gustar la paz de los cielos. Ella es mi reposo, mi dulzura y mi melodiosa lira. Tu rostro, dulce Salvador, es el divino ramillete de mirra que yo quiero guardar en mi corazón. Tu Faz es mi sola riqueza, no quiero nada fuera de ella. Jesús yo me asemejaré a Ti, y oculta entre los pliegues del velo de la Verónica, atravesaré la vida desapercibida de las criaturas. Deja en mi la divina impresión de tus besos, llenos de dulzura, y pronto llegaré a ser santa y atraeré a Ti todos los corazones. Cuando tus labios adorados impriman en mi el beso eterno, haz que me abrase de amor, y que este amor levante en el campo de la Iglesia una hermosa cosecha de almas santas”

¡Ojalá que amemos a Cristo así y nuestro amor no sea de palabras sino de obras!

 
Reflexión de Su Santidad, Juan Pablo II, en su visita a la Sábana Santa en Turín
-24 de mayo, de 1998
Imagen del Sitio El Pensador//jesusfraga.blogspot.es
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La Sábana Santa: Espejo del Evangelio.

Catedral de Bs As. Junio 2015


Con la mirada puesta en la Sábana Santa, deseo saludar cordialmente a todos vosotros, fieles de la Iglesia de Turín. Saludo a los peregrinos que durante el período de esta exposición vienen de todas las partes del mundo para contemplar uno de los signos más desconcertantes del amor doloroso del Redentor.

Al entrar en el catedral, que muestra todavía las heridas producidas por el terrible incendio del año pasado, me he detenido en adoración ante la Eucaristía, el Sacramento que situado en el centro de la atención de la Iglesia y que, bajo apariencias humildes, custodia la presencia verdadera, real y substancial de Cristo. A la luz de la presencia de Cristo en medio de nosotros, me he detenido después ante la Sábana Santa, el precioso lino que puede sernos de ayuda para comprender mejor el misterio del amor del Hijo de Dios por nosotros.

Ante la Sábana Santa, imagen intensa y acongojante de un dolor inenarrable, deseo dar gracias al Señor por este don singular, que exige del creyente una atención amorosa y una disponibilidad total al seguimiento del Señor.

La Sábana Santa es una provocación a la inteligencia. Ante todo, requiere el compromiso de todo hombre, en particular del investigador, para acoger con humildad el mensaje profundo que plantea a su razón y a su vida. La fascinación misteriosa ejercitada por la Sábana Santa lleva a formular preguntas sobre la relación entre el sagrado lienzo y la vicisitud histórica de Jesús. Confía a los científicos la tarea de investigar para llegar hasta respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a esta sábana que, según la tradición, habría envuelto el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue descendido de la cruz. La Iglesia exhorta a estudiar la Sábana Santa sin posiciones preconcebidas, que dan por descontado resultados que no pueden ser considerados como tales; invita a actuar con libertad interior y cuidadoso respeto tanto de la metodología científica como de la sensibilidad de los creyentes.

Lo que cuenta sobre todo para el creyente es que la Sábana Santa es un espejo del Evangelio. De hecho, si se reflexiona sobre el sagrado lienzo, no se puede olvidar que la imagen que se encuentra presente en él tiene una relación tan profunda con lo que narran los cuatro Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús que cada hombre sensible se siente interiormente tocado y conmovido al contemplarla. Quien se acerca a ella es consciente también de que la Sábana Santa no sólo impresiona el corazón de la gente, sino que hace referencia a Aquel a cuyo servicio la ha puesto la Providencia amorosa del Padre. Por lo tanto, es justo alimentar la conciencia de la preciosidad de esta imagen, que todos ven y que nadie puede explicar por ahora. Para toda persona profunda es motivo de hondas reflexiones que pueden llegar a implicar la vida.

La Sábana Santa constituye de este modo un signo verdaderamente singular que hace referencia a Jesús, la Palabra verdadera del Padre, e invita a modelar la propia existencia según la de Aquel que se dio a sí mismo por nosotros.

En la Sábana Santa Se refleja la imagen del sufrimiento humano. Recuerda al hombre moderno, distraído con frecuencia por el bienestar y por las conquistas tecnológicas, el drama de tantos hermanos y le invita a interrogarse sobre el dolor y a profundizar sobre sus causas.

La imagen del cuerpo martirizado del Crucificado, al testimoniar la tremenda capacidad del hombre para causar dolor y muerte a sus semejantes, se presenta como un icono del sufrimiento del inocente de todos los tiempos: de las innumerables tragedias que han marcado la historia pasada y de los dramas que continúan consumándose en el mundo.

Ante la Sábana Santa, ¿cómo es posible no pensar en los millones de hombres que mueren de hambre, en los horrores perpetrados en tantas guerras que ensangrientan las naciones, en el abuso brutal de mujeres y niños, en los millones de seres humanos que viven entre miserias y humillaciones al margen de las metrópolis, especialmente en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo es posible no acordarse con angustia y piedad de cuantos no pueden gozar de los derechos civiles elementales, de las víctimas de la tortura, del terrorismo, de los esclavos de organizaciones criminales?

Al evocar estas dramáticas situaciones, la Sábana Santa no sólo nos lleva a salir de nuestro egoísmo, sino que además nos invita a descubrir el misterio del dolor que, santificado por el sacrificio de Cristo, genera salvación para toda la humanidad.

La Sábana Santa es también imagen del amor de Dios y del pecado del hombre. Invita a redescubrir la causa última de la muerte redentora de Jesús. En el sufrimiento inconmensurable que documenta, el amor de Aquel que «tanto amó al mundo que le dio a su Hijo unigénito» (Jn 3, 16) se hace casi palpable y manifiesta sus sorprendentes dimensiones. Ante ella, los creyentes no pueden dejar de exclamar y con plena verdad: «¡Señor, no me podías amar más!» y darse cuenta inmediatamente de que el responsable de este sufrimiento es el pecado: los pecados de cada ser humano».

Al hablarnos de amor y de pecado, la Sábana Santa nos invita a todos nosotros a imprimir en nuestro espíritu el rostro del amor de Dios para excluir la tremenda realidad del pecado. La contemplación de aquel Cuerpo martirizado ayuda al hombre contemporáneo a liberarse de la superficialidad y del egoísmo con el que con mucha frecuencia trata el amor y el pecado. Haciendo eco de la palabra de Dios y de los siglos de conciencia cristiana, la Sábana Santa susurra: cree en el amor de Dios, el tesoro más grande donado a la humanidad, y huye del pecado, la mayor desgracia de la historia.

La Sábana Santa es también imagen de impotencia: impotencia ante la muerte, en la que se revela la máxima consecuencia del misterio de la Encarnación. El lienzo nos empuja a medirnos con el aspecto más perturbador del misterio de la Encarnación, que es también aquel que muestra cómo Dios se ha hecho hombre, asumiendo nuestra condición humana hasta someterse a la impotencia total del momento en el que la vida se apaga. Es la experiencia del Sábado Santo, transición importante del camino de Jesús hacia la Gloria, de la que se desprende un rayo de luz que embiste el dolor y la muerte de cada hombre.

La fe, al recordarnos la victoria de Cristo, nos comunica la certeza de que el sepulcro no es la última meta de la existencia. Dios nos llama a la resurrección y a la vida inmortal.

La Sábana Santa es una imagen del silencio. Existe un silencio trágico de la incomunicación, que en la muerte tiene su máxima expresión, y existe el silencio de la fecundidad, que es precisamente el de quien renuncia a hacerse escuchar por el exterior para alcanzar en lo profundo las raíces de la verdad y de la vida. La Sábana Santa expresa no sólo el silencio de la muerte, sino también el silencio valiente y fecundo de la superación de lo efímero, gracias a la inmersión total en el eterno presente de Dios. De este modo, ofrece la conmovedora confirmación del hecho de que la
omnipotencia misericordiosa de nuestro Dios no puede ser detenida por ninguna fuerza del mal; al contrario, sabe hacer concurrir en el bien la misma fuerza del mal. Nuestro tiempo necesita redescubrir la fecundidad del silencio para superar la disipación de los sonidos, de las imágenes, de los cotilleos que con demasiada frecuencia impiden escuchar la voz de Dios.

¡Queridos hermanos y hermanas! Vuestro obispo, el querido cardenal Giovanni Saldarini, custodio pontificio de la Sábana Santa, ha propuesto como tema para esta exposición solemne las palabras: «Todos los hombres verán tu salvación». Sí, la peregrinación que las muchedumbres están realizando a esta ciudad es precisamente un «venid a ver» este signo trágico e iluminador de la Pasión, que anuncia el amor del Redentor. Este icono de Cristo abandonado en la condición dramática y solemne de la muerte, que desde hace siglos es objeto de significativas representaciones y que desde hace cien años, gracias a la fotografía, se ha difundido a través de muchísimas reproducciones, exhorta a ahondar en el centro del misterio de la vida y de la muerte para descubrir el mensaje grande y consolador que nos ha sido dado. La Sábana Santa nos presenta a Jesús en el momento de su máxima impotencia y nos recuerda que en la anulación de esa muerte está la salvación del mundo entero. La Sábana Santa se convierte de este modo en una invitación a vivir cada experiencia, incluida la del sufrimiento y la de la suprema impotencia, con la actitud de quien cree que el amor misericordioso de Dios vence toda pobreza, todo impedimento, toda tentación de desesperación.

El Espíritu de Dios, que habita en nuestros corazones, suscite en cada uno el deseo y la generosidad necesarios para acoger el mensaje de la Sábana Santa y para hacer de él el criterio inspirador de la existencia.

Con estos deseos, os imparto a todos, a los peregrinos que visitarán la Sábana Santa y a cuantos están espiritual e idealmente unidos en torno a este signo sorprendente del amor de Cristo, una especial bendición apostólica. 


Catedral de Bs As. Junio 2015
Fundacion de La Santa Faz en Buenos Aires


lunes, 15 de febrero de 2016

"..El corazón representa a todas mis almas consa­gradas. La cruz que sale de él es la entrega incondicional de vuestras vidas. Los rayos son las gracias que a través de Mí, mi Hijo Jesús, derrama sobre vosotros. .."

 
Es el día 22 de enero de 1994, cuando llegó el primer mensaje del año, otorgado por la Santísima Virgen tanto a la Hermana Mary Carmen como al Ing. Padrón, a cada cual en su residencia habitual y por tanto a distancia de varios kilómetros uno del otro.

La particularidad de este mensaje es que la Virgen lo transmite a la misma hora a las dos personas separadas por la distancia, es decir a las 7:30 p.m., y existe otra peculiaridad importantísima. Fue en este mensaje cuando la Santísima Virgen se dignó explicar el significado de los símbolos que la acompañaron durante su primera aparición.

Además la Virgen insistió en la necesidad de que esta advocación fuese anunciada y conocida por el mundo entero. Sus planes y designios no se circunscriben al convento de las hermanas. Veamos el texto:





Hijitos, hijitas:

Acercaos a vuestra Madre, unidos en la oración y en la penitencia, en estos tiempos que vivís de grandes tribulaciones y de aquellas que se aproximan.

Dios Padre me ha enviado para que os acerquéis a Mí, que os conduciré por el camino de mi Hijo Jesús.

Hijitos míos: caminad todos unidos en la oración y el amor.

Hijitos, hijitas: de vuestra participación cristiana dependerá la salvación de muchas almas y del mundo. Dios en su infinita misericordia os ha mostrado señales para vuestra reconciliación con El; señales que no habéis comprendido, señales que no habéis atendido.

Escuchad: recordad el día en que fuisteis llamados y los sacrificios que por amor a Dios pudisteis vencer. Atended ahora al compromiso adquirido y al compromiso de vuestra existencia en la tierra.

Este mi bosquecito es puerto de salvación de mis almas consagradas.

Hijitos, hijitas: ¡Con qué amor y alegría os doy a conocer mi advocación, para que la deis a conocer llenos de mi amor por el mundo entero!

Hijitos míos: mi corona de espinas representa la Eucaristía, que es alimento y centro de vuestras vidas.

Mi vestido blanco con estrellas representa la luz que a través de Mí brilla en vosotros.

Mi Rosario, cadena que os ata a mí, representa el camino que os lleva al cielo.

El corazón representa a todas mis almas consa­gradas. La cruz que sale de él es la entrega incondicional de vuestras vidas. Los rayos son las gracias que a través de Mí, mi Hijo Jesús, derrama sobre vosotros.

Mi hijo Jesús con los brazos extendidos y la mirada fija en vuestra entrega os recibe a todos unidos en un solo corazón.

Os cubro con mi manto.


Una vez más la Virgen manifestó su deseo e intención de que todos los mensajes fuesen divulgados y enviados al mundo entero. En un futuro a mediano plazo Ella misma irá poniendo en el camino las señales que van a conducir a que tal deseo se cumpla venciendo todos los obstáculos.
 
 
 
 
CARTA DE LA HERMANA CLARA (VIDENTE DEL A VIRGEN) CON MOTIVO DE LA PEREGRINACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LAS ALMAS CONSAGRADAS:


"Jonathan vengo saliendo del retiro de cuaresma en Guarenas y he salido bendecida y fortalecida, durante esos días le tuve en la mente por todas las intenciones que hemos conversado que nuestra Madre nos pide, todos los regalos que recibimos son también un gran compromiso y no podemos defraudar a Dios. Estoy muy contenta por esta peregrinación de Nuestra Madre. Esta obra que estas haciendo Jonathan con todas estas personas que te apoyan porque aman a nuestra Madre y yo estoy segura que si esto da Gloria a Dios nos seguirán apoyando mas. Usted Jonathan es mi apoyo para realizar los proyectos de la Virgen pero es necesario orar mucho. Que todos oren mucho por el proyecto que tenemos y que si Dios lo quiere se va a dar y también para que podamos traer las imágenes en arte italiano de la virgen desde Italia. 
Ofrezcamos la novena de esta peregrinación por las intenciones de este proyecto que es para la virgen y para los sacerdotes. 
Oremos por el Santo Padre el Papa que esta muy enterado de lo que la Santísima Virgen a hecho aquí como madre de las Almas Consagradas y ya un sacerdote le llevo hace unos días porque el lo mando a pedir todo lo de la virgen en un sobre. 
El Papa Francisco es devoto y cree en las apariciones de la Santísima Virgen pero hay que orar mucho por el. Y por los sacerdotes. Que Dios nos de muchísimos sacerdotes santos. Que se acaben las trabas para los que de verdad han sido llamados y puedan salir adelante con los planes de la Virgen. Necesitamos sacerdotes santos porque sin sacerdotes no hay Eucaristía y no hay Iglesia y esto es una urgencia que la Santísima Virgen tiene. 
 
Ella hace 23 años nos hablo del año de la vida consagrada y se cumplió y ahora estamos en el tiempo de la misericordia que sera corto. El tiempo ya esta pasando y nosotros también pasamos con el tiempo. El tiempo pasa y nosotros con él. Y el tiempo es corto lo ha dicho la virgen por eso hay que atender a lo que se nos dice en el momento indicado y trabajar mucho por llevarla a las personas ... Estoy contenta de que la virgen peregrine. 
 
Ella lo desea! Como esta por Argentina como ya se ha logrado en algunas partes de Venezuela porque lo que sigue pidiendo es que la Iglesia y todos sus consagrados se renueve" (Hermana Maria Clara - vidente )




PEREGRINACIÓN DE MARÍA MADRE DE LAS ALMAS CONSAGRADAS
al culminar nosotros la novena a María Santísima que ha concluido con la vigilia de oración por su 23 aniversario en el Santuario de María Madre de las Almas Consagradas en Carrizal coincidiendo ésta con la visita histórica de la Reliquia Santa de María de Coromoto.

