A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

lunes, 3 de agosto de 2015

El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.San Juan Maria Vianney

 
¡Oh Santísima Virgen María
te invoco como Madre de las personas consagradas!
Concédenos profundizar cada día más
en el amor a Jesús Eucaristía y vivir de tal manera
que podamos así, llevar muchas almas
al conocimiento de Cristo.
Que nuestra entrega se refleje en la unión
y caridad en vida cristiana
y que todas nuestras acciones sean guiadas por tu mano.
Que la vida de infancia espiritual, la confianza en Dios,
el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento,
la oración y abnegación por los sacerdotes
y el celo por atraer las almas a la Divina Eucaristía,
sean tarea permanente,
compromiso con nuestros hermanos
con un sólo corazón en el amor. Amén

 Primer Mensaje de Maria

"Hijas mías, estoy enviada por el amor que mi hijo Jesús siente por vosotras, con el mismo amor que una Madre siente por sus hijos.

Si hijitas, quiero tocar vuestros corazones y llenarlos de humildad y sencillez.

Os pido que os unáis en oración; que todas seáis una, que renovéis el espíritu de Fe.

Recordad lo que mi Hijo os dijo: "QUE OS AMÉIS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO

Dios Padre ha puesto en vuestras manos el carisma de la Eucaristía y del Sacerdocio. Os pido fidelidad a este compromiso y renovación del espíritu de la Congregación.

Hijitas mías, las cosas del mundo se quedan en este mundo y las cosas que se hacen por amor a Dios suben llevadas por MI INMACULADO CORAZON.

Orad, orad, orad... orad unidas para que, con la gracia que Dios ha derramado sobre vosotras, se alivien la tibieza y la frialdad de mis almas consagradas. Os pido de corazón, orad. El tiempo se aproxima. OS CUBRO CON MI MANTO. OS TENGO EN MI CORAZÓN.”



 Meditemos Hoy Junto a Maria Dios Bnediga este Hermoso comienzo de semana



Evangelio según san Mateo 14,13-21 

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle:
"Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren algo de comer".
Pero Jesús les replicó:
"No hace falta que vayan; denles ustedes de comer".
Ellos le replicaron:
"No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados".
El les dijo:
"Tráiganmelos".
Luego mandó que la gente se recostara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Palabra del Señor.



Meditación del Papa Francisco
Cristo presente en medio de nosotros, en el signo del pan y del vino, exige que la fuerza del amor supere cada laceración, y al mismo tiempo que se convierta en comunión con el pobre, apoyado por el débil, atención fraterna a cuántos les cuesta sostener el peso de la vida cotidiana.
Nos disgregamos cuando no somos dóciles a la Palabra del Señor, cuando no vivimos la fraternidad entre nosotros, cuando competimos para ocupar los primeros puestos, cuando no encontramos la valentía de testimoniar la caridad, cuando no somos capaces de ofrecer esperanza. La Eucaristía nos permite no disgregarnos porque es vínculo de comunión, es cumplimiento de la Alianza, signo viviente del amor de Cristo que se ha humillado e inmolado para que nosotros permaneciéramos unidos. Participando en la Eucaristía y nutriéndonos de ella, estamos dentro de un camino que no admite divisiones. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de junio de 2015, en Santa Marta).


Salmo 80

Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Israel no oyó mi voz, dice el Señor, y mi pueblo no quiso obedecerme. Los entregué, por eso, a sus caprichos y los dejé vivir como quisiesen.
 

Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza. ¡Ojalá que mi pueblo me escuchara y cumpliera Israel con mis mandatos! Yo, al punto, humillaría a sus enemigos y sentirían mi mano sus contrarios.
Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Los que aborrecen al Señor tratarían de adularme, pero su suerte quedaría fijada. En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo y yo lo saciaría con miel silvestre.
Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.



Imploremos la misericordia de Dios Padre, que cuida amorosamente a todos sus hijos.

-Para que la comunidad cristiana exprese en su vida la perenne fecundidad del Espíritu.

-Para que la familia sea escuela de vida evangélica y vivero de vocaciones para el servicio del pueblo de Dios.

-Para que los jóvenes sientan el deseo firme de la santidad como de una primavera del Espíritu.

-Para que los enfermos y cuantos sufren vivan la experiencia del dolor en comunión con Cristo.

-Para que todos los cristianos expresemos con el rechazo del mal y con obras de caridad el seguimiento de Cristo.