Luego de contemplar en la oración las indicaciones de Nuestra Amada Madre para éstos tiempos, hemos comprendido que María desea ardientemente PEREGRINAR… pues Ella ha dicho:“Ya es tiempo de que mi Advocación sea conocida por mis hijos”
María Santísima desea ardientemente “acudir presurosa” a “visitar” a tantas almas dispuestas a recibirle y en ésta visita las almas puedan recibir de Ella Las Gracias y Bendiciones que Emanan de su Corazón Inmaculado que es el mismo Corazón Sacratísimo de Jesucristo Nuestro Divino Salvador.
Pero sobre todo unir los deseos de las almas que se encomiendan a su intersección a sus deseos e intenciones. Sobre todo por la Santificación de las Almas escogidas para la misión que Nuestra Señora ha indicado:
“Es necesario devolver a la Iglesia su carácter Sagrado”
Nuestra Señora nos ha anunciado que son éstos:
“Tiempos de prueba y escogencia en los que la Fe misma será probada”
Y sobre todo, nos pide ORAR, ORAR con el alma y el corazón, conquistar almas para su Hijo, siendo mucho más perfecta esta conquista si se da por medio de Ella, es por eso que nuestra Madre nos pide además de presentarle más almas, consagrarnos a su Inmaculado Corazón. Los consagrados a Ella vienen siendo lo que Ella ha llamado su ejército, su Armada de Almas que la ayudan a vencer los planes del Maligno, que sostienen al Papa con sus plegarias y a todas las almas escogidas fundamentalmente a los Sacerdotes y Religiosas que son muy atacados.
Ésta peregrinación de hoy está entre las intenciones de nuestra Madre y solo Ella puede saber las dimensiones que alcanzará en gracias para las almas, para la Iglesia y para éstos tiempos difíciles.
Es por ello, que quien desee recibirla en su casa a partir de ésta Cuaresma y nos lo anuncie previamente se le concederá el poder tener consigo ésta imagen Sagrada representativa de su Presencia durante 9 días.
En cada hogar se debe tener un altar con mantel blanco para la colocación de la imagen que estará acompañada del Pendón, la oración a María Madre de las Almas Consagradas, y el Rosario.

Fundamentalmente quien tenga la imagen consigo rezará el rosario con Ella durante los nueve días y podrá invitar a otros si así lo considera y puede hacerlo. Su compromiso esencial es la oración, pero quien desee agradar más y mejor a la Virgen buscará otra persona para que le conozca y le hablará de Ella. Pero quien desee agradarla todavía más, pedirá al final ser consagrado a Ella y ser llevado a su Santuario.
El primer día y el último que la Virgen esté en cada casa se celebrará la Palabra y se dará una catequesis especial para la ocasión.
Es importante señalar que la Virgen saldrá desde Carrizal precisamente desde la Casa de María Madre de las Almas Consagradas, irá donde la Madre Clara (vidente de la Virgen) y luego a la primera casa de peregrinación.
Cada visita será acompañada y supervisad
“Todo por la Inmaculada….Nada sin Ella”


NOVENA EN HONOR A LA VIRGEN MARÍA:

ORACION PARA TODOS LOS DÍAS:

A MARÍA MADRE DE LAS ALMAS CONSAGRADAS:

ORACION A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA,
MADRE DE LAS ALMAS CONSAGRADAS.

¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más
en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera
que podamos así, llevar muchas almas
al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje en la unión
y caridad en vida cristiana
y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento,
la oración y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor.

Amén


La Santisima Virgen Maria Madre de las Almas Consagradas peregrina comenzo Su Peregrinacion por Venezuela el Domingo 14 de Febrero de 2016, acompañemos a La Madre en su Camino con Nuestra Humilde Oracion del Corazon Unidos como hermanos siempre Bajo el manto de Maria Santisima!!!!
Aqui te compartimos parte de Su Caminito!!!