Oración: Padre santo, mira a tu Iglesia y haz que, con la fuerza del Espíritu Santo, anuncie con vigor la Palabra que ilumina y salva. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Meditar en la semana

La comunidad cristiana es, sobre todo, una familia. El vínculo entre sus miembros es Jesús-Eucaristía. Él es el padre que ha preparado la mesa familiar. La fraternidad cristiana ha sido promulgada en la Cena por la paternidad de Jesucristo. Él llama a sus Apóstoles «hijitos míos» es decir, mis niños, y les manda que se amen los unos a los otros como Él los amó (Jn 13,33-34).

En la mesa santa todos son hijos, que reciben el mismo alimento, y san Pablo saca la consecuencia de que forman una sola familia, un mismo cuerpo, pues todos participan de un mismo pan, que es Jesucristo. Finalmente, la Eucaristía da a la comunidad cristiana la fuerza para practicar la ley de honrar y amar al prójimo. Jesucristo quiere que se honre y ame a los hermanos. Por esto se personifica en ellos: «Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40); y se da a cada uno en Comunión.




Alfonso López López y Miguel Ramón Salvador, Beatos
 Cuando en julio de 1936 arreció en España la persecución religiosa, los franciscanos conventuales de Granollers (Barcelona), como tantos otros, tuvieron que buscar refugio en casa de amigos o familiares. Alfonso nació en Secorún (Huesca) en 1878; a los 27 años ingresó en los conventuales, hizo el noviciado en Osimo (Italia), donde cursó los estudios eclesiásticos, y recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo tres años de confesor en el Santuario de Loreto y pasó el resto de su vida en Granollers como docente, director espiritual y superior de la casa. Miguel nació en Caudé (Teruel) en 1907. Ingresó en la Orden en Granollers como hermano laico, marchó a Italia e hizo la profesión solemne en Loreto, donde permaneció un par de años prestando diversos servicios en la Basílica. Regresó a Granollers en 1935 para ejercer los oficios que se le confiaron, en los que siempre se mostró laborioso, afable y pacífico. El 3 de agosto de 1936, los milicianos detuvieron a Alfonso y a Miguel y, después de invitarlos repetidamente a apostatar de su fe en medio de crueles vejaciones y malos tratos, los fusilaron el 3 de agosto de 1936 cerca de Samalús (Barcelona). 
Son dos de los mártires de Granollers beatificados por Juan Pablo II en 2001.

Oracion a San Francisco de Asis de San Juan Pablo II

Ayúdanos, San Francisco de Asís,
a acercar a Cristo a la Iglesia y al mundo de hoy.
Tu, que has llevado en tu corazón
las vicisitudes de tus contemporáneos,
ayúdanos, con el corazón cercano al corazón del Redentor,
a abrazar las vicisitudes de los hombres de nuestra época:
los difíciles problemas sociales, económicos, políticos,
los problemas de la cultura y de la civilización contemporánea,
todos los sufrimientos del hombre de hoy,
sus dudas, sus negaciones, sus desbandadas,
sus tensiones, sus complejos, sus inquietudes...
Ayúdanos a traducir todo esto a un lenguaje evangélico
sencillo y provechoso.
Ayúdanos a resolver todo en clave evangélica,
para que Cristo mismo pueda ser «Camino-Verdad-Vida»
para el hombre de nuestro tiempo.
Así te lo pide a Ti, hijo santo de la Iglesia, hijo de la tierra italiana,
el Papa Juan Pablo II, hijo de la tierra polaca.
Y espera que no se lo niegues, que le ayudaras.
Has sido siempre bueno y te has apresurado siempre
a ayudar a cuantos a Ti se han dirigido.


Fuente; Frate Francesco.org 


Novena por los sacerdotes a San Juan Maria Vianney

Pureza exquisita. Oh Santo Cura de Ars, de ti un testigo de tu vida dijo esta frase: "Le hubiéramos tomado por un ángel en un cuerpo mortal".

Tu edificaste a tantos otros: la modestia y la exquisita pureza radiaban de tu cuerpo. Con ese encanto y con ese entusiasmo predicaste a otros acerca de esas bellas virtudes que tu decías se asemejaban al perfume de un viñedo en flor.

Por favor yo te imploro que unas tus súplicas a las de María Inmaculada y Santa Filomena para que siempre guarde, tal y como Dios me pide, la pureza de mi corazón. Tu, que has dirigido a tantas almas hacia las alturas de la virtud, defiéndeme en las tentaciones y obtén para mí la fortaleza para conquistarlas.

Santo Cura de Ars, tengo confianza en tu intercesión. Ruega por mi durante esta novena y especialmente por…
Todos los sacerdotes del Mundo Entero, y las Almas Consagradas. 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

" Te Amo, Oh! mi Dios

Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
Final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.

San Juan María Vianney
 
Te invitamos a escuchar a La Vidente de La Virgen Maria Madre de las Almas Consagradas Hna Clara Montilla..DioS te Bendiga!!!!!


No hay comentarios: